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A finales de julio de 2015, Felipe VI (1968) se reunió oficialmente en Mallorca con la entonces presidenta del Parlamento balear, Xelo Huertas, de Podemos. La política le pidió al recién estrenado monarca que abriera al público los jardines de Marivent, la residencia estival de los reyes en la isla a la que acuden, aunque cada vez menos, en verano y Semana Santa.
De hecho, el último Domingo de Resurrección, celebrado el pasado 17 de abril, los reyes rompían con una de las tradiciones más arraigadas en la relación Corona-Mallorca: su presencia en la misa de Pascua en la catedral de Palma. La ausencia real fue "un shock" para algunos y la confirmación de un secreto a voces para otros. Ratifica que Marivent, cuyos jardines abrieron al público en 2017, ha dejado de ser, definitivamente, la segunda corte real española. Lejos quedan las fotos, como la que abre este reportaje, de 2007, de los veranos en Mallorca con toda la familia de Juan Carlos I posando supuestamente bien avenida.
Paradójicamente, fue en Mallorca donde arrancó imparable el llamado fenómeno de la transparencia en la Casa Real, que ha llevado esta semana a la publicación del patrimonio del monarca. Ésta es la historia de la muerte anunciada de la corte de verano de Felipe VI de Borbón con las cuentas del Palacio de Marivent.
En Mallorca, bajo la lupa política y judicial, comenzaron a levantarse las alfombras monárquicas: de las cuentas del yate Fortuna, regalo millonario de empresarios baleares con colaboración del gobierno isleño al emérito; a los negocios de Urdangarin, juzgados en el Caso Nóos en Mallorca en 2016 tras una investigación de más de cinco años.
El yate, como Nóos, terminó en los tribunales. La tripulación tuvo que acudir a los Juzgados de lo Social para reclamar indemnizaciones tras su despido. El entonces rey Juan Carlos I renunció al yate en 2013 porque corrían tiempos de crisis económica en España y sólo llenar su depósito costaba más de 20.000 euros.
La despedida del yate marcaba el principio del fin del idilio mallorquín de Juan Carlos I, quien tuvo en la isla a su amante más querida: Marta Gayá.
De hecho, sobre ella, más que sobre Corinna, se ha apuntado que fue la única por la que habría estado dispuesto, en los años 90, a divorciarse de la reina Sofía. Gayá actualmente viviría en Ginebra.
Yates, amantes, fiestas con amigos, escándalos de corrupción... toda esa parte que representa el reinado de Juan Carlos I y que pueda relacionarse con el Palacio de Marivent es algo de lo que precisamente huyen los actuales reyes, Felipe VI y Letizia. La única pareja que, de la foto de 2007 que abre este reportaje, continúa unida.
Propiedad de Baleares
Aunque se le suele llamar Palacio, Marivent es una casona mallorquina sobre la playa de Cala Mayor, en Palma, de cuyo usufructo disfruta la Casa Real. No pertenece a Patrimonio Nacional, sino al propio Gobierno de las islas. Su mantenimiento le cuesta un millón de euros al Govern de Baleares. En concreto, lo asume la Conselleria de Presidencia. Este 2022, 990.000 euros.
Desde el año 2015, en Baleares gobierna un pacto entre el PSIB -Partido Socialista de las Isla Baleares-, Unidas Podemos y la coalición Més, un pacto de izquierdas que trabaja por una mayor presencia del catalán en la sociedad isleña. La presidenta regional, Francina Armengol, defiende "intereses comunes" entre Cataluña y la Comunidad Valenciana. No parece el hábitat más cómodo para los titulares de la monarquía española.
Por lo ideológico y lo económico, algunos políticos baleares han pedido abiertamente a Felipe VI que devuelva Marivent "al pueblo". Lo han hecho oficialmente este mismo mes de abril mediante una carta. De hecho, la petición se produjo tan sólo unos días antes de Semana Santa. Un grupo de diputados de Unidas Podemos del Congreso y del Parlament de Baleares envió una misiva a Felipe VI invitándole a marcharse de Marivent. A que se lo devolviera "al pueblo".
El envío de la carta fue tan solo unos días antes de la ausencia real de la misa de Pascua. ¿Casualidad? "Lo comentamos, efectivamente, cuando no vinieron", señala a EL ESPAÑOL | Porfolio Esperança Sans, portavoz adjunta de Unidas-Podemos en el Parlament balear.
"Es la primera vez que se pide oficialmente a la Casa Real que devuelvan el Palacio de Marivent"
Los morados baleares ya han recibido acuse de recibo de su carta desde la Casa Real, aunque no respuesta a su solicitud. "Era la primera vez que la petición se hacía de forma oficial", explica Sans. La misiva argumenta su demanda recorriendo la historia de Marivent, una casona mallorquina construida entre 1923 y 1925 por el arquitecto Guillem Forteza Pinya por encargo del pintor Juan de Saridakis. Lo que pasó tras su muerte mezcla a la realeza con el legado familiar, los tribunales y, desde hace unos años, los partidos antimonárquicos de Baleares.
Destino: un museo
"Hagamos un poco de memoria para recordar los avatares que ha vivido este palacio", señala la misiva. En 1996, la viuda de Saridakis donó Marivent a la Diputación Provincial de Baleares. Contrato de por medio, puso dos condiciones: podía servir para albergar a jefes de Estado extranjeros de visita, pero debería abrirse como museo al público.
Sin embargo, en 1973, "la dictadura de Franco", recuerda Podemos, "define Marivent como la residencia veraniega de Juan Carlos I". Los herederos de Saridakis acudieron a los tribunales. Lograron, en 1986, la devolución del contenido de Marivent. Patrimonio Nacional reamuebló el complejo.
Ese mismo año, 1986, Marivent vivió uno de sus momentos más gloriosos: Lady Di posa en las escaleras del palacio de verano junto al Príncipe de Gales y la familia real española.
"Para Lady Di, Mallorca era una fuente de libertad y regresaría a Marivent otros veranos. Su atracción y repercusión mediática no ha sido todavía superada por ningún personaje de cuantos han pasado por la isla", señala el periodista Marcos Torío en su libro Veranos en Mallorca. Los paparazzi regalaban a Mallorca una promoción turística grandiosa: la isla era el destino de los royals y la jet.
Claves de la carta de Unidas Podemos a Felipe VI
Origen de Marivent. En 1966, la viuda de Saridakis donó "mediante contrato el edificio de Marivent y el contenido que había dentro (unas 1.300 obras, 2.000 libros y más de 100 piezas de mobiliario) a la Diputación Provincial de Baleares con la condición de que fuera un museo abierto y de que, excepcionalmente, pudiera ser utilizado para jefes de estado extranjeros. Se expresó en el contrato, de hecho, la siguiente condición: si la residencia de Marivent no se destinaba al uso deseado por el fallecido pintor y su esposa durante un período superior a seis meses, el palacio debía ser devuelto a su donante o a sus herederos, recoge Podemos.
Franco. En 1973, "la dictadura de Franco define Marivent como la residencia veraniega de Juan Carlos I, nombrado años antes por el dictador heredero de la Jefatura del Estado a título de Rey", inciden los firmantes de Podemos.
1986. "Ese año, una decisión judicial ordenó la devolución de las obras, el mobiliario y los libros al heredero de Saridakis, que los reclamaba porque no se estaba cumpliendo con el mandato de la persona donante y con lo estipulado en el contrato de donación. Patrimonio Nacional dotó de nuevo de obras de arte al palacio".
Son Vent. "En 1993, en plena democracia, se produjo la cesión a la comunidad autónoma de las Illes Balears del chalé de Son Vent (del comandante de Marina de la isla), anejo al palacio de Marivent, para que fuera puesto a disposición de la Familia Real para la futura ampliación de sus dependencias en la isla"
Un millón de euros al año. "Conviene tener en cuenta", continúa la carta de Podemos, "que el Govern de la Comunidad Autónoma, titular del inmueble, destina para mantenimiento de instalaciones y jardines casi un millón de euros anuales. A eso, hay que sumarle que Patrimonio Nacional se encarga del mantenimiento y del personal de la finca principal utilizada por la Familia Real en verano, con una dotación presupuestaria de unos 220.000 euros al año".
El Retiro y la Casa de Campo. Ante su petición de cesión o devolución al pueblo, Podemos compara Marivent con otros espacios que en otros tiempos la Monarquía disfrutó en exclusiva, como la Casa de Campo. "Recordamos, a este respecto, que existen otros ejemplos a lo largo de la Historia en los que se han terminado dedicando al uso público edificios y espacios que antes sólo podía disfrutar la Corona. Quizá el más importante sea la Casa de Campo de Madrid, que entregó al pueblo el 1 de mayo de 1931 Indalecio Prieto, ministro de Hacienda del primer Gobierno de la segunda República; o el parque del Retiro, que primero fue abierto al público a efectos recreativos durante el reinado de Carlos III y, después, coincidiendo con la Revolución Gloriosa de 1868, quedó bajo la titularidad del Ayuntamiento de Madrid". Así, señala Podemos, "ambos lugares los usan millones de personas y son un atractivo turístico y emblema de Madrid".
Atractivo para Palma. Por eso, asegura Podemos, "si el palacio de Marivent fuera devuelto a la ciudadanía de las Illes Balears para su disfrute público, los vecinos y las vecinas podrían disfrutar de uno de los enclaves privilegiados del entorno de Palma. En el mismo sentido, su incorporación al uso público supondría un indudable atractivo para las islas y un hermoso lugar de ocio y esparcimiento que podría ser disfrutado por centenares de miles de personas".
Modelo turístico. "Se trataría de un pequeño gesto de la Casa Real en el sentido de intentar contribuir, de alguna forma, a la salida de la crisis y a la diversificación del modelo turístico, impulsándolo desde un enfoque cultural y patrimonial. Por ello, a través de esta carta, le solicitamos la devolución del palacio a la ciudadanía de las Illes Balears para que, de acuerdo con la voluntad de la persona donante, se transforme en el museo que estaba previsto en el contrato de donación, un documento que no fue atendido por las autoridades franquistas en 1973, año en el que fue destinado a la Casa Real de los Borbones".
Las décadas de los 80 y los 90 fueron los años de esplendor de los veranos mallorquines con los reyes Juan Carlos y Sofía y sus hijos a la cabeza. De día, navegando en el Fortuna y en la vela, compartiendo escuela y competiciones con otros niños y adolescentes. Un poco más mayores también de noche, en los bares del Paseo Marítimo.
Lo recuerda Gari Durán (1963), doctora en Historia antigua y exsenadora del PP balear. Tiene la misma edad que la infanta Elena, 58 años. "Ellos hacían una vida normal y por la noche coincidíamos con ellos en los bares de copas, en la zona de Gomila, en Portals... Lo único que les distinguía es que a su lado había unos tipos que no se movían, con los brazos cruzados, y por eso sabías que eran sus guardaespaldas", señala.
"Las infantas y el príncipe hacían vida normal en Mallorca. Por la noche, los veíamos en los bares de copas"
De hecho, Durán afirma que esa normalidad de la familia real en Mallorca los acercaba al pueblo. En ese sentido, todo ha cambiado. "Actualmente existe una sensación de cierto desapego de la familia del rey a la isla. Parece obvio que no se van a repetir aquellos veranos de Juan Carlos y Sofía como una familia acomodada que se traslada a veranear a Mallorca y que se integra en la vela, en los restaurantes y en las calles de tiendas", recuerda.
Pero como ya hiciera Alfonso XIII, que terminó por despedirse de San Sebastián, su lugar de asueto, la Familia Real prácticamente ya no veranea en Mallorca. La diferencia, entre otras muchas, es que Felipe VI no ha cambiado Mallorca por otro sitio. Simplemente, sus vacaciones son más secretas.
De Donosti a Palma
Veraneos reales. Hay quien sostiene que el veraneo lo inventaron los reyes con sus casas estivales. En España, en cualquier caso, han marcado etapas y protagonizado Belles époques.
San Sebastián. En 1887, la reina Maria Cristina, tras el fallecimiento de su marido Alfonso XII, comenzó a trasladarse con la Corte al País Vasco. Primero con conocidos hasta que decidió que debían tener casa allí. Así se levantó el Palacio de Miramar, con unas espectaculares vistas sobre la bahía de la Concha.
Alfonso XIII. En el Palacio de Miramar pasaría sus veranos de la infancia y juventud Alfonso XIII (1886-1941), el rey que partió al exilio en 1931. Tras la Guerra Civil, los Borbones recuperaron la propiedad. En 1972, don Juan, el abuelo de Felipe VI, lo vendió al Ministerio de Cultura y al Ayuntamiento. Hoy es de titularidad municipal y sus jardines están abiertos al público, como los de Marivent. En 1973, Juan Carlos y Sofía iniciaron sus vacaciones en Mallorca.
Las infantas Leonor y Sofía no han acudido a ninguna escuela de vela en Mallorca. Sólo visitan en ocasiones el Club Náutico de Palma para saludar a su padre cuando participa. Fue precisamente en uno de esos días señalados, durante la celebración de la Copa del Rey de Vela en 2010 cuando Letizia, entonces princesa, pronunció la repetidísima frase de "¿tú crees que esto son vacaciones?" ante algunas periodistas. La frase ha quedado acuñada como la supuesta evidencia de que a Letizia no le gusta la isla.
La repetición de los tiempos de Juan Carlos y Sofia en Mallorca, incluso aunque los actuales reyes quisieran, se plantea como una auténtica utopía. Por varias razones. No sólo porque antes, recuerda Gari Durán, "no había partidos abiertamente antimonárquicos". Fue, señala la expolítica, algo a lo que no se tuvo que enfrentar Juan Carlos I. De hecho, nadie le pidió que abriera parte del Palacio.
"Los jardines de Marivent ocupan una superficie total de 9.155 metros cuadrados y destacan por su valor botánico, cultural, histórico y simbólico. El espacio constituye un ejemplo de jardín mediterráneo con un total de cuarenta especies vegetales diferentes, la mayoría autóctonas. Los visitantes pueden seguir diferentes recorridos a pie por caminos habilitados", señala el Govern balear en una nota oficial sobre de los mismos. Llevan abiertos al público desde 2017: sólo se cierran 15 días en Semana Santa y del 15 de julio al 15 de agosto, coincidiendo supuestamente con las vacaciones reales. De algún modo, las fechas de cierre y apertura tasan unos plazos al usufructo real.
Pero el problema con Marivent, o con las vacaciones, o con la presencia de la familia Real en Mallorca no es solo político. También es mediático. ¿Integración de las infantas entre los niños de su edad como lo hicieron Felipe, Cristina y Elena? "Entonces no había redes sociales, ni selfies", incide Gari Durán. Ella sí que se cruzaba con los miembros de la Familia Real en los conciertos. Pero eran otros tiempos. De hecho, se apunta a que la decisión de que las infantas no hayan recibido clases de vela en Mallorca respondía a la apuesta de Letizia por no exponerlas mediáticamente.
Letizia en bikini
La reina conoce bien esa exposición y persecución. Ella en bikini, en la primera década de los años 2000, movió cantidades ingentes de dinero en las revistas. En cualquier caso, no era algo que hubiese comenzado con la hoy reina. En los 90 el propio rey Juan Carlos se había empezado a quejar de esa presión mediática tras unas fotos de las infantas en el Fortuna y del príncipe con su entonces novia, Isabel Sartorius.
Para Podemos hay otros ángulos en la ruptura de los Borbones con Mallorca. "Han ido perdiendo su apego con la isla, supongo que por los escándalos: Nóos, el yate Fortuna que se pagó de forma que hasta participó el Gobierno autonómico… Tenemos una monarquía muy opaca rodeada de escándalos", señala Esperança Sans, de Unidas Podemos. El partido recuerda que, gracias a sus enmiendas, "año tras año se ha ido recortando el presupuesto balear para Marivent".
Actualmente, este presupuesto roza el millón de euros, 990.000 euros algo menos de un euro por habitante. El archipiélago cuenta con casi 1,2 millones de residentes censados. Entre las demandas de Unidas Podemos se encuentra precisamente esa, que los baleares no tengan que pagar las vacaciones de los reyes.
De los familiares del rey, es doña Sofía quien más cariño le tiene a la isla. Mallorca le recuerda, dicen, a su Grecia natal. De hecho, la emérita habría comentado que le gustaría morirse mirando al mar. A su Mediterráneo. Es la única que sigue paseándose con total normalidad por el coqueto Paseo del Borne y por la arteria comercial de Palma, la señorial Jaime III. Esta Semana Santa la pasó en Palma: participó al menos en un concierto y en una procesión.
"Que la Familia Real no estuviera en la última misa de Pascua fue un shock", confirma Gari Durán. Se ha roto una tradición de casi tres décadas: 1995 fue el primer año en el que, con el posado familiar tras la cita religiosa, la Familia Real se despedía de la isla tras sus vacaciones de Pascua.
La misa del Domingo de Resurrección de 2017 fue probablemente la última más o menos relajada de Felipe VI. Al año siguiente se produjo el encontronazo entre Sofía y Letizia por las fotos con las infantas.
Felipe sí estuvo en Mallorca
Felipe VI sigue teniendo una parte de su vida en la isla. Como tal, también estuvo esta Semana Santa en Mallorca. Pasó al menos por el Club Náutico de Llucmajor, donde lo fotografió la prensa local.
También despachó asuntos oficiales desde la isla. Eso lo ha contado el BOE: el 12 de abril, Martes Santo, firmaba el nombramiento de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de Castilla y León desde Palma.
Probablemente lo hizo desde Marivent. El Palacio que Podemos quiere que "devuelva". El partido lo compara con otros lugares de recreo que antaño disfrutaron en exclusiva los reyes y hoy son parte de la vida pública. Como la Casa de Campo y el Retiro en Madrid.
Amor y desamor Borbón con Mallorca.
1973. Llegada. Franco cede el palacio de Marivent a Juan Carlos I y Sofía. Ese año veranean en su nueva residencia estival por primera vez.
1986. Lady Di. Carlos de Inglaterra y Lady Di visitan Marivent por primera vez. El mundo entero mira a Mallorca y sus royals
1995. El rito. El rey Juan Carlos I establece como cierre a su estancia de Semana Santa un último posado familiar en la isla tras asistir a la misa de Pascua en la catedral de Palma
2010. Letizia contesta ante los periodistas sobre Mallorca. "¿Tú crees que esto son vacaciones?"
2014. El yate Fortuna. El rey Juan Carlos I renuncia al Fortuna. El yate había sido un obsequio al rey por parte de 22 empresarios baleares y el Govern balear -que aportó cerca de 2,7 millones de euros -460 millones de pesetas- de los 18 millones de euros que había costado la embarcación en 2002. En 2014, la Fundación que lo había construido lo sacó a la venta por 2,2 millones de euros, con un nuevo nombre, el Foners -honderos-. Se lo quedó una naviera para volver a venderlo, pero supuestamente no ha encontrado comprador en todo este tiempo y va a terminar desguazado.
2013. En plena investigación del caso Nóos, el ayuntamiento de Palma retira la placa y el nombre de la calle a La Rambla de la ciudad hasta entonces llamada Rambla de los duques de Palma. En 2015 el rey Felipe VI le retiró el título a su hermana.
2016. Se juzga el caso Nóos. La hermana del rey se sienta en el banquillo.
2022. Tras dos años de pandemia, los reyes no acuden, por primera vez desde 1995, a la misa de Pascua en Palma.
Ahora bien, no es que Unidas Podemos quiera echar al Rey de la isla. Los diputados que firman la carta le recuerdan que tiene otro sitio para instalarse. Se trata del Palacio de la Almudaina, justo enfrente de la catedral, sin acceso al mar, pero con vistas a él. En él se celebra anualmente, cada verano, una recepción oficial con la sociedad política, militar y civil de la isla. Un acto que cada vez se ha ido recortando más. Si Juan Carlos I obsequiaba a los asistentes con una cena de gala, en 2019 el acto incluyó un cóctel. Menos cercanía, más profesionalización.
"El reinado de Felipe VI se caracteriza por una profesionalización de las vacaciones en Mallorca", considera Gari Durán. Fotos y apariciones pactadas en la isla. Todo oficial. Esta misma semana, los reyes visitaban Palma en visita oficial con la Fundación Princesa de Girona. De trabajo, no de ocio.
"Para Mallorca, la presencia de la Familia Real fue una gran promoción durante años. Ahora puede parecer que venir a Mallorca es para ellos una obligación y que las vacaciones reales son otra cosa de la que no nos enteramos", añade la expolítica.
Es la nueva monarquía española: más transparencia en las cuentas, menos en las vacaciones. Una nueva forma de reinar que, por el camino, parece haberse llevado por delante la que un día fue la segunda corte española.