Teresa Ribera, Nadia Calviño, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz.

Teresa Ribera, Nadia Calviño, Pedro Sánchez y Yolanda Díaz.

LA TRIBUNA

PSOE y Podemos, ¿coalición de Gobierno o cohabitación?

Los cambios en el Consejo de Ministros refuerzan el presidencialismo de Pedro Sánchez y no favorecen la consolidación de un proyecto de izquierdas común a PSOE y Podemos.

17 julio, 2021 01:49

Todavía siento una cierta perplejidad por la remodelación del Gobierno recientemente decidida por el presidente Pedro Sánchez. Y no sólo por su forma precipitada y por la profundidad de los cambios. También por la sustitución de los ya escasos pesos políticos al frente de algunos ministerios en favor de una imagen joven y feminista que por otra parte yo creía acreditada.

Pero, sobre todo, por la homologación por parte del PSOE de la persona de Sánchez, sobre lo que tampoco parecía haber discusión interna alguna.

Algunos de estos cambios apuntan a un giro hacia el centroizquierda después del fiasco de la alianza de conveniencia con Ciudadanos. Y, más que a la integración de la gestión municipal, a la disputa de las candidaturas a la presidencia de los Gobiernos autonómicos contestatarios con las principales líneas de la política del Ejecutivo, como ha ocurrido recientemente con la aprobación de los indultos de los condenados por el procés.

Además de relanzar al Gobierno y de fortalecer a corto plazo a uno de los partidos que lo componen, tanto los ceses (en los que independientemente de su oportunidad se ha visto una cierta falta de sensibilidad) como los nombramientos, interpretados en clave interna, pueden ser motivo de desconfianza ante la concentración del poder presidencial. 

Los cambios no favorecen la consolidación de un Gobierno con un proyecto común y perjudican al partido minoritario, al que se trata como un adosado al palacio de la Moncloa

Pero, sobre todo, esos cambios (primero por parte de Unidas Podemos y ahora por la del PSOE), lejos de dar una imagen de coalición, abundan en una cohabitación que puede ser cómoda para un PSOE acostumbrado al monopolio del Gobierno e incluso para un Unidas Podemos situado a medio camino de la gestión y la ideología.

Pero no favorecen la consolidación de un Gobierno con un proyecto común y perjudican al partido minoritario, al que se trata como un adosado al palacio de la Moncloa.

Sobre todo si la parte mayoritaria se reafirma en la prioridad de la recuperación económica, en el marco de la política y los fondos de reconstrucción europeos, así como en la relación con los Gobiernos autonómicos y locales. Y en particular con el de la Generalitat. Dejándole en cambio a la otra parte del Gobierno tan sólo el forcejeo por el desarrollo de los programas sociales de sus departamentos ministeriales y la relación con los grupos parlamentarios que dieron respaldo a la investidura. 

La salida de Pablo Iglesias corre el riesgo de diluir aún más la imagen de coalición y el papel influyente de Unidas Podemos en favor de un presidencialismo reforzado

Es cierto que la carencia de un referente claro en el Gobierno por parte de Unidas Podemos desde la salida de Pablo Iglesias reduce la exposición, la obsesión y el encarnizamiento mediático. Pero, al mismo tiempo, corre el riesgo de diluir aún más la imagen de coalición y el papel influyente de Unidas Podemos en favor de un presidencialismo reforzado.

En ese desequilibrado reparto sólo se salva Yolanda Díaz, ministra de Trabajo, que después de más de una decena de acuerdos, en los que se ha labrado una buena imagen, tiene por delante la parte del león de la reforma laboral. Reforma que la patronal sigue considerando poco menos que casus belli

Espero y deseo, en todo caso, que el relanzamiento del Gobierno de coalición y la recuperación económica se logren en bien de todos.

*** Gaspar Llamazares es excoordinador general de Izquierda Unida, candidato de Actúa y autor del libro Pandemónium, diario de pandemia y populismo.

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