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Toledo vive este sábado la que probablemente será una de sus bodas más importantes del año. En una ciudad como esa, presta para la leyenda y el romanticismo, no es poca cosa. Todo está cuidado con mimo, al detalle… y es que el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, se ha casado con la mexicana Paulina Sánchez del Río Nájera, una directiva del banco HSBC. A sus 53 años, el número dos de Santiago Abascal lo ha hecho por primera vez y por todo lo alto, en el convento San Juan de los Reyes, símbolo del poder de los Reyes Católicos.
Este diario ya adelantó el pasado mes de marzo el enlace que se ha consumado este sábado. Además, EL ESPAÑOL | Porfolio ha podido saber que la pareja ha sellado su compromiso comprándose una casa ubicada en la localidad madrileña de Soto del Real y a la que previsiblemente se irán a vivir tras convertirse oficialmente en matrimonio, tal y como marcan los cánones. La vivienda es un secreto, aunque no debería.
Según ha podido comprobar esta revista, Ortega Smith no ha incluido el chalé en su Declaración de Bienes y Rentas obligatoria en el Congreso de los Diputados. Con ello está incumpliendo la Ley Orgánica del Régimen Electoral General que obliga a los diputados a notificar ante la Cámara Baja los cambios patrimoniales “cuando modifiquen sus circunstancias”. Tampoco lo ha comunicado al Ayuntamiento de Madrid, donde ejerce de concejal. Se trata de algo muy similar a lo que hizo Santiago Abascal con su casa valorada en un millón de euros, hace justo un año, y que desató una polémica política que duró semanas.
Ajeno a todo ello, Ortega Smith ha hecho de su boda un gran evento político y privado. No es sólo por lo impresionante que es y el significado que tiene el convento, ni por la mítica Venta de Aires en la que después se ha hecho el banquete, sino porque ha invitado a los 52 diputados de Vox y, también, por supuesto, a la plana mayor del partido que no trabaja en ninguna institución sino en la sede.
Ahí se juntarán su res privata y su res publica, sus compañeros de trabajo podrán conocer a su madre, Ana María Smith-Molina y a sus hermanos, Víctor Manuel, Fernando Eduardo y María Elena. El padre es el único que faltará, ya que falleció en 2019. Aunque él, Francisco Javier, es el político famoso e influyente, su familia no se queda corta en cuanto a poder, al menos, económico: están bien situados y son propietarios de hasta 29 inmuebles ubicados entre España y Argentina.
Entre las propiedades de la familia Ortega Smith destacan casas en zonas lujosas como las que tienen en la calle Arturo Soria o en el barrio de Chamberí, ambas en Madrid; pero también fincas, otras viviendas e incluso una capilla en el pueblo asturiano de Castropol y varios inmuebles en zonas de alta alcurnia de la capital argentina, Buenos Aires. Tienen tanto patrimonio que, de hecho, tras la muerte del padre del número dos de Vox, él mismo decidió renunciar a parte de la herencia y aparentemente sólo ha recibido la mínima legítima.
Con todos estos detalles, la boda de Javier Ortega Smith se resignifica. No es sólo el enlace de un rostro conocido de la política, sino el descendiente de una familia poderosa que se une en matrimonio, en una ceremonia a la que han acudido gran parte de los miembros de uno de los partidos mayoritarios del país, con toda la simbología de los Reyes Católicos y Toledo de fondo.
La casa secreta
En el municipio madrileño de Soto del Real hay una pequeña urbanización con vistas exclusivas hacia el berrocal de La Pedriza. El único trajín que cabe esperar una tarde cualquiera es el de los padres. Padres que llevan a los amigos de sus hijos de vuelta a casa, quedándose a mirar hasta que hayan entrado por la puerta. Padres que pitan desesperadamente desde el coche hasta que sus retoños salen vestidos de fútbol y con el bocata en la mano. Parece un anuncio del american way of life, aunque a la madrileña.
Es en esa urbanización donde Ortega Smith se ha comprado la casa que mantiene en secreto junto a Paulina Sánchez del Río Nájera. El inmueble, construido en el año 2000, consta de 1.056 metros cuadrados de finca con una vivienda unifamiliar de 237 metros cuadrados construidos, según aparece en los datos del Registro de la Propiedad. Además de la piscina que alberga en el jardín, tiene tres plantas con cuatro dormitorios, dos cuartos de baño, salón comedor, cocina y un “pequeño” porche en la fachada principal que puede servir también de aparcamiento.
Para adquirir esta propiedad, a medias entre él y su pareja, les han concedido una hipoteca de 390.940,61 euros a pagar en los próximos 23 años. Según la estimación del portal Idealista, la casa estaría valorada en 409.095 euros. Ambos realizaron la escritura el pasado 1 de junio, desde entonces ha pasado tiempo suficiente para declararla en el Congreso, algo que no ha querido hacer a pesar de ser su obligación.
Esta situación es muy similar a la polémica que le estalló a Santiago Abascal justo en octubre del año pasado. El líder de la formación ultraderechista se había comprado una casa por un millón de euros el 23 de julio de 2020, seis días antes del anuncio de la moción de censura fallida que llevó a cabo contra Pedro Sánchez. Él, como ahora su compañero Ortega Smith, también ocultó la adquisición ante la transparencia pública y se desató una polémica que tardó semanas en apagarse.
Ley Orgánica del Régimen Electoral General.
Artículo 160.1. Los Diputados y Senadores están obligados a formular declaración de todas las actividades [...] así como de sus bienes patrimoniales, tanto al adquirir como al perder su condición de parlamentarios, así como cuando modifiquen sus circunstancias.
De todas formas, Ortega Smith y Paulina Sánchez no parecen tener prisa por irse a vivir a su nuevo nido de amor. Cuenta de ello dan las persianas constantemente bajadas, que le dan un aura de casa encantada, y las bolsas con escombros que hay en el porche. La están reformando antes de mudarse definitivamente tras la boda. Quizás porque necesita que la adecenten antes, quizás porque el dogma religioso dicta que antes del enlace, nada. En cualquier caso, poco les queda.
Cigarral y boda
¿Y por qué elige Toledo para casarse?, pensarán algunos. Aunque no vive ahí, el vínculo de Francisco Javier Ortega Smith con la capital castellanomanchega, otrora capital de España, le viene de familia.
Su bisabuelo por parte paterna fue Dámaso Fernández-Arias, un renombrado doctor que nació en el seno de una distinguida familia de Madrid y bien relacionada entre las altas esferas desde el siglo XIX. A través de él se puede empezar a trazar el patrimonio familiar del secretario general de Vox y los suyos, ya que tenía numerosas propiedades en la aldea de Figueras, en el municipio asturiano de Castropol, y la joya de la familia de todos los inmuebles de los Ortega: el cigarral de Santa Elena en Toledo, con vistas directas al Alcázar de la ciudad.
El cigarral de Santa Elena, de 18.788 metros cuadrados de superficie, está ubicado en la orilla sur del río Tajo y fue comprado en 1931 por Fernández-Arias. Dos años más tarde, le cambió el nombre en honor de su mujer, Elena. En aquellos años fue uno de los mejores cigarrales de la zona por las vistas que tenía y se encontraba junto a los del diplomático Salvador de Madariaga y el entonces alcalde de Toledo, Alfredo Van Den-Brule, conocido como el alcalde de la concordia.
Pero Fernández-Arias pudo disfrutar poco tiempo del inmueble, ya que falleció escasos años después -el 22 de junio de 1934, según se recoge en las esquelas de la época- y la propiedad pasó a su mujer y después a su hija, Sara Fernández-Arias. Ésta se casó con Víctor Manuel Ortega Pérez, el abuelo del secretario general de Vox. El propio Javier Ortega Smith habitó una temporada en el cigarral cuando de pequeño fue al antiguo colegio Sadel de Toledo y, más tarde, cuando volvió para estudiar Derecho en un centro en la ciudad adscrito a la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente, él mismo es propietario de una octava parte junto a sus hermanos y su madre.
Con ese contexto familiar, no es de extrañar que el número dos de Vox haya elegido Toledo como ciudad para su enlace. Y, al igual que las vistas al Alcázar están recubiertas de simbolismo por lo que supuso en la Guerra Civil, el lugar que han elegido para llevar a cabo la boda a mediados de octubre también está plagado de significados.
El Monasterio de San Juan de los Reyes, la iglesia de nave cubierta con bóvedas de crucería, donde Ortega Smith y Sánchez del Río Nájera se han mirado por primera vez como marido y mujer, es el edificio más importante de todos los que erigieron los Reyes Católicos, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Se construyó con la intención de que fuera un mausoleo real en conmemoración de la batalla de Toro y por el nacimiento del príncipe Juan. En la actualidad es uno de los monumentos que mejor representan el estilo gótico isabelino y es reivindicado como una de las joyas de la corona de la ciudad del Tajo.
Y después de lo divino, lo terrenal: la ceremonia se ha transformado en fiesta y banquete en la Venta de Aires, un restaurante centenario fundado en 1891 como venta de obreros que a lo largo del tiempo ha luchado para acabar convirtiéndose en uno de los principales sitios hosteleros de la ciudad. Ahí son habituales las bodas de la alta sociedad toledana y cuenta hasta con “servicio exclusivo de Wedding Planner y Protocolo”, según se puede leer en su propia página web.
Castropol, suyo
Si una persona como Javier Ortega Smith, alguien teóricamente modesto que en sus dos declaraciones de bienes entregadas al Congreso aseguró haber cobrado 23.087 euros en 2018 y 14.046 euros en 2019, rozando el Salario Mínimo Interprofesional de 13.510 euros anuales, se puede permitir una boda por todo lo alto y tan alejada de las posibilidades del resto de los mortales es por toda la fortuna que ha estado amasando su familia desde entonces, desde la época de su bisabuelo Dámaso Fernández-Arias.
En las páginas locales del diario ABC del 21 de diciembre de 1931, Dámaso y su mujer Elena presentaron en sociedad a su hija: Sara Fernández-Arias, la abuela de Javier Ortega Smith. Aunque nadie excepto la familia conoce la fecha exacta, ella y el abuelo del segundo de Vox, Víctor Manuel Ortega Pérez, se casaron algún día entre esa puesta de largo y 1934, ya que en la esquela de Dámaso figuraba como hijo político.
Víctor Manuel Ortega Pérez también fue una persona destacada en su ámbito profesional. Abogado notable ya desde que empezó a ejercer durante la Segunda República, en 1931, le llegó su culmen durante el franquismo, convirtiéndose en una figura muy cercana al régimen. Le nombraron letrado mayor del Ayuntamiento de Madrid, le dieron la medalla de la ciudad y a su funeral, el 1 de abril de 1962, acudieron destacadas figuras políticas como José Finat -entonces alcalde de la capital- y Escrivá de Romaní -hombre de confianza de Francisco Franco y de Ramón Serrano Suñer y con profundas conexiones con el nazismo-.
Y ahí se acabó el panteón de hombres ilustres de la familia Ortega. Su padre, Víctor Manuel Ortega Fernández-Arias, siguió la tradición familiar de dedicarse a la abogacía aunque con un puesto más modesto en el gabinete jurídico de Renfe. Pero no acabó ahí el panteón de mujeres ilustres. Y es que la madre del secretario general de Vox, Ana María Smith-Molina, de origen argentino y que aún vive, proviene de una familia vinculada a la empresa constructora bonaerense Smith-Molina S.A., fundada en 1956 y con mucha trayectoria en el sector.
Multipropietarios
A través de ese linaje, la familia directa de Ortega Smith ha ido amasando una gran cantidad de propiedades repartidas por Madrid, Asturias y Buenos Aires. Él, su madre y sus tres hermanos -Víctor Manuel, Fernando Eduardo y María Elena- son propietarios de un total de 29 inmuebles, según ha podido comprobar esta revista en el Registro de la Propiedad español y en su homólogo argentino.
Como en la viña del señor, en el listado patrimonial de aquellos que forman la familia directa de Ortega Smith, hay un poco de todo. Las titularidades se mezclan entre unos y otros. Por ejemplo, todos ellos son titulares del cigarral de Toledo, pero Javier Ortega Smith tiende a comprarse inmuebles con su hermano Víctor Manuel -el mayor- mientras que María Elena -la hermana pequeña-, es una especie de outsider que apenas participa en los negocios inmobiliarios de la familia.
De todos, el que más participación amasa en los bienes familiares sigue siendo el páter Víctor Manuel Ortega Pérez que, aunque ha fallecido, aún aparece como propietario en el Registro de la Propiedad. No sólo es titular de parte del cigarral toledano, también posee junto a la madre un piso de 209 metros cuadrados en Arturo Soria (Madrid) y numerosos terrenos y fincas, y hasta una capilla en el municipio asturiano de Castropol. Le sigue en el podio de propietarios Ana María Smith-Molina. Ella comparte al menos siete propiedades con el padre, y también es titular en exclusiva de hasta cinco viviendas en una céntrica calle de Buenos Aires.
El siguiente en la lista de mayores terratenientes de la familia es el propio Javier Ortega Smith. Tiene tres propiedades él solo, pero otras cinco junto a su hermano mayor Víctor Manuel, tres con Fernando y dos con la hermana pequeña, María. Aunque todos viven en Madrid, la mayoría de sus propiedades están en Castropol: ahí tienen 10 casas, un prado, tres huertas, tres fincas y la capilla del padre.
Víctor, además de idéntico físicamente al diputado de Vox, es consultor autónomo de proyectos de ingeniería tras pasar 23 años en la Sociedad Española de Montajes Industriales. Fernando, en cambio, regentó durante años una tienda de chucherías en Chamberí hasta que una enfermedad le sacó del mercado laboral. En cuanto a María, lleva años vinculada a una ONG en Madrid que busca paliar los efectos del fracaso escolar en los jóvenes.
Rechazó la herencia
A pesar de que los diputados del Congreso tienen la obligación de aclarar qué propiedades tienen y hacerlo en su Declaración de Bienes y Rentas, el secretario general de Vox no sólo ha estado ocultando la vivienda en Soto del Real, sino que además ha estado camuflando los inmuebles que sí declara. Los datos extraídos del Registro de la Propiedad permiten ver que ha mentido en varias ocasiones.
Así, en su documento entregado a la Cámara Baja, aparecen dos solares que compró en 2016, pero que en realidad son casas. De una vivienda de la que asegura ser titular al 14,3%, en realidad lo es al 100%. Y hay otro solar que heredó en el año 2000 del que es propietario al 25%, aunque declara serlo sólo del 8%. Además, camufla el impresionante cigarral con vistas al Alcázar de Toledo bajo el discreto título de “finca”.
Esos son los detalles que refleja en el documento que entregó en noviembre de 2019, al poco de conseguir su escaño en el Congreso, cuando Vox entró por primera vez en la Cámara Baja y lo hizo por todo lo alto, con 52 diputados. Meses después, en octubre de 2020, actualizó su Declaración a raíz de haber heredado tras el fallecimiento del padre. El análisis de la misma y su comparación con los datos de registros de la propiedad que ha consultado esta revista permiten concluir que Javier Ortega Smith o bien ha rechazado parte de la herencia y se ha acogido a la mínima legítima, o bien está ocultando propiedades de nuevo.
El fallecido padre del secretario general de Vox todavía figura como titular de al menos 13 propiedades. Cinco de ellas son titularidad exclusiva suya y otras cinco con la madre. Las demás las tiene con sus hijos. A Javier Ortega Smith le tocaría heredar una parte de todas esas propiedades y aumentar su porcentaje en aquellas cuya titularidad ya compartía con su progenitor.
Sin embargo, el número dos de Santiago Abascal, en su Declaración del pasado mes de octubre de 2020, sólo declaró haber recibido 55.000 euros como herencia y nada más que tres propiedades: el 25% de una vivienda, el 1,4% de un solar y el 8,33% de una huerta. ¿Y lo demás? ¿Y la capilla y todas las casas que el padre tenía en Castropol?
Por algún motivo desconocido, el secretario general de Vox ha decidido no aceptar la herencia y parece que sólo se ha ceñido al mínimo porcentaje que permite la legítima. Quizás es por no tener que pagar los impuestos por haber heredado, o por no tener que gestionar un patrimonio tan elevado. O quizás están junto a su nueva casa de Soto del Real: en un limbo ajeno a la Transparencia. Sólo él lo sabe.