A nadie le amarga un dulce. O eso dicen. Y eso —o algo parecido— fue precisamente lo que debió pensar Diana Ballart allá por el año 2017. Después de estudiar Publicidad y Relaciones Públicas y trabajar durante varios años en una agencia de marketing digital, esta gerundense decidió especializarse en innovación y metodologías ágiles matriculándose en el Máster de Innovación y Desarrollo Empresarial de la Universidad de Girona.
Durante esa etapa y junto a tres compañeros del máster, decidió presentarse a una competición organizada por Catalunya Emprèn. En ella, los participantes debían desarrollar una idea innovadora siguiendo la metodología de ‘Design Thinking’. En este caso, tenía que ser una idea que estuviera relacionada con el ámbito sanitario. Y fue de esa idea —o más bien de una muy parecida— de donde nació ‘The Smart Lollipop’.
Este chupachups inteligente, desarrollado por Diana y su equipo, permite detectar enfermedades con una muestra de saliva en apenas diez minutos, siendo la hipercolesterolemia y la celiaquía las dos primeras lineas de diagnóstico. El procedimiento es sencillo. Los pacientes, que por ahora son niños, escogen el sabor de chupachups que desean. “Tenemos diferentes caramelos porque para nosotros la experiencia del paciente es muy importante”, explica su creadora. Posteriormente, comienzan a saborearlo con total normalidad, como si fuera una piruleta tradicional. A medida que el paciente va disfrutando del dulce, se va captando su saliva, se limpian las posibles impurezas que esta pueda tener y es a través de un biosensor como se diagnostica finalmente la enfermedad.
“Trabajamos con un biosensor para la hipercolesterolemia y otro para la celiaquía. La saliva llega al biosensor y hace una reacción. Son unos tres minutos más o menos lo que ya tenemos testeado, y 10 de digitalización”, cuenta Diana a EL ESPAÑOL. Tras recoger la muestra, el paciente devuelve el caramelo al técnico que ha procedido a realizar la prueba y este lo coloca en un lector universal. “Leerá todos los caramelos sin importar si este diagnostica hipercolesterolemia, celiaquía o lo que saquemos en un futuro. De esta forma, tenemos un diagnóstico digitalizado en una plataforma online. Comparado con realizar un test con sangre, se reducen tiempos, personal, transportar la muestra al laboratorio, esperar los resultados… y lógicamente, la experiencia del paciente cambiando el dolor de la aguja por diversión, con el caramelo”, añade.
En la actualidad, el producto se encuentra en la fase de desarrollo, concretamente en la parte de validación. Si se cumple lo previsto, estos chupachups inteligentes podrían llegar a los hospitales —públicos y privados— el próximo año y a través de estudios clínicos. “El objetivo es demostrar que el análisis que hacemos en saliva tiene la misma validez que el resultado que se tiene ahora mismo en sangre, del diagnóstico al que vamos”, cuenta Diana. Después, automáticamente, se procederá a pasar a la fase regulatoria, previa a la salida del producto al mercado, que en este caso está prevista para finales de 2024 o principios de 2025.
[El insólito caso de Miquel, el payés e ingeniero que patenta el primer tractor amarillo eléctrico español]
Y aunque parezca que estos chupachups inteligentes son ya todo un avance en la medicina de diagnóstico, lo cierto es que para la compañía de Diana tan solo se trata del punto de partida. “Aunque ahora estamos trabajando con nuestros primeros diagnósticos, que son hipercolesterolemia y celiaquía, el objetivo es ir desarrollando diferentes biosensores, que es con lo que trabaja nuestro lollipop, para abarcar el máximo número de diagnósticos posibles que podamos tener con saliva", explica.
Además de conseguir aumentar las enfermedades que el caramelo es capaz de detectar, los creadores de 'The Smart Lollipop' buscan también ampliar el público al que está orientada la prueba. A pesar de que en un primer momento se utilizará tan sólo en niños, lo cierto es que desde la compañía pretenden que en un futuro pueda ofrecerse también al público adulto.
"Aportamos una solución completamente 'friendly' para el paciente"
Tal y como explica Diana, el producto se implantará tanto en hospitales como en farmacias. En el caso de los centros hospitalarios, será de gran utilidad tanto en urgencias como en la propia consulta. “La hipercolesterolemia es asintomática, pero la guía de recomendación pediátrica establece que se debería hacer un screening genérico porque muchos más niños de los que parece padecen esta enfermedad. Ahora mismo no se realiza este screening genérico porque se tiene que hacer un análisis de sangre. Y entonces no se va a pinchar a un niño cuando la enfermedad es asintomática. Aportamos una solución completamente friendly para el paciente", añade.
En el caso de la celiaquía, será sobre todo en las urgencias donde resaltará aún más su valor. Normalmente, esta enfermedad es detectada a través de un análisis de sangre. Pero lo cierto es que desde hace años se buscan otras pruebas menos invasivas. “Nosotros lo que hacemos es que cuando ya haya varios síntomas presentes, damos el lollipop porque es una prueba muy sencilla de realizar y así se puede descartar una celiaquía”, cuenta.
Las farmacias también se sitúan como uno de los establecimientos favoritos para comercializar el producto. Según explica Diana a este periódico, ya han sido muchas las que han mostrado interés por vender su producto en un futuro. En este caso, la prueba se deberá realizar en el propio establecimiento y será el farmacéutico el encargado de hacerla. "Siempre vamos acompañados por un técnico", explica. En cuanto a su precio, asegura una cosa: será accesible.
“El precio va a ser accesible, completamente accesible. Realmente por esta razón queremos que sea una prueba accesible a todos los públicos y a todas las familias. Tal y como estamos trabajando es para que el coste final sea económico y poder así conocer el impacto real en la sociedad”, añade.
La idea
Diana nació en Barcelona, aunque a cualquiera que le pregunte le responderá que es de Llançà, un pequeño pueblo de la Costa Brava, en Girona. Allí vivió desde muy pequeña hasta su etapa más adulta. Tras finalizar sus estudios de Publicidad y Relaciones Públicas, decidió estudiar un Máster en Innovación y Desarrollo Empresarial en la Universidad de Girona. Gracias a esa formación, pudo especializarse en innovación disruptiva y metodologías ágiles. Actualmente, en su tiempo libre y con el propósito de no dejar de formarse, también es investigadora en la Universitat de Girona.
Junto a tres compañeros, decidió presentarse a una competición en la que debían desarrollar una idea innovadora relacionada con la salud. Se celebró en el Palau Sant Jordi de Barcelona, que reunió para la ocasión nada más y nada menos que a 7.000 participantes divididos en más de 300 equipos. Y de entre todos ellos, el grupo de Diana resultó el vencedor de la prueba.
"No quería que se quedara en esa idea inicial loca"
“Esto nos permitió hacer unas aceleraciones con la compañía Imagine Creativity Center, que es una consultora de innovación, con la que podíamos desarrollar el producto. Después de la primera aceleración me di cuenta de que quería continuar adelante con el proyecto, que no quería que se quedara en esa idea inicial loca e innovadora”, explica.
— ¿Qué te dijeron en tu entorno cuando decidiste seguir adelante tú sola con la idea?
— Cada uno tiene ya un camino profesional establecido, es diferente. En aquel momento éramos estudiantes de Máster, todos estábamos trabajando y teníamos un camino definido. Tampoco había nadie que hubiera emprendido antes, ni nadie que tuviera conocimientos en salud. El reto era muy grande. Se necesita mucha energía, perseverancia y resiliencia para continuar adelante con esto. Fue todo bastante natural y fluido. Y por parte de mi entorno más cercano siempre tuve todo el apoyo, mi familia me animó a probarlo y mis amigos siempre han estado allí viendo como crecía el proyecto. Los primeros dos años yo compaginaba mi trabajo con el de 'The Smart Lollipop' y en esos momentos donde el riesgo es enorme, todo está por construir y debes compaginarlo como puedes con tu trabajo… tener a gente que te anima a probarlo es gasolina para continuar adelante. Hasta que llegó un momento que vi que tenía que lanzarme de cabeza a la piscina y estar a tiempo completo en The Smart Lollipop para que realmente esto avanzara. Recuerdo el día, estaba sola en casa y me puse a llorar cuando decidí que daría el paso
A pesar de su experiencia en el mundo del marketing digital, a Diana siempre le había llamado la atención la medicina. Su primera formación y experiencia en el ámbito de la salud fue como técnica de Terapia Asistida con perros en hospitales, “dónde la experiencia del paciente pediátrico es sin duda el centro”, pero ella buscaba mejorar la experiencia a través de la creatividad, la tecnología, y siendo especialmente disruptiva. Y aunque contaba con la parte de innovación y negocio — gracias a sus estudios — necesitaba la parte médica para hacer de su chupachups inteligente una realidad.
En 2018 conoció a los que ahora son sus socios fundadores en la entidad: el pediatra Roger García y la experta en comercialización de dispositivos médicos y fármacos Lorena Toda. “Cuando los conocí vi que estábamos creando el equipo de cofundadores ideal por nuestros perfiles complementarios, pero ha resultado que más allá de nuestro perfil profesional como personas nos entendemos a la perfección. Esto es clave para avanzar y crecer”.
Durante los dos años siguientes, los tres cofundadores estuvieron inmersos en la validación clínica y en los primeros prototipos para, después, comenzar a colaborar con el CSIC para la parte dedicada a la investigación. A partir del 2020, comenzó a llegar el primer capital: subvenciones públicas y premios a través de competiciones de pitch. Y, tal y como explica Diana, entonces todo fue más fácil. “Cuando ya tienes subvenciones, puedes invertir en personal y en material”, cuenta.
Pero más allá de la financiación, Diana se muestra muy agradecida con la implicación de los miembros en diferentes momentos del camino, como Andrea Bikfalvi o Xavier Verdaguer en los inicios, Marc Masa durante todo el proceso y Albert Valeta, el actual CTO de la compañía. “Albert y yo nos conocimos en Silicon Valley (California) en un programa de aceleración liderado por Imagine Creativity Center. En ese momento yo estaba en los inicios de la startup y Albert en otro proyecto, pero al cabo de dos años, cuando ya teníamos forjada nuestra amistad, le expliqué que creía que su perfil encajaría en 'The Smart Lollipop' y se sumó al proyecto aportando, como ya imaginaba, muchísimo valor”.
Siempre confió en su idea, aunque sabía que el camino no sería nada fácil. “Desarrollar un dispositivo médico desde cero sin tener soporte de ninguna empresa ni Universidad es muy complicado, pero siempre me he sentido con toda mi energía para intentar encontrar la forma de tirar hacia adelante. Al inicio había semanas que de 7 noches, 4 o 5 soñaba en el proyecto.”, explica. Por esta razón, para ella es todo un orgullo estar alcanzando su objetivo. Y eso sí, no se olvida nunca de destacar la labor y el trabajo de todo su equipo.
“Estoy orgullosísima de cómo está avanzando todo, del equipo, de tener gente implicada y contratada y de los avances en el producto. También de que ya tengamos espacio propio con laboratorio, oficina y sala de prototipado en el Parque Científico y Tecnológico de Girona para trabajar más conectados que nunca. Es un gran orgullo y, a la vez, la simple demostración de que estamos en el camino correcto. Es lo que visualizaba para que esto funcionara. Sabía que iba a mover cielo y tierra para que fuera una realidad”, cuenta.
"Queremos ser el objeto clásico de extracción de muestra de saliva"
El futuro
Todavía queda mucho camino para llegar al final. De hecho, la propia Diana asegura que el proceso ha sido largo y complejo, aunque al igual que el de cualquier otro procedimiento de creación de dispositivos médicos. Sin embargo, considera que desde 'The Smart Lollipop' han sido bastante ágiles dentro de los tiempos que marca el sector.
Su objetivo, asegura, es la salida al mercado de su chupachups inteligente. Más allá de marcar un hito por lograr este tipo de diagnóstico rápido en enfermedades como la celiaquía o la hipercolesterolemia, la compañía catalana busca posicionar su producto como el mejor recolector de saliva existente.
“Así como existe la jeringuilla y es el objeto clásico para extracción sanguínea, queremos ser el objeto clásico de extracción de muestra de saliva. Y además, somos digitales. Nuestro objetivo es salir al mercado y ampliar el producto al mayor número de diagnósticos posibles”, concluye.