Empezar desde abajo es la mejor manera de entender un negocio. Así piensa Alberto Cerdán (62), el estilista de las estrellas, que el pasado jueves celebró su 50 aniversario dentro del sector de la peluquería, aquel que tantas satisfacciones le ha traído no sólo a nivel profesional, sino también en lo personal. "Lo que más he valorado en un equipo es la fidelidad. Todos sabemos lo que cuesta encontrarla hoy en día. Y, si la tienes, hay respeto".
El tiempo se detuvo en él hasta el extremo de que parece haber hecho un pacto con el diablo del Dorian Grey de Oscar Wilde, o quizás con el de George Sanders y Angela Lansbury. Su memoria es una amalgama de sabores y de olores. Siguen muy vigentes aquellos champús y tintes que usaba su madre en la peluquería ubicada en la casa donde vivían en el distrito barcelonés del Guinardó.
También sentía las diferentes texturas de los cabellos que le ayudaron a despertar los sentidos de aquel niño de 12 años que empezaba a vislumbrar cuál sería su futuro. En conversación con EL ESPAÑOL | Porfolio, Cerdán asegura que su madre le dijo que "si quería ejercer esta profesión, tenía que empezar lavando cabezas después del colegio". "Ella peinaba todos los días", continúa. "Era una gran trabajadora de día y de noche. Con mi madre aprendí a no ser sumiso, a respetar a las clientas sin hacer distinción de clases".
Por eso no resulta extraño que mientras sus amigos jugaban a la pelota, él se adentrara en aquel universo onírico de la belleza que transmitían Elizabeth Taylor, Lana Turner, Audrey Hepburn o Joan Collins. A esta última tuvo el privilegio de peinarla en varias décadas después. Hace una pequeña confidencia: "Joan Collins no tenía pelo, usaba peluca. Antes de salir al plató de televisión la encajé correctamente en la nuca y las sienes y le retoqué el brillo y la raya para que lucieran más naturales".
Un evento de lujo
Alberto Cerdán cita a este diario a última hora de la tarde para la celebración del 50 aniversario de sus famosas peluquerías. Hace un brindis por los 20 años de la inauguración de su salón del distrito de Sarrià-Sant Gervasi, ubicado a pocos metros del que fuera hogar del matrimonio Samaranch y del piso de 500 metros cuadrados de Tita Cervera (81), baronesa Thyssen.
Entre mojitos y zumos mezclados con cava, hay una pasarela donde varias modelos lucen estilismos de Cerdán acompañadas de míticas bandas sonoras de los 70 de Los ángeles de Charlie y de los 80, con Falcon Crest. Cerdán está pendiente de cada detalle. Ha invitado a sus clientas más fieles para pasar un rato inolvidable. Entre ellas están algunos rostros conocidos: Cayetana Guillén-Cuervo (54), Gisela (45), Juan Peña (44) y Anna Senan (29).
De repente, el estilista desvela una sorpresa. Se arrodilla. ¿Qué pasa? Algo tan simple como que le pide matrimonio a su pareja, Carola. "¿Te quieres casar algún día conmigo?". Le entrega el anillo. Los vítores, aplausos y felicitaciones prácticamente ocultan la música. La pareja se besa. Cayetana, pletórica, abraza a Carola. Lo nota más tierna de ese momento es cuando Gisela canta a capela de una forma angelical una estrofa de la versión de Luis Miguel de Por debajo de la mesa.
No se ha podido entonar mejor. Las hormonas por su recientemente maternidad seguro que tienen algo que ver. Su niña, India Lladó –han escogido el apellido materno porque suena mejor fonéticamente–, espera fuera en un coche con su abuela materna. "Prácticamente no duermo porque hago lactancia mixta y luego están los típicos problemas de los bebés como los cólicos o los moquetes. Como soy primeriza lo llevo todo al extremo. Vivo preocupadísima constantemente", afirma Gisela.
El hombre más famoso que ha acudido a la fiesta ha sido Juan Peña, a quien popularmente se le conoce como 'el cantante de los famosos', porque ha actuado en fiestas privadas ante Leonardo DiCaprio (49), Denzel Washington (69), Cristiano Ronaldo (39) y Georgina Rodríguez (30) y Lenny Kravitz (59). Por lo bajini asegura que apenas tiene tiempo de cuidarse. "Tengo un niño de 8 años, la mujer, los conciertos… Intento estar presentable para poder ir a trabajar, pero no soy un loco de la moda. Soy una persona clásica. Las tendencias, para los que son más atrevidos".
Acaba de llegar de Medellín y tiene por delante una larga tanda de conciertos que normalmente suelen rondar los 100 anuales. Nada mal para los tiempos que corren. "El viernes canté en Madrid en las Fiestas de San Isidro, este domingo en la Feria del Rocío y el miércoles en la Feria de Córdoba. No paro", sentencia.
Estilismo como arte
Alberto Cerdán concibe el estilismo y la peluquería como un arte; concretamente, el arte de embellecer a las mujeres, ya que considera que el rostro es como un cuadro y el pelo el lienzo sobre el que potenciar la belleza y el estilo personal de cada persona. Tras mucho esfuerzo y horarios dispares, en la actualidad tiene un emporio formado por nueve salones distribuidos en Barcelona, Palafrugell, Sant Cuata, Madrid, Oviedo y Palma de Mallorca. Su arte ha viajado hasta Los Ángeles, París, Londres, Roma, Moscú, Milán o Mónaco. Desde 2001, todas sus peluquerías llevan su nombre.
Es un viajero en constante deconstrucción. Imparte talleres, da conferencias, ofrece shows en directo, explica sus trucos en televisión. Es incansable, calificativo heredado de su madre, que solía trabajar de lunes a domingo de 8 de la mañana a 10 de la noche. Así se forja el talento.
"No soporto a la gente vaga", sentencia. Por eso admira tanto a otros maestros, como Llongueras o Raffel Pagès, porque "eran trabajadores incansables". Para él no existe la mediocracia: "Yo soy de los que valoran la meritocracia. Me encanta la gente viva, que estudie, trabaje y muestre los valores lo que tiene".
Su trayectoria profesional
En esas ganas por querer comerse el mundo, el estilista se puso en manos de Alberto Cebado, biznieto de Tomás Cebado, quien en 1892 fue un pionero en nuestro país al abrir la primera peluquería femenina. De él aprendió la parte más profesional que le permitió descubrir su propio estilo. Durante muchos años trabajó como director creativo de Cebado. La muerte de su mentor, en 1989, fue un duro golpe del que salió fortalecido para cambiar la percepción que las mujeres tenían de sí mismas.
Se siente afortunado porque ya peina a cuatro generaciones: abuelas, madres, hijas y nietas. Ese es el mejor premio al que puede aspirar. Hace un tiempo orquestó una bonita iniciativa que espera se prolongue en el tiempo. "La semana pasada estuve en Ribaforada (Navarra), el pueblo en el que nací, donde hice un cambio de imagen a abuela más mayor y a su nieta. Es necesario que esas peluquerías revivan porque si se pierde el bar y la peluquería, se acaba el pueblo. La peluquería es un arte vivo que crece, y mucho, en las zonas rurales. No pueden cerrarse".
Igual que ciertas personas comentan a los cirujanos plásticos que les arreglen el rostro o los glúteos, o que se parezcan a los filtros de Instagram, también hay otras que acuden a Alberto Cerdán con fotos de alguna famosa, amiga o vecina. El profesional lo tiene claro. Él las deja hablar, las escucha, les formula preguntas y, mientras tanto, las estudia. Palpa la estructura del cráneo, se fija en el movimiento de manos, la forma de hablar, los pensamientos que verbalizan… En definitiva, las aconseja y ellas le hacen caso. Para él, cada mujer tiene su personalidad y ha de sentirse única.
No para de recibir elogios, besos y abrazos. El cariño que le demuestran no tiene precio. A Alberto Cerdán le brillan los ojos. "Las clientas son sagradas", enfatiza. De tanto en tanto entra algún hombre, como futbolistas o gente más mayor que, casualmente, tiene casi el mismo peinado que él. Lleva muchos años con su media melena canosa que, tras retocarla a su debido tiempo, hace que parezca mucho más joven de lo que es. Por decirlo de alguna manera, es una especie de Benjamin Button moderno.
Se nota que es coqueto. Ha tenido bastantes parejas. "A veces pienso que he dejado un poquito mi vida personal al lado para centrarse en lo profesional. Pero es mi carácter. Mi equipo es mi gran familia, con algunos llevo 35 años, mientras que con mis novias nunca he estado más de 9 años", confiesa mientras esboza una sonrisa picante.
Con Carola Tarrago está prácticamente en el límite porque ya llevan ocho años juntos. De ella alega que es "una mujer maravillosa que está en el mundo de la medicina. Opera en quirófano. Su padre era cirujano. No vivimos juntos por razones de espacio, pero a ver si sus hijos y los míos se hacen mayores y quizás lo hagamos". En lo personal, Alberto tiene cuatro hijos y dos nietecitos. No puede ejercer de abuelo todo lo que le gustaría pero, cuando se encuentran, surgen fuegos artificiales.
No lo puede evitar. Mira y observa. Los ojos le van a mil revoluciones por minuto. Diagnostica –palabra que repite varias veces en la entrevista– qué estilo lleva cada mujer. A este respecto puntualiza que "hace muchos años que no hay una tendencia pura. Cada uno ha de encontrar su parte anímica para potenciarla. Hay muchas modas dispares. Cada peluquero tiene una tendencia y a partir de ahí viene la española, la francesa o la alemana".
Tiene claro que la melena corta bob afrancesado marca las distancias con el resto de los cortes y que estamos en el mundo donde menos es más y, también, "en el que de la cana dejada, en qué porcentaje de canas me quito o no, como hizo en su momento la reina Letizia (51)".
"Aquello le hizo ser más cercana, se aproximó más a la gente de la calle. Ahora está muchísimo más guapa. Ha ido marcando. Cuando fue a los países nórdicos –se refiere a la boda de Federico de Dinamarca (55) con Mary Donaldson (52) que acaban de cumplir 20 años de casados– con aquellas ondas al agua tan preciosas, luego con esos recogidos, los bobs muy duros, los diferentes puntos de longitud con el consiguiente cambio de colores… Ha ido in crescendo en positividad. Es una de las personas en las que nos podemos ver reflejados".
Peluquero, maquillador, diseñador
Antes hablábamos de fidelidad. Entre sus clientas conocidas hay una que gana por goleada, Cayetana Guillén-Cuervo, que depositó su melena en manos de Cerdán hace tres décadas. "Me cambió el look para protagonizar la película Más que amor frenesí. Vine a Barcelona con el director, Cerdán hizo un centro en su salón rodeado por toda la gente y gracias a aquel corte de pelo conseguí protagonizarla".
Con su traje pantalón inmaculadamente blanco está más que elegante. Le contrasta su marido, el fotógrafo español de origen palestino Omar Ayyasi, con tejanos, camiseta y una gorra. Se casaron en 2005 en una ceremonia civil en un agroturismo de Santa Eulalia en Ibiza. Al año siguiente nació Leo, su único hijo.
La actriz tiene muy claro lo que busca en un estilista: "Ya sea peluquero, maquillador o diseñador la lealtad es fundamental, que sepa escucharte, que no intente imponer su ego, su firma o necesidad de innovar a tu identidad. Ha de ayudarte a generar identidad. Y, sobre todo, que sea buena gente, tenga talento y sea generoso. Llevo con Alberto 30 años y pienso seguir toda mi vida".
A estas alturas resulta imposible no preguntarle a Cayetana Guillen-Cuervo por su madre, Gemma Cuervo, que en junio cumplirá 88 años. La veterana intérprete catalana está que se sale en las redes sociales. Reparte cariño y recoge tempestades de emociones y buena energía. Fue su hija quien le abrió su cuenta personal en TikTok e Instagram porque "no le venía bien hacer trabajos muy expuestos que la fatigaran" y se le ocurrió abrirle una cuenta.
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Había muchas de fans, pero ninguna suya. Y luego me puse a buscar a alguien que supiera entenderla. Conozco a Jorge Anegón desde hace mucho tiempo, es un chico muy sensible, se llevan muy bien y entre él y mi madre están viviendo una verdadera historia de amor. Está feliz".
A nivel profesional sigue con el programa de La 2, ¡Atención obras!, está de gira con Pandataria, es presidenta de la Academia de las Artes Escénicas de España y está intentando levantar una película que dirigirá Alfonso Albacete junto a quien ha coescrito el guion y que protagonizará la actriz.
Por sus manos también ha pasado la realeza, como Noor de Jordania (72) "bellísima y que me permitió actuar con absoluta libertad" y otros famosos como Elsa Pataky (47) es "excepcional y hermosa", Claudia Schiffer (53) fue "muy complicada, tuvimos un poco de… es que vino con su peluquero personal, pero al final nos entendimos" o Linda Evangelista (59) "la top entre las tops. Bellísima". Le encanta la belleza madura de Catherine Deneuve (80) y Brigitte Bardot (89), con quien ha coincido en varias ocasiones pero nunca las ha peinado.
Tampoco lo ha hecho con Penélope Cruz (50), pero puede definir en pocas palabras su estilo: "Lo que marca su elegancia son el flequillazo y el volumen de arriba". Y no, a diferencia de otros muchos, no la compararía con Audrey Hepburn, sino "más bien con una mujer italiana con mucho carácter". Con respecto a una de las latinas más influyentes del mundo, Jennifer López, ha admitido que "le propondría una melena corta francesa". La esperanza es lo último que se pierde.