La bola de nieve del que ya puede ser calificado como 'el caso Garzón' sigue creciendo día a día y no tiene visos de detenerse. Como informa hoy EL ESPAÑOL, el enfado en el sector ganadero y entre las decenas de miles de familias que viven de él en toda España ha perjudicado ya las expectativas electorales del PSOE en Castilla y León. Una comunidad en cuya economía tiene un peso muy importante la ganadería.
El enfado en el PSOE, mayor incluso de lo que se trasluce en público, quedó ejemplificado ayer durante la entrevista que el ministro de Agricultura, Pesca y Ganadería, Luis Planas, mantuvo por la mañana en Onda Cero.
Luis Planas, el cuarto ministro más valorado por los españoles tras Margarita Robles, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, se quejó de que Alberto Garzón se lanzara a hablar de un tema que no es competencia de su ministerio, en un medio extranjero de relieve y no precisamente en beneficio de los intereses españoles, sino acusando al sector ganadero español de producir carne de mala calidad procedente de animales torturados en granjas contaminantes.
Motivos para el enfado
El ministro tiene motivos para el enfado. "Si alguien habla de alimentación, lo normal es que me llame" dijo Planas, que también calificó de "lamentable" la polémica y que dijo preferir callarse cuando fue preguntado por la capacidad de Alberto Garzón para ocupar el cargo que ocupa. Si hubiera respondido a la pregunta, Planas habría generado con total seguridad una crisis en el Gobierno mayor de la ya existente.
"Los alimentos de España son los mejores productos agroalimentarios del mundo" dijo también durante la entrevista Planas, intentando sanar las heridas generadas en el sector ganadero por las declaraciones irresponsables, pero sobre todo ignorantes, de Alberto Garzón sobre un sector del que lo desconoce todo y al que denigra utilizando la plantilla habitual en las carpetovetónicas obsesiones ideológicas de Unidas Podemos: los empresarios son siempre avariciosos explotadores, el capitalismo sólo genera dolor y las grandes empresas son siempre dañinas o contaminantes o inmorales.
Tácticas populistas
Podemos sigue insistiendo en que las declaraciones de Garzón han sido tergiversadas y ha calificado la polémica de "bulo" a pesar de que la entrevista sigue ahí, en el diario británico The Guardian, para todo el que quiera leerla.
Es un truco habitual entre radicales y populistas, y no muy diferente a las tácticas de Donald Trump cuando acusa a sus rivales de aquello que él hace a diario: mentir, victimizarse, dividir a los ciudadanos y teatralizar hasta el paroxismo la política.
Al encastillarse en el error e insistir en sus insultos contra el sector ganadero, Unidas Podemos hace imposible que el Gobierno pase página.
Porque la idea que ha calado entre los españoles no es la de que Garzón "alabó" al sector ganadero y criticó unas supuestas macrogranjas de las que no ha dado un solo ejemplo durante la última semana, sino la de que pretendió boicotear uno de los principales sectores productivos españoles (España es el quinto exportador mundial de carne y el que más cerdo vende al extranjero) como antes boicoteó al sector de la publicidad, al del turismo, al de las bebidas azucaradas o al de los juguetes.
La idea que ha calado, en resumen, es que parte del Gobierno trabaja con especial entusiasmo en contra de los intereses de España y de los españoles. Y esa idea puede que le convenga a Unidas Podemos para ganar votantes entre un sector marginal y muy radicalizado de la sociedad. Pero dinamita al PSOE y las expectativas de que Pedro Sánchez vuelva a ocupar la Moncloa en 2024.