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Resumir en una línea el currículo de José Luis Izquierdo (50) es una tarea imposible, aunque quizás no lo fuera para él, que transmite que en esta vida se puede conseguir casi todo y así lo afirma en las charlas que ha impartido e imparte a casi todas las empresas del Ibex 35, desde Telefónica a Endesa.
Es una de sus ocupaciones principales en la actualidad, pero ni mucho menos la única. Lo compagina con el manejo de varias empresas y su participación en otras tantas. De las últimas que ha montado, una agencia de representación de influencers: Labola, pero quizás al cierre de esta edición haya puesto en marcha alguna más.
En la que más actividad tiene es en una de eventos que bautizó como Chou Bisnis, como suena, porque Izquierdo, cuyo nombre artístico es Mago More, defiende el humor como uno de los principales motores de su vida -y de la de todos-.
En una de sus múltiples facetas fue monologuista y sigue consumiendo humor a raudales. Hasta con los temas más delicados, como cuando le dijeron que su hijo Marcos había nacido con parálisis cerebral y jamás podría hablar. "Es guapo y no sabrá hablar; quizás pueda ser modelo", cuenta que dijo y lanza una advertencia: que nadie se ofenda y mucho menos en su nombre.
Cuando More llegó a Madrid a los 18 años desde Ávila, donde residía -aunque nació en un pueblo cercano, Santibañez de Bejar- seguramente no podría imaginar que acabaría entrevistando a CEOs de grandes empresas delante de sus empleados, ni que enseñaría a esos mismos CEOs cómo mejorar su gestión del tiempo. "Tenemos un Ferrari y vamos a 20 kilómetros por hora", dice.
Pero lo que sí sospechaba era que quizás no acabara ejerciendo como ingeniero informático -que es lo que vino a estudiar, en la Universidad Politécnica- y sí como mago. Si no, ¿qué sentido tendría que escondiera en la biblioteca municipal de Ávila El gran libro de la magia para el aficionado y el profesional, de Patrick Page, para que nadie pudiera llevarse el manual donde estaban todos los secretos del mundo?
Pregunta.- ¿Cómo acaba un estudiante de Informática siendo mago profesional?
Respuesta.- Yo tenía un profesor en 5º de EGB, don Gregorio, que nos hacía trucos de magia en clase. Me fascinaba. La informática también me flipaba; era la época en la que salió el Spectrum 48 K y, como no lo tenía, dibujé en un papel el teclado y me aprendí todas las funciones; yo enseñaba a mis amigos cómo usar su ordenador. Pero cuando llegué a Madrid, a casa de mis abuelos, venía con los trucos de El gran libro... en la cabeza. En aquella época no había internet y, por supuesto, en Ávila no había magos a quien preguntar. Así que busqué en la guía telefónica y di con la tienda 'Magia Estudio'. Entrar ahí fue una de las mejores experiencias de mi vida.
P.- Y de ahí a ser mago...
R.- En la tienda supe que había un club de magia que era la SEI, la Sociedad Española de Ilusionismo, y que había que hacer un examen para entrar. Lo conseguí y ahí me encontré con Antony Blake, con Pepe Carrol, con Tamariz... sobre todo ver a este último me supuso un gran impacto, es como si eres pintor y ves a Miguel Ángel. La sede estaba en el Hogar canario en la calle de Fuencarral y nos juntábamos los lunes a las 8; venían magos de todo el mundo y luego nos íbamos a cenar con todos ellos. Me fascinaba aquello, estaba toda la semana deseando que llegara el lunes.
"Yo siempre digo que alguien que ha estudiado en la Politécnica está preparado para cualquier cosa"
P.- ¿Y la carrera?
R.- Yo siempre digo que alguien que ha estudiado en la Politécnica está preparado para cualquier cosa. Saqué el BUP con muchísima solvencia y pensaba que iba a ser muy fácil, pero era una carrera de seis años que la gente se sacaba en una media de nueve. En mi caso, llegué de sobrado, pero el problema es que todos los que estaban ahí eran como yo. Cuando entré en mi primera clase -de álgebra- tuve que preguntar a un compañero si estaba en el aula correcta, no entendía absolutamente nada de lo que había escrito en la pizarra. Fui sacando los cursos, pero en quinto lo dejé. Cuando le enseñé a mi padre lo que ganaba como mago, miró a mi madre y dijo: "Cristi, el niño que sea lo que quiera" [ríe].
1. La magia
José Luis ya era More cuando llegó a Madrid; lo había sido toda la vida en el colegio y no tiene ni idea de por qué sus compañeros le llamaban así. Cuando empezó a practicar magia de forma profesional decidió buscar un nombre artístico y, tras darle muchas vueltas, se dio cuenta de que ya lo tenía. "Me fui a la Oficina de Patentes y Marcas y registré More en la categoría 41, que era la artística, porque había cigarrillos More, tiendas de alimentación More, había de todo, pero en la categoría artística no había nada, lo acababan de dejar vacío".
Fue en la SEI donde se le presentó la oportunidad de actuar como mago la primera vez, de manos de un paisano que era mago profesional y que le ofreció actuar en un pub de Ávila, El paraguas. "Me lo comí con patatas", dice. Y de esos dos primeros números delante del público salió algo mucho más grande: una gira que le ofreció un representante para la Diputación de Ávila y que le llevó a recorrer ese verano 50 pueblos de la provincia. Llegó a actuar sobre un camión de estiércol y de ahí adquirió todo el desparpajo.
La vuelta a Madrid supuso entrar en el circuito de pubs donde se hacía magia en Madrid. "Yo era el mejor mago de Ávila, pero eso no me servía de nada, me lo tuve que currar muchísimo", recuerda. Ganó el Premio Magia Cómica en el Congreso Nacional de Magia y su autoestima subió como su ritmo de actuaciones. "Ya no se me olía el miedo y es un consejo que doy mucho en mis charlas a quien tiene que hablar en público: que no se te huela el miedo".
P.- Y empezó a ganar dinero...
R.- En tercero me empieza a ir muy bien de mago, empiezo a actuar en comuniones, un filonaco. Bajaba a Córdoba en el AVE y hacía cuatro comuniones el sábado y cuatro el domingo; hacía una, cogía los trucos y en el camino preparaba la siguiente y así con todas, a las siete terminaba reventado. Eso era en mayo y junio y ganaba en dos meses lo que mi padre en un año entero. A lo mejor ganaba un millón en un mes; no recuerdo la cantidad exacta, pero una pasta.
P.- Y entonces llega el gran cambio y empieza a actuar para empresas.
R.- Yo había actuado en una convención de Yoplait, pero fue porque me lo pidió un amigo. Y en esa ocasión cobré 100.000 pesetas. Yo ganaba 25.000 por cada actuación en un pub, así que... Entonces me contactó Lourdes, una chica de una agencia, que buscaba a alguien para una convención de Bosch. Me dijo que cuánto quería cobrar y yo le dije que lo mismo y ella me dijo: "Voy a pedir más, porque si cobras muy barato no te contratan, porque piensan que eres malo". Logró 350.000 pesetas y puso mi caché para empresas. Yo dije: "Esto es el pastón de mi vida". Hice la convención y me dijeron que era el mejor que había pasado por ahí. A partir de ahí no paré de hacer convenciones.
2. Los monólogos
En 1999 se estrenó en España un programa pionero en su género, El club de la comedia. Ante un público y en directo, cómicos de todo el país empezaron a hacer monólogos en televisión, algo muy común en EEUU -así empezaron su carrera Woody Allen y otros muchos- pero toda una novedad en nuestro país. Era la versión castiza de la stand up comedy americana y al Mago More le fascinó, hasta el punto de que empezó a cambiar la magia por los monólogos, aunque seguía combinando ambas actividades. Izquierdo ha hecho más de 2.000 actuaciones en su vida, incluida una para el mismísimo Felipe VI. "Fue en el cumpleaños de un amigo suyo, hace muchos años. Me dijeron el sitio al que tenía que ir ese mismo día y sólo había 20 espectadores, los amigos del rey. Se lo pasaron muy bien y luego tomamos unas copas y todo, gente muy normal", explica.
Entre tanto éxito, un baño de realidad. More se presentó al programa, tras asesorar antes a cómicos que hicieron lo propio con éxito. Pero no le cogieron. "Me indigné y mi reacción fue dejar de ver el programa para bajarles la audiencia. Hace falta ser cretino e idiota [ríe]", dice. Izquierdo se dio cuenta después de que su texto no era bueno y de que no le habían seleccionado "con razón". Por supuesto, al final lo consiguió y participó en el programa y hasta en obras de teatro basadas en monólogos, como la exitosa 5hombres.com.
"Cuando no me cogieron en 'El club de la comedia' me indigné y dejé de verlo. Hace falta ser cretino"
Fue también la época en la que el More mago se iba convirtiendo en el More empresario. Y surge una empresa, Divertia, de eventos artísticos, a la que sucedió una segunda que mantiene, Chou Bisnis. El trabajo no sólo empezaba a no faltarle, sino que le llegaba a sobrar, para solaz de sus amigos humoristas a los que pasaba sus peticiones. "Es un genio, un fenómeno, un bestia", dice cada diez minutos en su entrevista con EL ESPAÑOL | Porfolio. Los destinatarios de tales piropos: cómicos familiares para todos, desde Luis Piedrahita a José Mota, pasando por Faemino y Cansado -"¡Esos los tienes que poner sí o sí!"-.
Divertia -que ya no es de More, sino de su socio Guillermo Felices- llevaba la programación de un circuito de pubs por toda España. También la del Berlín Cabaret, un lugar emblemático para las actuaciones en directo. "Nos dedicábamos a ver un montón de actuaciones por todo Madrid; éramos los reyes de la noche, nos invitaban a todo, nos llevaban mil vídeos...". De hecho, More tuvo que ver con la fundación de La chocita del loro, templo actual para los monologuistas españoles, a pesar de la polémica del año pasado, tras justificar su directora la menor presencia de mujeres porque su humor era "como de víctimas o muy feminista". Es inevitable preguntarle por ello y es de los pocos momentos en que el mago/monologuista/empresario (ya llegaremos) se muestra algo incómodo. "Yo no estoy de acuerdo en lo de que las cómicas son menos graciosas que los hombres. Pero ¿que hay menos? Eso es estadística, hay mucho más cómicos". ¿Y lo de humor muy feminista? "Es verdad que hay muchas que vienen de ver a los americanos y hacen un tipo de humor basto, muy basto. Y eso puede funcionar, pero a mí no me gusta", concluye.
P.- ¿Cuáles son sus cómicos favoritos?
R.- A mí siempre me ha gustado Leo Harlem. Me jacto además de decir que soy el que lo descubrió. Es un tío con una cultura brutal y eso es necesario para hacer humor que perdure. Hacer un chiste de actualidad es muy sencillo, pero no perdura. Por eso Siete vidas ha envejecido tan mal, porque tenía muchas referencias a lo que estaba pasando en aquel momento. Y por eso Friends es eterna. También me parece un fenómeno Luis Piedrahita y Goyo Jiménez es otro genio. También me gusta Daniel de la Cámara y Álex Clavero. Aunque te he dicho que no me gustaba el humor basto, hay uno que me encanta, Miguel Lago, aunque más que basto es destroyer. De mujeres, te diría Marta González de la Vega, una tía que tiene un talento increíble. Y bueno, luego el que me encanta, pero no es monologuista, es José Mota. O sea, me parece un genio. Es otro nivel. Y luego está Santiago Segura, que es de los tíos más inteligentes y divertidos que conozco, yo tuve la suerte de actuar en Torrente 4.
P.- Bueno, justo Torrente no gusta a todo el mundo...
R.- Lo que está claro es que el humor es muy subjetivo. Hay gente que considera que eres un idiota, que no tienes gracia y hay que entenderlo. Eso sí, hay algún tipo de humor que es más universal, como el manchego, no sé si será porque está en el centro. Lo mismo pasa con los castellanos; Leo Harlem es de Valladolid. [More vuelve a enumerar cómicos que admira, imposible transcribirlos todos por problemas de extensión].
"¿Yo puedo hacer un chiste de parálisis cerebral? Definitivamente sí. ¿Por qué? Porque mi hijo tiene parálisis cerebral"
P.- Últimamente hay muchos problemas con los chistes y los humoristas, ¿no?
R.- Estamos en una sociedad en la que todo el mundo se indigna por ti. Mira el caso de Irene Villa. Irene Villa es una tía que ha perdonado. Cuando salió la noticia de que el concejal de Más Madrid Guillermo Zapata había publicado chistes sobre su atentado, Irene dijo: 'Pues a mí no me molesta". Y toda esa horda que insultaba a Zapata, empezó a insultar a Irene Villa. Oye, perdona, no te indignes por mí, que ya me indigno yo. ¿Yo puedo hacer un chiste de parálisis cerebral? Definitivamente, sí. ¿Por qué? Porque mi hijo tiene parálisis cerebral. Entonces hay gente que se indigna. Estamos en una sociedad en la que todo molesta. Yo tengo un monólogo escrito de cómo nos indignamos, lo llamé Cómicos encarcelados. Yo conozco ya a artistas que dicen al empezar su show: "Bueno, lo primero es que si hay algún ofendido que se vaya, porque esto no es para ofendidos". Ya te tienes que poner tú la barrera antes de salir a actuar. ¡Es la leche!
P.- Y usted, ¿cuándo fue la última vez que hizo un monólogo en público?
R.- Yo ahora sobre todo hago eventos de empresa, pero de vez en cuando sigo subiéndome al escenario, sobre todo en actos benéficos. Mi mujer y yo somos socios de 20 ONGs y muchas me llaman para actuar y voy.
P.- ¿Y acude como espectador?
R.- Es que no tengo tiempo, me cuesta mucho ir. Estoy excesivamente liado. Pero me pasa algo curioso, cuando voy a ver a alguien no puedo evitar tomar notas y decírselo, aunque hay gente a la que no le gusta. Me ha pasado con personas que admiro un montón. Y es que yo he estado con mucha gente así, me considero muy afortunado. ¡Yo participé en el primer anuncio de Campofrío, el de Gila! Y de repente me veo allí con las hermanas Hurtado, con Fofito, con bigote Arrocet, Los Morancos, Chiquito, Flo, Santiago Segura, Martes y 13... ¡Hostia, yo era fan de todos!
3. Las empresas
No es de extrañar que facilitar el cambio sea uno de los objetivos de las charlas que da actualmente el Mago More a miles de empresarios -ya llegaremos a eso- porque José Luis no ha dejado de cambiar. Pasó de estudiante de Ingeniería Informática a mago, de mago a monologuista, de actuar en pubs a hacerlo en convenciones de empresa y de ser contratado con más o menos frecuencia a montar varias empresas y contratar. De hecho, tira de la anécdota fake protagonizada por Lola Flores, esa que dice que un crítico del New York Times fue a verla actuar a la ciudad de los rascacielos y escribió: "Ni canta ni baila, pero no se la pierdan". "Yo ni soy el mejor cómico, ni soy el mejor mago, ni soy el mejor monologuista, ni el mejor presentador ni el mejor conferenciante. Pero no hay nadie que haga lo mismo, no hay nadie que lo haga todo. Entonces yo soy un poco Lola Flores".
De tanto actuar en convenciones de empresa, a More le entraron ganas de ser empresario, más allá de la agencia de eventos que montó y llevó con éxito durante 10 años. Empezó a meterse en pequeñas inversiones de otras empresas. Se dio "la gran hostia" montando un restaurante, se metió en una empresa de componentes tecnológicos... y seguía actuando para las compañías ya consolidadas. Primero como mago, luego como humorista y finalmente como presentador.
Pero, al contrario de lo que se podría suponer, Izquierdo no terminaba de trabajar y se iba, sino que se quedaba escuchando. "Yo veía que contaban cosas alucinantes, la esencia de la empresa: la logística, las operaciones, el marketing... y me quedaba allí, tomaba notas y aprendía". En 2010 llegó el máster, un Programa de Dirección General (PDG) en IESE, una aventura que le llevó a las aulas de nuevo dos días por semana y a "estudiar como un perro" los fines de semana. Recuerda que el primer día de clase le tocó hablar el último y se presentó así a sus compañeros: "Hola, soy el mago More y me dedico a hacer magia, a pesar de que también tengo empresas. Creo que de todos los que habéis hablado soy el único que se va a pagar el PDG de su bolsillo, porque al resto os lo pagan vuestras empresas. Pero no os preocupéis, porque antes de que termine el máster, me vais a contratar todos para que presente un evento u os dé una charla, con lo cual me voy a ahorrar el máster".
P.- ¿Por qué decide dedicarse al mundo empresarial?
R.- Yo siempre he estado muy pendiente de la evolución de la tecnología y cuando llegó YouTube yo supe que eso se iba a cargar la televisión tal y como la conocíamos. Me di cuenta de que yo no quería estar en esa lucha atomizada, donde cada vez la atención nos cuesta más y donde para hacerte famoso tienes que estar todo el rato en prime time. Para mí, un artista es como el ciclo de vida de un producto, tienes tu pico y luego baja. Cuando llega a la cima, el artista se piensa que va a seguir siendo famoso toda su vida y no acomoda sus gastos y se dan la gran hostia. Así que decidí irme al mundo empresarial y ahí es donde mi vida cambió radicalmente.
P.- ¿Y en qué empresas participa ahora?
R.- Sigo con la empresa Chou Bisnis, que lleva conferenciantes. Soy socio minoritario del Racing de Ferrol, el equipo de fútbol. Soy socio de una empresa de infoproductos, La Agencia, y de tres locales de Manolo Bakes y acabamos de fundar una agencia de influencers que se llama Labola. También soy socio de la revista Emprendedores. Buff, tendría que mirar en todas las que participo... son muchas. Y si te empiezo a hablar de proyectos, no acabamos. Obviamente, en la mayoría ya delego.
P.- También ha tenido algún fracaso, ¿no?
R.- Sí, desde luego. Hablo de mis fracasos en las conferencias que doy. Por la Covid-19 he cerrado un restaurante, una de alimentación saludable que consistía en traer alimentos del campo a la ciudad -PlenEat- y una de cannabis medicinal, Hemps Pharma.
4. Las conferencias
Pero More no sólo es empresario. De hecho, su ocupación principal es dar conferencias a empresas. Ya no es el mago ni el monologuista que cierra las convenciones. Ahora es él el que enseña. Recuerda la primera que impartió, en Gijón y para la Cámara de Comercio. "Al cliente le gustó mucho, pero no tanto que los periódicos del día siguiente hablaran más del Mago More que de su entidad [ríe]".
No sólo son charlas, también organiza eventos completos de formación. Por ejemplo, entrevista a distintos cargos de la empresa delante del resto de los empleados. Son conversaciones en las que no falta el sentido del humor, aderezadas con "collejas de realidad y sentido común".
Las dos charlas que actualmente imparte More son El poder positivo del cambio y Superpoderes del éxito. Esta última la ha convertido el autor en un libro del que se han vendido casi 100.000 ejemplares, que va por su 22 edición y cuyos beneficios los dona íntegramente a las fundaciones Síndrome de West y Bobath. "A euro por libro, imagina lo que he podido dar ya a esta gente", dice satisfecho a esta revista.
El mago imparte "entre 10 y 12 al mes" y lo ha hecho casi a todas las empresas del Ibex 35. ¿Es ésta una actividad lucrativa? More prefiere no dar datos concretos de lo que cobra por conferencia, pero sí reconoce que está en el segmento premium de los conferenciantes. En cifras: entre 3.000 y 12.000 euros por charla. "Es importante dejar claro que la charla no es sólo ir al auditorio y hablar; se personalizan y requieren de mucha preparación previa, normalmente, con varias reuniones con los clientes", explica.
P.- ¿Hay alguna empresa en la que te gustaría dar una conferencia y aún no lo hayas conseguido?
R.- Bueno, he impartido tantas... incluso una a mi equipo de fútbol, el Atlético de Madrid. ¡Me hizo mucha ilusión! Pero me gustaría hacerlo en Inditex. Admiro mucho a Amancio Ortega. Me parece espectacular lo que hace y me parece alucinante que se metan con él... un tío que crea los puestos de trabajo que crea, que dona sin tener ningún tipo de necesidad y que encima le estén vapuleado todo el rato. Es alucinante. Yo siempre que entrevisto a un empresario empiezo por los orígenes. A mí no me importa lo que facture, ni que sea un tío rico, ni si tiene lo que sea. Me interesa cómo empezó. ¿Sabes? Estamos en un país de envidiosos acojonante. O sea, la envidia es el deporte nacional.
P.- ¿Y alguna en la que rechazarías trabajar por motivos éticos?
R.- Estoy esperando que me llamen de Grünenthal, el laboratorio que desarrolló y vendió la talidomida. Si me contratan les diré que sí, pero que tienen que donar lo mismo para los afectados por el fármaco. O sea, tú me pagas mi caché y luego lo mismo lo pagas para los enfermos. ¿Por qué? Porque en toda Europa les han dado la razón e indemnizaciones y en España, porque ha prescrito. Se han escudado en un rollo legal sabiendo todo el mundo que tienen razón los enfermos.
5. Los cursos
La penúltima (nunca se puede hablar de última si nos referimos a More) reconversión del informático, mago, monologuista y conferenciante es a desarrollador y profesor de cursos. Pero ¡ojo! que nadie piense que se ha quedado en su zona de confort. Izquierdo sí tiene un curso relacionado con el mundo empresarial, titulado El curso de tu vida. Con un precio aproximado para el estudiante de 300 euros, en él se habla... de todo, la verdad. "El dentista Eduardo Anitua es alumno y un día se me ocurrió que hiciéramos un directo sobre cómo respirar bien, a los alumnos les encantó y ya he hecho varios de wellness, un asunto que interesa muchísimo", explica More, que cuenta en su libro que mejoró espectacularmente de la artritis que padece gracias a un cambio en su alimentación y con la ayuda de probióticos. Por eso, dedica todos los días un rato a hablar con un paciente de la enfermedad que no conoce y que le escribe angustiado.
"En vez de ir de Madrid a Barcelona por Zaragoza, la gente va por Cádiz y luego sube por Almería y por Valencia"
More también vende un curso de piano -Aprende a tocar el piano de una vez- y otro para mejorar el uso del iPhone -Aprende por 49 a manejar tu iPhone de 1.300-. En el primero, que imparte junto al pianista Juan Antonio Simarro, ya hay 8.000 alumnos. Todos ellos son lo que se denomina infoproductos y tienen la ventaja de que son grabados, aunque More los completa con conexiones en directo.
P.- Eso de El curso de tu vida suena muy bien. ¿Qué enseña?
R.- Les hablo de hábitos, de fuerza de voluntad, de cómo evitar las interrupciones. De hecho, ahora mismo hay muchas empresas que me están preguntando súper interesadas porque en realidad trabajamos muy mal, estamos interrumpiéndonos continuamente. No trabajamos por lotes. Cada vez que cambies de tarea tienes que volver a retomar, con lo cual tienes que volver a generar un montón de energía. No sabemos utilizar teclas rápidas, ni atajos. Es que en vez de ir de Madrid a Barcelona por Zaragoza, la gente va por Cádiz y luego sube por Almería y por Valencia. Es verdad que llegas a Barcelona, pero gastas más gasolina y el doble de tiempo. Y yo, cuando tú llegas a Barcelona, ya estoy allí y llevo un día en la playa disfrutando. Me he gastado la cuarta parte de gasolina que tú y estoy relajado. Y tú llegas estresado. ¿Y qué dice la gente? "No, es que estoy acostumbrado a ir por Cádiz". Y yo digo: "Ya, pero estás haciendo el primo". Yo les explico cómo hacer las cosas en muchísimo menos tiempo, pero tienes que tener ese componente de humildad y de curiosidad.