La tardanza del Gobierno en incorporar a la legislación española las directivas de la UE que pretenden incrementar la transparencia de las próximas elecciones europeas hará que cientos de miles de españoles introduzcan el 9 de junio en las urnas unas papeletas que no reflejarán la realidad de su candidatura.
La confusión se producirá entre los votantes de los partidos de la coalición independentista Ahora Repúblicas, que incluirá a EH Bildu, ERC, BNG y otras formaciones locales. También entre los de la coalición formada por PNV y Coalición Canaria, que en 2019 se presentó con el nombre CEUS (Coalición por una Europa solidaria).
La confusión surgirá porque la legislación española permite, en contra de lo que solicitan las directivas europeas, que las papeletas de los partidos pertenecientes a una coalición cualquiera muestren en su propia autonomía su nombre, su logo y sus candidatos, y no los de la coalición en la que se han integrado.
De esta manera, los votantes de Ara Més de las islas Baleares, por ejemplo, encontrarán en los colegios electorales papeletas con el logo de su partido y con sus candidatos en los primeros puestos de la lista. Pero en realidad estarán votando por la coalición Ahora Repúblicas, en la que se ha integrado Ara Més.
El engaño radica en que los candidatos de Ara Més, que en la lista real de Ahora Repúblicas figurarán en posiciones muy retrasadas, no tienen ninguna posibilidad de salir elegidos. Es decir, que votando a Ara Més, los votantes baleares estarán en realidad dando su voto a los candidatos que figuren en los primeros puestos de la lista de Ahora Repúblicas, que con total seguridad serán de ERC y de EH Bildu.
Lo mismo podría ocurrir con Sumar si los partidos encuadrados en la coalición así lo solicitan. Y entre esos partidos, Más Madrid, Compromís, los 'comunes' de Ada Colau y la Chunta Aragonesista. De esta manera, los votantes de la Chunta Aragonesista, por ejemplo, creerán estar votando por sus candidatos en los primeros puestos de la lista cuando en realidad estarán votando por los de Sumar, Más Madrid o los 'comunes'.
La legislación española beneficia por tanto a los partidos mayoritarios de esas tres coaliciones porque serán ellos los que sumen a su 'cuenta de resultados' los votos de los simpatizantes de partidos locales que no tienen ninguna posibilidad de obtener representación en el Europarlamento.
Y aunque habrá con total seguridad muchos votantes de esas coaliciones que estén informados de que su papeleta no refleja la realidad de la candidatura, la posibilidad de que unos cuantos miles de votantes introduzcan su papeleta en la urna sin saberlo es suficiente motivo para que el Gobierno hubiera adaptado las directivas europeas.
¿O es que todos los votantes baleares, o gallegos, o aragoneses, están de acuerdo en que su papeleta sirva para que consiga su escaño de eurodiputado un político de EH Bildu, ERC o Sumar en vez de uno de Ara Més, el BNG o la Chunta Aragonesista?
Lo que está en juego aquí no es un mero tecnicismo legal irrelevante, sino la transparencia del sistema. La simple posibilidad de que unos pocos miles de votos 'confundidos' sirvan para que obtenga escaño un político que no lo habría conseguido en circunstancias de total transparencia es motivo suficiente para levantar la voz de alarma.
El problema es, además, de concepto. Porque aunque las aspiraciones de los partidos independentistas y localistas puedan ser legítimas, lo cierto es que la actual UE es una Europa de los Estados, no una Europa de los pueblos. Y mientras así sea, es necesario que las papeletas electorales reflejen la realidad de las candidaturas y no una realidad alternativa imaginaria y sin correlación con lo realmente votado.
Porque si esos partidos comparecen en coalición es, precisamente, porque no tienen la fuerza electoral suficiente como para conseguir representación por sí solos.
Confundir a los electores manipulando la realidad de las candidaturas es una perversión de la democracia y del proceso electoral.
España sigue teniendo una deuda pendiente con la transparencia.