El Gobierno ya ha enviado a la Comisión Europea la actualización del Plan de Estabilidad (y el Programa Nacional de Reformas, que incluye las perspectivas macroeconómicas y fiscales para 2021-2024) que tenía que mandar antes del fin del mes de abril.
El documento es una recopilación de las medidas y reformas anunciadas durante los últimos meses. Pero también hay novedades. Entre ellas, la supresión de las medidas y de las ayudas laborales puestas en marcha a raíz de la pandemia de Covid-19.
Estas novedades, en cualquier caso, cuentan con que la vacunación se realice de forma exitosa y sin contratiempos a lo largo de este 2021, y que toda la población española esté inmunizada antes del 31 de diciembre.
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, entregado junto al Plan de Estabilidad y que fue presentado por el presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados el pasado 14 de abril, se someterá ahora al juicio de la Comisión Europea.
Dicho de otra manera. La cuenta atrás para España ha comenzado. En dos meses, Bruselas emitirá su dictamen sobre la propuesta española.
Nuevos impuestos
La propuesta sometida al escrutinio de la Comisión Europea todavía no se ha trasladado al público, al menos en su formato definitivo.
El plan es que cada uno de los ministros presente los aspectos de ese plan que caigan dentro de su ámbito de actuación durante los próximos días.
Más allá de las previsiones sobre el crecimiento del PIB (6,5% en 2021 y un 7% en 2022) y el déficit (8,4% del PIB en 2021, 5% en 2022), el Programa de Estabilidad recoge los impuestos incluidos en los Presupuestos Generales del Estado para 2021.
Dichos impuestos ponen el acento en la adaptación del sistema fiscal español a la economía digital mediante las tasas Google y Tobin. También recoge detalles, no especialmente novedosos, sobre la llamada fiscalidad verde, así como las nuevas medidas contra el fraude que el Gobierno aprobará durante los próximos meses.
Sin embargo, y a pesar de que todavía no ha salido a la luz su contenido definitivo, ya se sabe que este no será completo. Las tres principales reformas que se proponen en el plan no están todavía cerradas.
Se trata de las reformas fiscal, laboral y de pensiones. Pero aunque estas no están todavía definitivamente perfiladas, las negociaciones ya se han puesto en marcha. La intención del Gobierno es haber cerrado al menos una primera fase de la reforma del mercado laboral y de las pensiones antes de que llegue el verano.
Es decir, justo a tiempo para demostrar a Bruselas que las reformas en España van en serio y que el Gobierno está en sintonía con los objetivos marcados por la Unión Europea.
Tira y afloja
Sin embargo, y a pesar de lo expuesto, lo cierto es que los fondos europeos todavía no han superado una de sus pruebas definitivas: la de ser aprobados en todos los países de la UE.
Quedan por tanto unos meses de tira y afloja. Tira y afloja que, en el caso español, tendrá dos vertientes.
La primera vertiente es el tira y afloja que habrá entre el Gobierno y Bruselas.
La segunda, el tira y afloja que se producirá, con toda seguridad, en el seno del propio Gobierno y ejemplo del cual serán las tiranteces (que las habrá) entre Nadia Calviño y Yolanda Díaz.
El gran plan de Europa todavía tiene ese punto débil, sí. Pero pocas veces en la historia de la humanidad ha habido un consenso universal como el actual sobre cuáles deben ser los motores del desarrollo económico futuro: la sostenibilidad, la digitalización, la cohesión social y territorial, y la igualdad.
Y no es ese un logro menor. El Gobierno confía en que los fondos europeos tengan un impacto anual del 2% del PIB y que ayuden a la creación de 800.000 nuevos puestos de trabajo en el plazo de seis años. Son sólo previsiones, pero no habría mejor noticia para los trabajadores y los empresarios españoles que estas se cumplieran.