El injusto informe de la ONU sobre Israel
Es una continuación de la propaganda antiisraelí por parte de una rama del Consejo de Derechos Humanos que tiene un largo historial de prejuicios contra el Estado judío.
No hubo nada sorprendente en el informe recientemente publicado por la Comisión de Investigación de la ONU (COI) sobre el papel de Israel en los Territorios Palestinos.
El historial de prejuicios contra Israel del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la composición de la comisión de tres personas garantizaban que el informe sería escandalosamente parcializado. Y estuvo a la altura de las expectativas.
Esto no quiere decir que no haya legítimas cuestiones que causan preocupación en los territorios, ya sea en relación con los asentamientos, la discriminación de los palestinos, la violencia de los colonos o ciertos círculos israelíes que piden la anexión de partes de Cisjordania.
Sin embargo, lo que sigue siendo absurdo en este informe es la casi total ausencia de cualquier contexto para esta difícil situación. O de cualquier papel o responsabilidad en ella por parte de las políticas, actitudes y comportamiento de los palestinos. Las escasas referencias a algo así aparecen en varios puntos en los que el COI cita la violencia palestina y las preocupaciones de seguridad israelíes como factores de la realidad que describen. Esas referencias no son más que palabrería.
El informe luego va más allá y descarta la relevancia de la violencia palestina y las preocupaciones de seguridad israelíes describiéndolas como meras excusas de Israel para hacer lo que supuestamente siempre ha querido hacer: imponer una ocupación permanente y anexarse territorio, de facto si no por ley.
"Ni una palabra sobre el sistema educativo de la comunidad palestina, que predica y enseña el odio a Israel y a los judíos y las virtudes de la violencia contra el Estado judío"
Es sorprendente lo que este informe omite de contexto para este difícil entorno. Ni una palabra sobre el rechazo palestino durante décadas. Ni una palabra sobre las medidas israelíes que contradicen la narrativa de que Israel busca la ocupación permanente y la anexión.
Ni una palabra sobre los esfuerzos israelíes para mejorar la vida de los palestinos, a pesar del rechazo palestino y el terrorismo, representados por los miles de trabajadores palestinos que se ganan la vida decentemente trabajando en Israel cada día. Ni una palabra sobre las fuerzas antidemocráticas y la corrupción de Hamás o la Autoridad Palestina, que han contribuido en gran medida a los males del pueblo palestino. Ni una palabra sobre el sistema educativo de la comunidad palestina, que predica y enseña el odio a Israel y a los judíos y las virtudes de la violencia contra el Estado judío.
Lo más significativo en relación con los dos temas principales del informe —que Israel está empeñado en avanzar hacia el control permanente de Cisjordania y su población palestina y hacia la anexión de facto—, es que jamás menciona las numerosas ofertas de paz israelíes que habrían transformado la vida de los palestinos, incluso mediante la creación de un Estado palestino.
La oferta de Israel en Camp David, y posteriormente en Taba, en 2000, habría supuesto la retirada de los israelíes de la mayor parte del territorio y el desmantelamiento de la mayoría de los asentamientos. Los palestinos no aceptaron y recurrieron a la violencia y los atentados suicidas.
"Es necesario abrir nuevas posibilidades de negociación y soluciones, aunque los palestinos no hayan demostrado estar preparados para ellas"
Luego, con el primer Ministro Ariel Sharon, vino la retirada unilateral de Gaza, incluso de todos los asentamientos, solo para que Israel se encontrara con una toma de posesión de Hamás y años de ataques desde Gaza contra los civiles israelíes. Y luego, en Annapolis en 2008, Israel ofreció a los palestinos una oportunidad más para poner fin al conflicto y avanzar hacia un Estado mientras Israel se retira. Pero, una vez más, no hubo respuesta.
En resumen, hay cuestiones reales que discutir, pero es imposible hacerlo de forma seria y responsable cuando el enfoque es tan prejuiciado como el informe del COI. La consecuencia de esa parcialidad es hacer que los palestinos vuelvan a pensar que la historia está de su lado en su rechazo de décadas a la legitimidad de Israel. Este engaño ha sido perjudicial para los palestinos y se repite aquí una vez más.
Al mismo tiempo, un informe como este les hace el juego a los israelíes que ven el mundo en su contra y prefieren el statu quo en lugar de soluciones e iniciativas creativas.
En conclusión, Israel seguramente rechazará este informe por lo que es: una continuación de la contraproducente propaganda antiisraelí por parte de una rama de la ONU que tiene un largo historial de prejuicios contra el Estado judío.
Al mismo tiempo, la realidad de la situación en los territorios, aunque no refleje ni la permanencia israelí ni la anexión, exige iniciativas israelíes sobre el terreno para mejorar las condiciones de vida de los palestinos y abrir nuevas posibilidades de negociación y soluciones, aunque los palestinos no hayan demostrado estar preparados para ninguna de ellas.
*** Kenneth Jacobson es Vicedirector Nacional de la Liga Antidifamación (ADL).