A simple vista se deducía que aquello no era un parto normal: a la yegua, de la raza haflinger, la atendían varios veterinarios. Muchos. Todos sabían que estaban siendo testigos de la historia de la ciencia, y también de la entrada de la ciencia en la historia. Inseminada artificialmente, el animal alumbró un hito mundial. Una potrilla que enseguida se puso de pie, y cuyo nacimiento apareció en la revista Science: era el primer caballo clonado del mundo. Nació en Cremona (Italia) en 2003. La llamaron Prometea, en honor de aquel titán amigo de los hombres que desafió al dios Zeus robándole el fuego que les había prohibido usar a los mortales.
Pero aquel desafío había comenzado décadas antes. Con la oveja Dolly. "Parece que fue ayer, pero ya hace 30 años de aquello. Todo ha avanzado muchísimo", cuenta hoy a EL ESPAÑOL | Porfolio Enrique Criado, biólogo, embriólogo, especialista en reproducción humana asistida... y desde 2012, CEO de Ovoclinic. Posteriormente, de Ovohorse, en Marbella (Málaga), aunque su éxito es tal que tienen clínicas también en Madrid, Sevilla, Valencia y Ceuta. Su otra especialidad es el leitmotiv de este reportaje: también lidera Ovoclone. Criado es también clonador. Clona caballos de élite.
Dos años después de Prometea nació, también en Cremona, Pieraz-Cryozootech-Stallion. Un clon de su padre, Pieraz. Literalmente. Pieraz, un caballo que fue campeón mundial de pruebas de resistencia ecuestre en 1994 y 1996, y por ello, considerado uno de los mejores caballos de la historia en su modalidad. Desde 1998, y por su edad, estaba retirado. Como todos los caballos de competición, Pieraz había sido castrado por razones de seguridad y de rendimiento. Hasta que llego la clonación, el legado genético de caballos campeones como él, valorado en millones de euros, se perdía. Ya no.
Enrique Criado atiende a EL ESPAÑOL | Porfolio en su clínica de Marbella. "Me gustaban mucho los caballos e hice un Máster en Reproducción Equina. Fue cuando me di cuenta de que estaba muy anticuada, así que apliqué las técnicas de la reproducción humana y logramos ampliar el porcentaje de éxito reproductivo en equinos". Luego fue a por el siguiente hito: la clonación. Y por ello, tras darse cuenta del enorme potencial que había detrás, abrió dos nuevas líneas especializadas: Ovohorse, especializada en equinos, y Ovoclone, especialmente dedicada a la clonación.
"La clonación de caballos tiene un motivo tanto sentimental como económico. Porque hay caballos de competición que cuestan 1, 2, 3 millones de euros... y hasta 20 millones de euros. Son animales delicados, si se rompen una pata ya no pueden competir, si se echan y se les forma un pliegue en el intestino, que es algo habitual, fallecen a las horas...", explica. Y por eso "hay muchísimos ganaderos que ya tienen las líneas celulares congeladas de sus caballos campeones. Y si el animal muere, pues empezarían la clonación. Es como un seguro de vida".
Para clonar un animal, se extrae un pequeño trozo de la piel del cuello, del tamaño de un grano de arroz, y en el laboratorio se extraen de él los fibroblastos, que tienen un núcleo celular. "Aparte se coge un óvulo, se le extrae el núcleo y se realiza la técnica de la internucleación, que es introducir el núcleo celular del ejemplar a clonar. Se le aplica una pequeña descarga eléctrica, para que se fusionen las membranas celulares y entre los 5 y 7 días será un embrión", explica Criado. Ese embrión puede congelarse... o implantarse.
"La clonación de animales como caballos, perros o gatos no logra una copia genética perfecta. La logra en un 99,9%". El 1% que falta es el ADN mitocondrial que no se puede quitar al óvulo. Por tanto, el clon no es idéntico al 100%. "Saldrá otro animal, al que hay que adiestrar, educar y alimentar. De hecho, quienes clonan caballos, perros o gatos no lo hacen para sustituir al animal. Saben que es otro que será muy, muy parecido". Y en el caso de los caballos, con una predisposición potentísima.
Por ello, la clonación de caballos tiene una perspectiva económica. "El caballo original puede costar millones. Pero un clon, un potrillo, puede costar entre 200.000 o 300.000 euros". Mucho más si se tratase, por ejemplo, del hijo de un ejemplar de Chacco Blue, el más mítico caballo de salto, fallecido en 2012, y que sigue ejerciendo de semental gracias a la reproducción asistida y a su semen congelado, pues nunca se le castró.
"Para los ganaderos que tienen caballos que cuestan tanto dinero no son cifras muy altas". Caballos clonados por Ovohorse y Ovoclon hay varios en Australia, y en España actualmente hay una yegua preñada. Todos los datos al respecto son confidenciales.
-¿Por qué se clonan caballos?
-Hay gente que los clona para ganar dinero, por seguridad... y también hay gente que vende los clones.
El primer paso es guardar las líneas genéticas, congeladas. "Las de un perro o un gato cuesta entre 3.000 y 3.500 euros. También se hace con un trocito de piel de oreja. Y a lo mejor ahora, que tener un clon de un perro o gato cuesta entre 50.000 y 55.000 euros, es caro. Pero en 3 o 4 años irá bajando conforme avancen las técnicas. Los animales no son eternos. Nos llama mucha gente y recomendamos guardar las líneas genéticas, para más adelante, cuando se quiera, proceder a la clonación".
En la única competición en la que no están permitidos los caballos clonados es en las carreras. En salto, resistencia y otras disciplinas, sí. "El caballo de pura raza inglés no se puede clonar, solo se permite reproducción por monta natural". Argentina y Estados Unidos, en este último, con epicentro en Texas, son grandes potencias en clonación. Su presencia en campeonatos de polo, en Argentina, o carreras de barril en los estados del Oeste estadounidense está absolutamente normalizada.
"En Argentina es donde más se clona. El polo es el deporte que más caballos clonados tiene. Todo comenzó hace una década con 'Cuartetera', una magnífica yegua que se rompió una pata: fue clonada por su dueño, el polista Adolfo Cambiaso y ahora propietario de una empresa de biotecnología que clona caballos. "Han descubierto que es la bomba. Ya casi solo clonan. Es más caro, pero a la larga compensa: en 4 o 5 años tienen un magnífico ejemplar".
En salto, también hay caballos clonados. Otterongo Alpha Z, nacido en julio de 2014, es un caballo clonado. Quedó en cuarto lugar en salto individual en los Juegos Olímpicos de Sídney, ganador del Gran Premio de Zurich, Mónaco y Ginebra, y en este enero, del campeonato de Abu Dabi. Los caballos clonados, por tanto, ya participan en los Juegos Olímpicos. Otterongo Alpha Z lo hará por Alemania, y no será el único país que acuda con caballos clonados.
"Pero claro", explica Enrique Criado, "tú puedes clonar, por ejemplo, un caballo español de Jerez de la Frontera, y lo mandas a Finlandia, donde apenas hay luz y por el clima, no ejercita lo que podría. Pues no será, nunca, igual que el original".
La mayor demanda
La clientela que tienen es internacional. "Según el tipo de caballo", matiza. Incluye en ella a varios países árabes "en los que hay mucha afición al caballo... y a los camellos, que también compiten en carreras", advierte. El caballo español tiene demanda "en México, en España y en Colombia". Si es por disciplina deportiva, el caballo de salto tiene clientela española, norteamericana, francesa e italiana.
Donde mayor demanda de clonación hay es en mascotas. Perros y en menor medida, gatos. "Es que el 15% de las mascotas en España están humanizadas: sus dueños los tratan como personas". Criado sostiene que han prestado servicio a clientes de Barcelona, Murcia, Cuenca, Marbella...
"Nos solicitan muchísimo guardar las líneas genéticas. Y hacerlo no tiene nada que ver con el dinero ni el estatus social: ofrecemos condiciones de financiación. Nos solicitan que extraigamos y preservemos las células de animales de raza y por supuesto, también de animales cruzados y mestizos. El valor económico de un animal como un perro o un gato es lo de menos. Lo que importa es lo que se les quiere".
En los últimos tiempos han comenzado a difundir sus servicios en clínicas veterinarias." Nos da pena porque a veces nos llaman cuando el animal ya ha muerto y nos dicen que han guardado una muestra congelada, y se lamentan por no haberse enterado antes de que esto era posible. Hay mucha desinformación".