El discurso de Pablo Casado ante los dirigentes de su partido ha servido este jueves para marcar el inicio de una nueva etapa en el PP. Fue una intervención vibrante, cargada de positividad y acogida con entusiasmo por los barones.
Casado habló de "ensanchar" los apoyos acercándose a la sociedad, de convertir al PP en "la casa del centroderecha" y de conquistar los diez millones de votos que le permitan derrotar en las urnas a Sánchez.
Nueva etapa
Las palabras de Casado confirman el giro que empezó a vislumbrarse el lunes con la inesperada destitución de su portavoz parlamentaria, Cayetana Álvarez de Toledo. El mensaje del líder del PP, traducido a román paladino, significa que para sintonizar con la mayoría hay que alejarse tanto de los hooligans de la derecha como del entreguismo de Rajoy.
Para abrir esta nueva etapa, Casado ha ascendido en el organigrama interno a tres personas de su confianza: José Luis Martínez-Almeida -que pasa a ser el número tres del partido-, Cuca Gamarra y Ana Pastor. Todos ellos, por su talante, personalizan bien la imagen que pretende transmitir la formación a partir de ahora.
Oposición inteligente
El líder del PP ha marcado un rumbo claro a seguir que disipa dudas y acaba con el runrún que había entre bastidores por la falta de impulso. Casado quiere una oposición inteligente, menos agria, pero no va a prestarse a ser la muleta de Pedro Sánchez.
De ahí que subrayara que su obligación es persuadir a los españoles de que hay una alternativa de Gobierno moderada y eficaz, y que para conseguirlo hay que abrir una "puerta ancha" que permita entrar desde liberales a socialdemócratas desencantados. Por ese camino sí, el PP sienta las bases para ser alternativa de poder.