Que nadie busque el post donde se habla del homenaje ruso a los franquistas en el canal de Telegram de la embajada rusa en Madrid: lo destruyeron tan pronto como sus propios compatriotas comenzaron a bombardearles con sus críticas. "O Kirill Andreyevich Budaev es un ignorante o sabía lo que hacía y en ambos casos merece ser destituido", se ha leído por doquier en Rusia, especialmente en la prensa filobolchevique.
Docenas, si no cientos, de artículos y publicaciones en las redes han comentado lo ocurrido este verano en un tono atravesado entre la perplejidad y la cólera. Quienes se han cuidado bien de no mencionar lo acaecido para que no transcienda a todo el mundo ruso son los medios de comunicación oficialistas sobre los que sustenta Putin su poder.
La situación fue tan grotesca que, de no ser por el reportaje fotográfico que da fe de lo ocurrido y que ellos mismos publicaron, muchos en la Federación de Rusia se hubieran apresurado a asegurar que lo que aconteció a finales de la primavera en un pueblo de Guadalajara es, en verdad, una invención de los agentes extranjeros y los enemigos de la patria, que es la denominación con la que designa el Kremlin a cualquiera que cuestione al presidente y sus palmeros.
En este caso no había lugar a los equívocos porque incluso la propia nota publicada el pasado 9 de junio por la legación diplomática rusa en España parecía ufanarse inicialmente de haber tomado parte en la ofrenda floral a los caídos zaristas de Franco, un dictador al que Stepan Bandera profesaba una indisimulada y correspondida admiración.
Ni siquiera la cadena de eufemismos con los que trataron de adornar los hechos en su publicación de Telegram deja lugar a la duda: "El consejero y jefe de la sección consular K.A. Budaev rinde homenaje a la memoria de los representantes de la diáspora rusa que participaron como voluntarios en el Guerra Civil Española (1936-1939) del lado del Ejército Nacional de España".
La entrada precisaba que Budaev y otros rusos acudieron al acto de homenaje respondiendo a una invitación de una asociación histórico-militar madrileña llamada La Tizona. No menos sorprendente resultaba que, del lado español, hubiera tomado parte en la ofrenda y la liturgia posterior un alcalde que figuraba en una lista socialista, el primer edil de la ciudad manchega de Checa, Jesús Alba Mansilla. Según la propia web de transparencia de la Diputación de Guadalajara (actualizada por última vez en abril de 2021), Mansilla es afiliado al PSOE desde 2005 y miembro de su ejecutiva provincial desde 2007.
¿En qué consistió el acto del pasado 9 de junio exactamente? En primer lugar, el diplomático ruso -acompañado de varios compatriotas y autoridades locales- depositó flores junto a una gran cruz ortodoxa del Calvario situada en un paraje conocido como el cerro del Contadero. La cruz en cuestión se sustenta sobre una base de metal y fue erigida hace ahora once años en memoria de los soldados zaristas rusos que combatieron del lado del dictador Francisco Franco durante la Guerra Civil.
El rito de consagración del monumento fue presidido en 2012 por el entonces rector de la parroquia de la Natividad de Cristo en Madrid, el arcipreste Andrei Kordochkin, junto al rector del Santo Gran Mártir Jorge el Victorioso de Valencia, el arcipreste Sergio Prosandeev, y el del Santo Gran Mártir Jorge el Victorioso de Madrid. También, el abad Piros, de la Iglesia ortodoxa georgiana.
Se da la circunstancia de que la cruz fue también inaugurada por Jesús Alba Mansilla, el mismo alcalde socialista que regresó hace un par de meses con los funcionarios rusos para recordar a los franquistas. Checa es un pequeño pueblo que no alcanza siquiera los trescientos habitantes censados. El pasado viernes, tratamos de contactar infructuosamente con Alba Mansilla para conocer el motivo de su presencia en un acto de exaltación de tropas franquistas junto a funcionarios rusos del Gobierno de Putin.
La historia
¿Por qué ubicaron esa cruz en el cerro del Contadero? Porque fue justamente en ese emplazamiento donde se hallaban ubicadas las posiciones de combate en las que peleó el destacamento de los soldados rusos, desde el 1 de septiembre de 1938 al 16 de enero de 1939. En esa misma colina, el arcipreste Alexander Shabashev (1881-1956) ofició una liturgia ortodoxa el 9 de octubre de 1938.
El que hoy es deán de la catedral ortodoxa Santa María Magdalena de Madrid, Andrei Kordochkin, no estaba la pasada primavera entre el grupo de rusos que obsequiaron la memoria de los franquistas. A principios de este año, el canónigo fue descabalgado temporalmente durante tres meses de sus responsabilidades eclesiásticas en España por su oposición a la agresión a Ucrania y a la guerra.
El que sí estuvo presente en el homenaje fue el arcipreste de la catedral, Nikolai Efimchuk, quien ofició el servicio en memoria de los soldados blancos rusos caídos en esas tierras de La Mancha. Tanto Kordochkin como Efimchuk han sido frecuentemente criticados por los patriotas rusos. Del deán suele decirse que ha tomado una postura abiertamente proucraniana en el conflicto.
Respecto a Nikolai Efimchuk, se recuerda a menudo que de 2012 a 2019, antes de partir hacia España, atendió a militares de la 19.ª Brigada de Misiles Jmelnytsky de las Fuerzas Armadas de Ucrania. La citada unidad realizó el mantenimiento de los sistemas de misiles Tochka-U, posteriormente usados por los ucranianos en el Donbass. Los panfletos de los ultras rusos insinúan asimismo que la parroquia de la Iglesia Ortodoxa Rusa de María Magdalena de Madrid, con el apoyo del rector, ha sido secuestrada por lo que ellos denominan "el rebaño pro-Bandera".
De fondo, Ucrania
Es un hecho que Franco y los franquistas a los que homenajearon en La Mancha mantuvieron unas relaciones idílicas con los banderistas. En palabras del escritor e historiador germano-polaco Grzegorz Rossolinski, con ningún país del mundo mantenía mejores relaciones la Organización de Nacionalistas Ucranianos de Stepan que con la España del caudillo. En 1950, un obispo ucraniano llamado Buchko viajó a Madrid en nombre de Bandera y logró persuadir al dictador "para que admitiera a los partidarios del Ejército Insurgente de Ucrania (UPA) y de las Waffen-SS Galizien en sus academias militares".
Tras aquella primera visita de Buchko, el mismo Providnyk o líder de los ultranacionalistas de Kiev, Stepan Bandera, viajó a la capital de España junto a su segundo, Yaroslav Stetsko, para entrevistarse con el "Generalísimo". Tal y como cuenta Rossolinski en el libro The Life and Afterlife of a Ukrainian Nationalist, como consecuencia del acuerdo de cooperación que suscribieron durante esa reunión, se convino que Radio Nacional de España emitiera contenidos en ucraniano desde Madrid tres veces por semana.
Aunque ha sido imposible conseguir una confirmación oficial por parte de la embajada, algunos medios rusos de comunicación aseguraron a principio de verano que el Moscú ha llegado a considerar la posibilidad de destituir, no solo al propio consejero Kirill Andreyevich Budaev, sino al embajador plenipotenciario Yuri Klimenko. Ha sido un patinazo de antología que han intentado ocultar a toda costa, especialmente en España. Budaev tiene 38 años y es el hijo de un diplomático ruso con una larga trayectoria como embajador en distintos países de América Latina. El último destino de su padre, Andrey Vladimirovich Budaev, fue la embajada de Uruguay.
¿Zaristas en las tropas franquistas?
Entre los rusos retratados al término del homenaje de Checa, se hallaba igualmente Vladimir Pototsky posando bajo la cruz con un libro ruso de memorias del voluntario franquista ruso Anton Yaremchuk: "Voluntarios rusos en España 1936-1939". La sorpresa general que ha causado estos hechos va incluso más allá del propio homenaje, dado que la presencia de rusos en las filas de Franco era prácticamente desconocida, no solo en nuestro país, sino también en Rusia.
Se estima que en el bando de los sublevados combatieron entre 100 y 170 zaristas. Al menos el doble de voluntarios "blancos" (denominación histórica de las tropas monárquicas de Rusia) lucharon junto a los republicanos. Todavía más notorio es que el consejero de la embajada no agasajara la memoria de todos los zaristas, sino exclusivamente de los monárquicos tradicionalistas y absolutistas que apoyaron al dictador.
¿Quiénes son los soldados a los que erigió una cruz hace once años un ayuntamiento presidido por un alcalde manchego que figura en una lista socialista?
Los primeros voluntarios
Fueron cuatro veteranos del Ejército Blanco: los generales Fok y Shinkarenko, el capitán Krivosheya y el capitán de Estado Mayor Polujin.
Según cuenta Georgy Chumakov en un artículo sobre los guardias blancos de Iberia, su deseo de ir a la guerra era tan grande que atravesaron el desierto del Marruecos español para cruzar la frontera, donde fueron inicialmente confundidos con espías comunistas.
Fok era un veterano de la Primera Guerra Mundial que tenía ya 57 años al llegar a España. Shinkarenko fue uno de los primeros oficiales que se alistó en el cuerpo de voluntarios cuando solo contaba con unos pocos centenares de hombres. Todos estos militares zaristas fueron degradados en el ejército de Franco. El grupo más numeroso de rusos — unos veinte soldados— sirvió dentro de un destacamento propio integrado en el batallón Doña María de Molina. Otros 12 zaristas acabaron sirviendo en el Cuerpo Expedicionario Italiano, que no formaba parte del ejército franquista.
Tal y como recoge Chumakov en el artículo citado, así describía su estancia en España un desconocido voluntario ruso en el número 173 de la revista Sentinel del 1 de septiembre de 1936: "Aquí, en el sur español, toda la población está contra los bolcheviques. Sólo hay que ver cómo se saluda a los blancos. Los rojos cometen atrocidades como las nuestras. Ya hemos pasado por unas dos docenas de pueblos y yo personalmente vi iglesias destruidas, quemadas y contaminadas, cadáveres de sacerdotes, cadáveres de niños y mujeres. Yo personalmente vi y estuve presente cuando se redactó el protocolo: la esposa de un gendarme que se había ido a los blancos, madre de cuatro hijos, fue violada delante de los niños por una banda de Guardias Rojos, y luego sus dos hijos fueron asesinados frente a ella. Escenas terribles que naturalmente amargan también a los blancos".
El grueso de estos voluntarios zaristas sirvieron en unidades de infantería, a diferencia de los especialistas soviéticos, quienes, en su mayor parte, combatieron en unidades de aviación, defensa antiaérea o en carros de combate. Según se explica en el canal de Telegram 'Hijos de la Monarquía', hay acreditado al menos un combate aéreo entre ambos bandos, cuando el teniente Marchenko, que pilotaba un bombardero, chocó en el cielo de Zaragoza con una escuadrilla de cazas soviéticos al mando del capitán Yeremenko. Su avión fue alcanzado y, aunque consiguió aterrizarlo, fue abatido en tierra por los republicanos.
Los comentarios
El grueso de los comentarios rusos sobre lo ocurrido en Checa es reprobatorio, pero hay también, sin embargo, quien aplaude la presencia de Budaev desde los sectores tradicionalistas. "¿Por qué el embajador ruso honra a los franquistas? ¿No lo entiende? Se lo explicaremos”, escribe Elena Chudinova. "En primer lugar, prestad atención a la figura que aparece en el centro de la imagen. Es un sacerdote.Y no importa si es ortodoxo o católico. Lo importante es que los franquistas eran cristianos y los republicanos eran subcreyentes como los bolcheviques rusos. Nuestro país ya no es la URSS. Su ideología ya no es la ideología del Estado. Las primeras personas del país participan oficialmente en los servicios de celebración de la Iglesia Ortodoxa Rusa. El apoyo soviético a los ateos de alguna manera no es relevante para nuestro país hoy en día. El mundo lo percibe como un país cristiano, como un país que mantiene normas de vida religiosas".
Es un hecho conocido y probado que una parte significativa de la ultraderecha española simpatiza con los rusos y mantiene lazos institucionales con algunos de los grupos y colectivos que combaten en el frente contra Ucrania. Recientemente, por ejemplo, Manuel Andrino, de La Falange, publicó en VK (el Facebook ruso) un vídeo de apoyo a La Otra Rusia, el partido creado por Eduardo Limonov. "Desde la sede de La Falange, un fuerte abrazo para nuestros camaradas de La Otra Rusia que pelean por su patria y por sus ideales en Ucrania contra el globalismo y contra el Nuevo Orden Mundial". La Otra Rusia ha sido la organización de cuyos contactos se han servido varios voluntarios españoles para combatir en el Donetsk del lado de Moscú. Entre los prorrusos españoles hay un turolense llamado Andrés que no duda en describirse como patriota, nacionalista y socialista.
Lo absurdo de estas nuevas redes de alianzas creadas en las cuentas del sistema es que, en este caso, un falangista brinda apoyo a una formación que se considera nacional-bolchevique y, por ende, depositaria de parte de los valores socialistas de la Unión Soviética, contra la que Franco combatió enviando el contingente de hombres de la División Azul. Todos los emigrantes zaristas que lucharon de su lado y sobrevivieron a la Guerra Civil española terminaron siendo parte de esa unidad de voluntarios de infantería.
Este mismo semanario digital dio a conocer el pasado mes de febrero los vínculos entre el Movimiento Imperial Ruso (MIR) y la Legión Imperial con varias formaciones españolas de nacionalistas como Democracia Nacional o la ya citada La Falange. Desde el inicio del conflicto, el MIR abastece al bando ruso de tropas formadas a menudo por supremacistas blancos, fascistas, antisemitas y ultranacionalistas rusos que supuestamente luchan para "desnazificar" Ucrania.