Los Presupuestos Generales del Estado pagarán un peaje en Cataluña que recaerá en el bolsillo de los ciudadanos madrileños. Según la documentación dada a conocer por el Ministerio de Hacienda, Cataluña recibirá 231 millones más de inversión pública respecto a 2021. Madrid, en cambio, perderá cerca de 100 millones.
En concreto, y como explica INVERTIA, la inversión pública territorializada en Cataluña será de 2.230 millones, por sólo 1.151 millones en Madrid. Una diferencia de más de mil millones de euros que no se justifica en ningún caso por la diferencia poblacional: 7.5 millones de catalanes por 6.6 millones de madrileños.
Madrid, la gran damnificada por estos Presupuestos, pasará a recibir el 8,9% de las inversiones del Estado cuando en 2021 recibió el 10,3%. La Comunidad de Madrid representa el 14% de la población española y genera más de un 19% del PIB.
Globalmente, la inversión en Cataluña será el 17,4% del total. La inversión del Estado será también superior a la madrileña en la Comunidad Valenciana. Ximo Puig, que ha hecho bandera de la tesis de que los madrileños deben compensar a los valencianos por lo que él llama efecto capitalidad, se llevará el 9,3% de las inversiones, casi medio punto más que Madrid, siendo su peso económico y poblacional mucho menor.
Un peaje del Gobierno
Es inevitable interpretar estos Presupuestos como el peaje que el Gobierno paga a sus socios parlamentarios independentistas a cambio de que estos le permitan agotar la legislatura. Es inevitable también interpretarlos como un castigo a la Comunidad de Madrid, el motor económico nacional y la única autonomía que ha resistido el envite de la epidemia con una política diferenciada de la del resto de comunidades españolas.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha respondido a las preguntas acerca de la desigualdad en las inversiones en Cataluña y Madrid con el argumento de que esta última recibirá importantes cuantías en el apartado de inversiones no territorializadas.
Aunque la previsión de inversiones no equivale a la ejecución final de estas, es evidente que los Presupuestos Generales del Estado presentados ayer por el Gobierno parecen destinados a contentar a ERC. Una ERC que, previsiblemente, agradecerá como es debido el gesto del Gobierno dado que este le permite justificar frente a sus votantes la patada adelante al procés que supone la mesa de diálogo.
Un Gobierno débil
Desde un punto de vista más general, los Presupuestos giran alrededor de tres ejes.
El primero es el gasto social, que se dispara a pesar de que España es el país con el mayor déficit estructural de la UE. Un gasto social que se pretende sustentar con un incremento sin precedentes de la recaudación y que ni siquiera contempla la rebaja de medio punto en las previsiones del PIB español para 2021 que ayer hizo público el FMI.
El segundo, unos jóvenes a los que Pedro Sánchez mima frente a la sospecha de que estos parecen estar alejándose del PSOE y acercándose en los sondeos a Unidas Podemos. Algo que recordó ayer mismo, y no precisamente de forma inocente, Iván Redondo durante una entrevista en Espejo Público: "Yolanda Díaz es la líder de los menores de 45 años, que son un 40% del censo".
El tercero, el eterno problema territorial, solventado con el mencionado incremento de la inversión en Cataluña y la reducción de esa misma inversión en un País Vasco que, con total seguridad, exigirá compensación durante la tramitación de los Presupuestos en el Congreso de los Diputados.
Si algo han demostrado estos Presupuestos es la dificultad de diseñar unas cuentas públicas razonables y equitativas cuando estas dependen de un Gobierno débil que debe pagar infinidad de peajes a socios desleales y oportunistas a cambio de su mera supervivencia.