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Fue hace seis años, pero el tuit de Pedro Sánchez sigue ahí: "Desde Soria cuna de Machado, todo mi reconocimiento al trabajo de profesores y condolencias a familiares y amigos".
Más allá del uso de las comas, el error de localización llenó de memes la Red, porque gran parte de la audiencia tenía claro que Antonio Machado era natural de la capital andaluza –"Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla"- y que el entonces secretario general del PSOE y actual presidente del Gobierno hacía público su desconocimiento sobre la impronta y el legado del socialista de los versos románticos y comprometidos: "Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, / pero mi verso brota de manantial sereno; / y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina, /soy, en el buen sentido de la palabra, bueno".
Desde Soria cuna de Machado, todo mi reconocimiento al trabajo de profesores y condolencias a familiares y amigos. pic.twitter.com/xV6OmFvN9F
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) April 21, 2015
Hace hoy justo 83 años, el 22 de febrero de 1939, el ferviente republicano admirador de Pablo Iglesias, fundador del PSOE, murió en el exilio pobre, enfermo y solo. Desde entonces, los socialistas usan su memoria interesadamente, hacen alarde de sus versos en muchos de sus discursos públicos, e incluso se erigen en los únicos portavoces honestos de su legado cultural, pero Machado sigue enterrado lejos de España – a 1.184 kilómetros de su ciudad natal- y bajo la losa de una marginación evidente que sus cartas persisten en manifestar.
Ni siquiera con un Gobierno pactado entre PSOE y Podemos -en el que la Memoria Democrática es una de las apuestas ideológicas más fuertes- hay avances por aceptar ese desapego y corregir el injusto tratamiento, aunque abunden los homenajes -Pedro Sánchez voló a Francia en 2019 para los actos del 80 aniversario de su muerte- y las condecoraciones oficiales a su persona y su legado.
Ni siquiera con un Gobierno pactado entre PSOE y Podemos hay avances por corregir ese injusto tratamiento
Este fin de semana la propia Secretaría de Estado para la Memoria Democrática ha otorgado la medalla de honor del Gobierno de España a la Fundación Antonio Machado de Colliure en un acto casi clandestino. Nadie de Presidencia ha querido explicar el reconocimiento.
El Ministerio de Félix Bolaños ha preferido remitir al de Asuntos Exteriores, "ya que es el cónsul de España en Perpignan quien realizará la entrega de la medalla", y desde el gabinete del ministro José Manuel Albares tampoco ofrecen respuestas.
El Gobierno de España prefiere no mediar palabras y las explicaciones permanecen en el aire 83 años después de la muerte del poeta, que puso el punto final de su biografía invocando en sus últimos versos los "días azules" del abandono y la desesperanza.
Y eso a pesar de que algunas agrupaciones socialistas de España todavía te reciben en sus sedes con estas palabras del poeta escritas en 1938: "En cuanto a la voz de Pablo Iglesias, del compañero Iglesias, o, si queréis, del abuelo, yo prefiero escucharla en mi recuerdo o, mejor todavía, en la voz de otros hombres no menos auténticos, no menos verdaderos, que aún nos hablan al corazón y a la inteligencia".
El celo de un taxista y la carta mendicante de Machado
Juan Pedro Cejudo reside en Móstoles y tiene 58 años. Es taxista y un fijo circulando por las calles de Madrid. Habitual en la parada y fonda entre los hoteles Meliá Castilla y el Wellington. Él profesa más celo que el Gobierno por la memoria de Antonio Machado. Habla con profusión y entusiasmo.
El taxista guarda el supuesto original de la carta de Machado entre las páginas de 'Patria', de Fernando Aramburu
Cuando en su asiento de atrás circula algún personaje conocido, aprovecha la oportunidad para hacer alarde de la joya de su corona: en su casa guarda el supuesto original de una carta que Machado escribió el 9 de febrero de 1939, dos semanas antes de morir, a José Bergamín. Este legado "se ve, pero no se toca" y lo guarda como oro en paño "entre las páginas de Patria, de Fernando Aramburu".
Cuenta Cejudo que la carta se la regaló a su padre el alcalde de Baeza en 1988 "por ser uno de los primeros del pueblo en emigrar a Madrid en enero de 1931, meses antes de que estallara la república". Para él, es un tesoro original, aunque el contenido de la carta haya sido publicado en Antonio Machado. El largo peregrinar hacia la mar, de Monique Alonso, y en la biografía de Ian Gibson, Ligero de equipaje.
Sea o no sea la carta original, para Cejudo es un tesoro y un altar a la memoria de su padre, que dejó Baeza, aterrizó en Madrid para trabajar en las artes gráficas, se ilusionó con la república, pero después "se fue desencantando con el tiempo. Llegó a votar al PSOE de Felipe González, y también se fue desencantado del socialismo, dejando atrás unas ideas de juventud que ya no retomaría nunca más".
Este taxista madrileño que habla con orgullo de Machado custodia dos memorias democráticas con más coraje que un Gobierno de coalición de izquierdas entero, y cree que las propias letras del poeta sevillano ponen de manifiesto "mucha hipocresía" en torno a quienes defendieron sus ideas, y acabaron enterrados en el olvido. El 9 de febrero de 1939, desde el exilio, Antonio Machado escribió una carta a su amigo José Bergamín (1895-1983), quien se autoconsideraba "liberal en todo menos en política", más "sentimental que intelectual", y católico. Machado, socialista, republicano y masón, relataba al escritor donostiarra el horror vivido en el viaje desde España hasta Francia -"un éxodo lamentable"-, y mostraba su preocupación ante un futuro incierto, sin trabajo y sin dinero.
Hablaba de las dificultades para "acabar el mes corriente": "Mi problema más inmediato es el de poder resistir en Francia hasta encontrar recursos para vivir en ella de mi trabajo o trasladarme a la URSS, donde encontraría amplia y favorable acogida". Con estas palabras desesperadas, Machado da a entender que el socialismo fervoroso al que se entregó hasta el exilio le había abandonado a su suerte entre el frío de la soledad, el hambre y la desesperación de la pobreza. Faltaban sólo 13 días para que Machado muriera de pulmonía entre su madre y su hermano, José.
El desapego se mantiene con la excepción pública del cariño desplegado por el exvicepresidente Alfonso Guerra
Salvo pirotecnia discursiva y homenajes a la distancia, este desapego institucional se mantiene 83 febreros después, quizá con la excepción pública del cariño desplegado por Alfonso Guerra, que siempre ha mostrado interés por el que considera "el poeta más importante de su tiempo".
El ex vicepresidente del Gobierno dio lustre a la figura de Machado durante su etapa como presidente de la Fundación Pablo Iglesias, incluso pronunció algunas conferencias sobre su ídolo de la Generación del 98.
Trece días después de aquella carta se produjo el fatal desenlace. Los maltrechos pulmones del poeta "no soportaron ni la travesía desde España, ni la aflicción de una nueva vida. No pudo viajar a Rusia y ni siquiera acabó el mes corriente. Bergamín tampoco pudo ayudarle, pero en 1940 publicó en México las Obras completas de Machado, un homenaje póstumo a su memoria", destaca Margarita Garbisu, profesora de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada de la Universidad Complutense de Madrid.
¿Debería el PSOE admitir su desconexión con la memoria del poeta y profundizar en la relación de Machado con el partido de Iglesias dando hondura al legado humanístico? ¿Cómo? ¿La apuesta de Sánchez por la Memoria Democrática debería ser la oportunidad para la redención? Ahora mismo, casi todo el peso de la memoria literaria y humana de la figura de Machado está en manos de la Fundación Antonio Machado de Colliure (Francia) -el pueblo donde murió y está enterrado- y de la Fundación Unicaja, donde se conservan los manuscritos de los hermanos Machado desde 2003.
De hecho, la medalla del Gobierno de España a la fundación francesa y otros desvelos similares suenan a reconocimiento a ese impulso que el socialismo español no ha sabido dar. ¿Repatriar los restos morales del poeta? No es el primero que lo plantea, ni será el último.
Este taxista madrileño conectado con Machado por casualidades de la vida piensa que su cuerpo debería volver a España. "Es más, debería reposar en Sevilla", dice. ¿Sería algo más que un gesto que la Secretaría de Estado para la Memoria Democrática se planteara la repatriación? Es una propuesta que se trabajó durante el franquismo, según Jacques Issorel, autor de Últimos días en Collioure, 1939: y otros estudios breves sobre Antonio Machado, y que sigue en el aire desde hace demasiado tiempo, aduciendo razones sentimentales.
La propuesta de traer a España los restos del poeta sevillano la hicieron pública también la Junta de Andalucía en 2014, durante el mandato de Susana Díaz, y la Junta de Castilla y León, en el último año de Juan Vicente Herrera al frente del gobierno regional que ahora preside en funciones Alfonso Fernández Mañueco.
La sugerencia de la repatriación la han descartado algunos intelectuales como Ian Gibson o Antonio Muñoz Molina. Los dos consideran que existen argumentos románticos para no remover la tumba, como reconocer el sacrificio del exilio teniendo que salir de España para velar su memoria.
Según Issorel, "no hay ninguna voluntad previa expresada por Machado de permanecer en Colliure" para siempre. Es más, antes de la Guerra Civil, el poeta había insistido en que él nunca quiso salir de Madrid, pero el odio fratricida explotó por los aires su deseo de crecer y morir en el epicentro geográfico de su patria.
"Héroe nacional de la democracia"
La Fundación Antonio Machado en España es una institución con eco relativo que difunde sus actividades con la fachada institucional de un blog precario. Su presidente, el catedrático, jurista y ex diputado del PSOE Manuel Núñez Encabo, revindicó el sábado pasado en Soria a Antonio Machado como "un personaje de pura actualidad en estos momentos de la historia del país. Contra las dos Españas está Machado, porque él representa lo contrario al enfrentamiento".
En su opinión, "el poeta murió por la democracia, que en aquel entonces era la república y hoy es la monarquía constitucionalista que todos los partidos, y también el Gobierno, deberían respetar". En esta línea, la Fundación Antonio Machado ha pedido al Ministerio de Presidencia que se nombre al poeta "héroe nacional de la democracia" para visibilizar a "un símbolo" de la unidad del pueblo español "más allá de las ideas". Presidencia solo ha acusado recibo de la propuesta.
El conciliador Núñez Encabo ha preferido no manifestar su opinión sobre la marginación del socialismo contemporáneo a Machado, ya que "la fundación es apolítica e independiente de los partidos". En cualquier caso, él representa el socialismo que valora los puentes y la defensa de la democracia con más entusiasmo que la Memoria Democrática de Pedro Sánchez.
Velar por la figura, la obra y las enseñanzas de Antonio Machado no es responsabilidad del PSOE ni del Gobierno de turno. Sus herederos, los líderes de la cultura española, los historiadores, la literatura, los ciudadanos, pero también los que dirigen las políticas culturales, deben tutelar con sus iniciativas que Machado no se convierta en fajo de papeles amarillos, versos de otra época, una cita anual en el calendario de febrero que sabe a flor muerta, o un nombre comodín para bautizar institutos, centros de salud y calles.
Es posible que el taxista Juan Pedro Cejudo y el socialista Núñez Encabo expresen mejor la memoria social española en torno a Antonio Machado. Y es posible que Joan Manuel Serrat sea la banda sonora de ese reconocimiento que no escucha Moncloa cuando canta aquello de: "Llueve, / detrás de los cristales, llueve y llueve / sobre los chopos medio deshojados, / sobre los pardos tejados, /sobre los campos, llueve".
En un frío mes de febrero de exilio de hace 83 inviernos, Machado agonizaba al lado de su madre con la nieve del Pirineo calada entre los huesos y el aire congelado oprimiendo sus pulmones maltratados por la tuberculosis. Sin botiquín, sin monedas, con hambre. En una habitación prestada, allí moría el icono olvidado de una generación de poetas que iluminaría España desde la posguerra.
Antonio Machado fue marginado por las prisas de la lucha y olvidado después en una esquina extranjera
No tuvo consuelos amigos y los compañeros del partido de su alma habían volado todos cuando hacían más falta. ¿Dónde están los compañeros correligionarios, hermanos políticos de sangre? ¿Distantes por culpa de los kilómetros? No: fue marginado por las prisas de la lucha y olvidado después en una esquina extranjera.
Lo dijo su sobrino Manuel Álvarez Machado ante la tumba del poeta y delante de Pedro Sánchez en el acto de homenaje de 2019: "Hoy aquí estamos rindiendo ese homenaje con el Gobierno, que creo que Antonio Machado se lo merecía y esperemos que poco a poco vayan avanzando los temas y la reconciliación y el respeto hacia la figura de Antonio Machado".
En la memoria democrática objetiva quedan las cartas mendicantes de un poeta utilizado por un socialismo cada vez más ingrato. La pátina de las palabras manidas lleva bailando con lobos 83 años en punto, entre España y Colliure. Al final, Machado fue poeta y profeta en aquello de: "Y cuando llegue el día del último viaje, / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, / me encontraréis a bordo ligero de equipaje, / casi desnudo, como los hijos de la mar". Aunque esa profecía poética sea una injusticia más lacerante todavía para un afiliado de la Izquierda Republicana.
"Contra toda el alma"
Reproducimos el texto de la carta -una copia o el original, pero auténtica- que guarda el taxista Juan Pedro Cejudo escrita por Antonio Machado a José Bergamín el 9 de febrero de 1939, 13 días antes de la muerte del poeta.
Sr. Don José Bergamín
Muy querido y admirado amigo:
Después de un éxodo lamentable, pasé la frontera con mi madre, mi hermano José y su esposa, en condiciones implorables (ni un solo céntimo francés) y hoy me encuentro en Colliure, Hôtel Buognal-Quintana y gracias a un pequeño auxilio oficial con recursos suficientes para acabar el mes corriente. Mi problema más inmediato es el de poder resistir en Francia hasta encontrar recursos para vivir en ella de mi trabajo o trasladarme a la U.R.S.S. donde encontraría amplia y favorable acogida.
Con toda el alma le agradezco los generosos ofrecimientos de esta asociación de Escritores, muy especialmente los de M. Jean Richard Bolch y el Prof. Cohen, pero temo no solamente quedarme muy aislado como usted indica, sino además no disponer de medios pecuniarios para mantenerme con mi familia en esas casas y para trasladarme a ellas. Así pues, el problema queda reducido a la necesidad de un apoyo pecuniario a partir del mes que viene, bien para continuar en las condiciones actuales, bien para trasladarme a alguna localidad no lejana donde vivir en un pisito amueblado en las condiciones más modestas.
Vea usted cual es mi situación de hecho y cual puede ser el apoyo necesario.
Con toda el alma le agradezco sus más cariñosas palabras: nada tiene usted que agradecerme por las mías; son expresión sincera, aunque todavía insuficiente de mi admiración por su obra.
Si en estos días cambiásemos de residencia ya se lo haría saber telegráficamente.
Mientras tanto mi residencia es siempre la misma.
Le envío un fuerte abrazo su siempre suyo
Antonio Machado
P.D. Muy afectuosos saludos de mi familia. De Carlos Riba no tengo noticia alguna de que esté en este pueblo.