Hans Christian Andersen publicó en 1837 su cuento El rey desnudo. Se trata de una fábula que contiene un claro mensaje: las verdades unánimemente aceptadas no tienen por qué ser verdad. El protagonista de esta narración corta es un soberano de un reino ficticio siempre preocupado por su vestuario. Empeñado en ir a la última, gastaba gran parte de la fortuna de su pueblo en llenar su armario con las tendencias más novedosas en patrones y tejidos. Un día escuchó a dos sastres, Luigi y Guido Faraburro, decir que eran capaces de fabricar la tela más suave y delicada que nadie pudiera imaginar.
Con ella crearían un traje tan especial que tendría la virtud de ser invisible para cualquier ignorante. Sin dudarlo, el rey los contrató. Al ponerse el traje, el tejido, realmente, no existía, por lo que el monarca iba completamente desnudo. El primer día que lo lució, el miedo a parecer idiotas hizo que todo el mundo admirara el nuevo traje del gobernante, salvo un niño que se atrevió a decir la verdad y gritó: "¡Pero si va desnudo!".
Felipe VI, nuestro rey de carne y hueso, vivió el pasado domingo una historia que bien podría haber sido escrita por el autor danés. Tras la final de Wimbledon, después de la increíble victoria de Carlos Alcaraz ante Novak Djokovic, Felipe VI fue lo más comentado de la jornada, haciéndole sombra hasta a Brad Pitt y su bolsa de patatas fritas. La reina Letizia está acostumbrada a este tipo de situaciones, ya que sus looks ocupan páginas y páginas en los medios de comunicación de todo el mundo. Sin embargo, el monarca español no está habituado. El atuendo de Mirto, marca textil española fundada en 1956 por Ricardo Fraguas Álvaro en Madrid, que vistió el Rey en Wimbledon ha dado la vuelta al mundo.
Las gradas del All England Lawn Tennis and Croquet Club de Londres estaban atestadas de rostros conocidos del nivel de Hugh Jackman, Emily Watson o Daniel Craig. Sin embargo, fue el soberano español el que acaparó las portadas de los tabloides británicos. El culpable fue el traje azul grisáceo que lució con una corbata de lunares en tono navy.
Un outfit que, en España, donde estamos acostumbrados a ver la fina estampa de nuestro rey, no fue muy comentado, pero que en las islas británicas llegó a ser trending topic gracias al hilo de Twitter de Derek Guy, un gurú de la moda internacional. En su cuenta de la red social el influencer comentó el atuendo de Felipe VI: "Es muy raro ver este nivel de sastrería hoy en día, incluso entre los ricos".
En una cadena de publicaciones, Derek Guy comenzó a señalar los aciertos estilísticos de nuestro monarca, resaltando que siempre luce "la camisa abrazando el cuello" y que "no muestra tensión en la prenda, pues todo fluye limpiamente, sin forzar". Tampoco dejó de comentar la corbata que había elegido el Rey: "No ha hecho una albóndiga debajo de la cara, es un nudo bien hecho, con el tamaño perfecto".
El también periodista del The Washington Post y colaborador de The Times añadió sobre el jefe de Estado que "está perfectamente proporcionado con las mangas, con un corte clásico y atractivo". Y para resumir añadió: "El rey Felipe siempre luce increíblemente bien, parece que sus trajes estén todos cortados por un sastre con una gran maestría".
Según el periodista, el problema es que el monarca español está siempre a la sombra de su mujer, que viste de forma "exquisita" y que por eso nadie se ha percatado de que puede ser el "royal mejor vestido de Europa". Los buenos trajes han sido una tendencia constante para el estiloso rey español. No hay más que ver el que lució en la graduación de su hija, la princesa Leonor, que reflejaba la tradición en sastrería y el diseño de alguien que sabe muy bien los que está haciendo.
Si estos comentarios hubieran llegado antes del 2015, tendríamos clara la aguja que vestía a Felipe. Desde que cumplió 11 años, todos los trajes llevaban la misma firma, la del sastre madrileño Jaime Gallo. El modisto tenía un local en una de las zonas más chic de Madrid, en el número 27 de la calle de Ayala, en pleno corazón del barrio de Salamanca. La relación de esta casa con la Familia Real comienza durante la transición, cuando Gallo le confecciona varios trajes al entonces rey Juan Carlos. Sin embargo, el emérito cambió de aguja, pero no su hijo, que siguió siendo fiel a la firma desde 1979 hasta que falleció a los 80 años.
Su relación con Felipe fue tan estrecha que cuando el 22 de noviembre de 2015 Gallo murió, el rey acudió al tanatorio para darle su último adiós. "A Jaime sólo le liberó de su anonimato el propio Juan Carlos, que lo visitó durante muchos años en su tienda del barrio de Salamanca. Luego, esa costumbre la heredó su hijo, fue un hombre que supo ser célebre en su silencio", explica a EL ESPAÑOL | Porfolio una persona cercana a la Casa Real y miembro del anterior equipo de Zarzuela.
"Cuando tienes que ir tantas veces a que te prueben, te corten, te recojan y demás, la relación se estrecha mucho, y ambos reyes encontraron en él, además de una aguja maestra, a un buen confidente. En cada puntada de Gallo habría una confidencia, aunque esto ocurría más con el padre que con el hijo", termina la misma fuente.
Tras la muerte del titular de la sastrería, sus herederos continuaron con el oficio en el taller de la calle Ayala. Sin embargo, por culpa de los embates de la pandemia y de la crisis que padece el sector por culpa de la fast fashion, se vieron obligados a echar el cierre hace justo un año. Sin embargo, desde que muriera el modista original, la Casa Real ya no les hace más encargos.
Así que los últimos años los outfits que ha lucido Felipe VI no llevan la etiqueta de Jaime Gallo. El momento en el que el Rey llegó al trono, la monarquía estuvo buscando una aguja que pudiera sustituir la maestría que acuñaba el madrileño. Las condiciones para convertirse en la nueva casa proveedora del armario real eran dos: que fuera made in Spain y tan discreto como el anterior encargado. Así que la blazer azul cielo que combinó con una camisa blanca y corbata a tono el jefe del Estado el pasado domingo en Londres llevaba cosida en un lateral una etiqueta en la que se podía leer lo siguiente: Mirto.
Mirto es una marca española con una enorme tradición en vestuario masculino. Fundada en 1956 por Ricardo Fraguas Álvaro en Madrid, actualmente se encuentra integrada en el grupo de Mirto Corporación Empresarial S.L., con capital 100% español. Cuando nació se dedicaba a la fabricación de camisas, pero actualmente diseña, fabrica y comercializa una amplia gama de productos de moda. Su nombre proviene de un arbusto mediterráneo muy apreciado por las culturas romana y griega y relacionado con la elegancia.
"Se trata de una marca que usa tejidos exclusivos, pero que están en la vanguardia en cuanto a patrones y modelos, sin perder el saber hacer de la aguja artesana. Se buscaba algo completamente creado en suelo español y que tuviera la disponibilidad de poderle hacer a medida las cosas, ya que el Rey tiene un tamaño considerable. Y lo cierto es que se trata de un proveedor eficiente, que está claro que triunfa, y que funciona perfectamente", confirma una persona cercana al equipo de Felipe VI.
El gusto por esta etiqueta no es sólo del rey, ya que Mirto tiene una línea femenina que la reina Letizia ha lucido en varias ocasiones, siendo un estilo un poco más tradicional al que ella acostumbra a llevar, pero que encaja perfectamente con la labor representativa de la consorte, como quedó demostrado con la última prenda que ha lucido de la marca, una chaqueta cropped de tejido tweed en tonos rosas que escogió en abril de este mismo año para un acto en la base aérea de Cuatro Vientos, en Madrid.
Una de las cosas que más diferencia al actual monarca con el rey de la fábula de Hans Christian Andersen es que para Felipe VI el vestuario es una herramienta de trabajo. El jefe del Estado español no es David Beckham, no marca tendencia con la ropa que luce ni hace publicidad a ninguna marca, pero sí es importante, ya que en él transmite el rango, da categoría al acto al que asiste; si es de gala lleva frac, si es más casual lleva camisa sin corbata. Protocolo no deja nada al azar en el armario del soberano.
"Discreto, clásico, elegante"
A lo largo de la historia son varios los Reyes que han marcado tendencia, como Eduardo VIII, el rey británico que renunció al trono por su relación con Wallis Simpson, que revolucionó la moda del momento con sus chaquetas cortas y sus pañuelos en el cuello, dándole un toque femenino a un estilo que siempre había sido masculino y rudo. Hay otras monarquías que no dejan espacio a la innovación, como ocurre con la Casa Real japonesa, y otras más laxas, como la noruega, en el que se deja más libertad a la hora de vestir de sus miembros.
Nadie puede negar que Felipe ha sufrido una enorme evolución en su modo de vestir. "Y, sin duda, la culpable o, mejor dicho, responsable, ha sido su mujer, Letizia. Él no quiere ser un icono de tendencias. Cuando era más joven, mientras que su madre y sus hermanas dedicaban mucho tiempo a decidir qué se ponían, él tomaba como referencia para los trajes a Gallo, consejo de Juan Carlos, y para lo demás a su grupo de amigos, y claro, todos eran niños bien o pijos de Pozuelo y todo eso en su armario se traducía en mocasines castellanos, pantalones de pinzas, camisas de rayas, vaqueros Levi’s, polos de piqué y jersey sobre los hombros. Así que cuando se casó y entró en su vida una mujer del barrio de Moratalaz, las cosas cambiaron mucho, en todos los sentidos, pero también en el vestidor real", cuenta una amiga de la familia Borbón.
El actual jefe del Estado no cuenta con una estilista que le ayude a decidir, aunque sí con personal de protocolo y un ayudante de cámara que saben qué tiene que lucir en cada momento el rey, aunque él también lo sabe de sobra. El cambio de su estilo se ha debido a la entrada de la reina en su vida y al cambio de marca en su vestidor.
Desde que ambas circunstancias se han dado, que casi han coincidido con su subida al trono en 2014, Felipe VI ha comenzado a sorprender en algunas ocasiones, como con la camisa azul en el posado veraniego de Mallorca del año pasado, con las mangas remangadas de cuello ancho y con cuatro bolsillos vistos, algo poco común en sus looks anteriores, señal de que Letizia ha metido mano en el look de su marido.
Sin embargo, una cosa que no ha cambiado en el armario de Felipe VI es la procedencia de las etiquetas que luce cuando viste en actos oficiales. El rey es consciente de que el sector textil aporta a este país más del 4% del PIB, así que su apoyo a la industria de moda española es total.
Con la planta que tiene el rey, los pequeños cambios que ha introducido en su vestuario desde la llegada de Letizia a Zarzuela, le han ayudado a ganarse el título que le otorgaron el domingo en Wimbledon junto a Alcaraz: el del royal más elegante. Sus pantalones se han estrechado, estilizando sus largas piernas; sus chaquetas son más entalladas con las hombreras más suaves, sin ser tan rígidas y armadas, ya que tiene una espalda muy fuerte y no necesita llevarla marcada.
Ha dejado atrás los colores en los trajes tan oscuros y aburridos introduciendo tonos nuevos como el gris marengo, el azul cielo (como la blazer que lució hace una semana en Londres) o el gris en varios niveles. Además, se ha abierto a otros tejidos como la lana rústica mezclada con cachemire o la seda, lo que les da a las prendas un tono más moderno y con más movimiento. Al final se trata de que su forma de vestir también sea un puente de unión entre un rey todavía joven en la sociedad en la que vive. "Pero esto no significa que se haya vuelto loco… es un poco el estilo de toda la vida, pero con un toque discreto más moderno".
"Sólo tienes que ver cómo viste su equipo: todos calzan los castellanos de toda la vida, cambiarles a zapatos de cordones sería una cuestión de Estado. No podemos hablar del estilo que lucen las mujeres de ese equipo, ya que en todo el equipo directivo hay una y nunca sale en los papeles. Hay que tener en cuenta que el estilo del rey debe dar la confianza de que es una persona segura, un líder, por lo que no puede haber grandes cambios, pero sí pequeñas evoluciones", revela la misma amiga de la familia.
El monarca presta también interés en los complementos, que siguen la línea discreta de todos sus looks. Los cinturones, siempre de cuero, son de la marca española Olimpo, que también le ha hecho alguna que otra corbata a medida y polos lisos. También tiene una buena cantidad de corbatas de la firma de Cristina Valls.
Al final, el Rey viste como refleja su personalidad: discreto, clásico y elegante. Nunca olvida los gemelos y luce siempre uno de sus muchos relojes, pues uno de sus hobbies es coleccionarlos. Como joya sólo porta su alianza de boda, que no se ha quitado (no como Letizia) desde el día en el que se casó. Dejándose aconsejar por su mujer y ahora también por sus dos hijas, Felipe VI ha dejado de lado el estilo del barrio de Salamanca para acercar su armario a un hombre de mediana edad con estilo propio. Y esta estrategia parece que le funciona bien, visto lo que sucedió el pasado domingo en el All England Lawn Tennis and Croquet Club.