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El príncipe Andrés de Inglaterra, duque de York (1960), acaba de abrir la caja de Pandora, sin saberlo. Y, de no estar tan horriblemente aconsejado desde el principio, podía haber tirado de hemeroteca para saber que a Michael Jackson llegar a un acuerdo extrajudicial no le funcionó.
El pasado 15 de febrero, el príncipe Andrés cerró con Virgina Giuffre (1983) la resolución de la demanda civil por agresión sexual que la supuesta víctima había presentado en su contra en EEUU.
Giuffre, una de las víctimas de la red de explotación tejida por el magnate y pedófilo Jeffrey Epstein (1953-2019), acusó al príncipe Andrés de haberla agredido sexualmente en tres ocasiones cuando ella tenía 17 años. A pesar de que el príncipe ha negado los hechos, ha llegado a un acuerdo extrajudicial para zanjar la demanda por violación.
Es obvio que esto paraliza las acciones legales que estaban previstas y que no iban a ser nada agradables, pero no le asegura, bajo ningún concepto, que no surjan otras demandantes.
Sin ir más lejos, y por lo que esta periodista ha visto en los diferentes sumarios, hay otras mujeres -en su momento, adolescentes- que señalan al príncipe Andrés, aunque por el momento no lo han acusado. Ellas son Johana Sjoberg y Jane Doe 15. Jane Doe es un nombre genérico que se utiliza en asuntos judiciales en EEUU cuando no quieren dar el nombre real de alguien. Virginia Giuffre, por ejemplo, fue Jane Doe 3 desde el inicio del proceso a Epstein.
Interrogatorio a un príncipe
De haber seguido el caso su cauce legal, el próximo 10 de marzo el príncipe Andrés se hubiese tenido que someter a un duro interrogatorio por parte de los abogados de Virginia, dentro del proceso judicial. El encuentro estaba previsto en Londres, y hubiese tenido una duración de dos días aproximadamente. Hasta allí hubiera viajado el equipo legal de Giuffre pero, ¿qué hubiese sucedido en ese interrogatorio? Nada agradable, seguro, porque, además de someterse a preguntas comprometidas y de tener que dar explicaciones sobre su amistad con Epstein, sus viajes en el avión privado del magnate, las estancias en sus casas de Nueva York, Florida, en su isla privada, o de su presencia en las fiestas exclusivas, incluso de la estancia de Epstein en el palacio de Buckinham, podrían haberle requerido que se sometiera a alguna prueba física.
Si las partes no hubieran llegado a un acuerdo, el juicio contra el príncipe Andrés se hubiera celebrado en otoño
Me explico. Giuffre solicitó que en la presentación judicial el príncipe demostrara que no podía sudar, dado que no había presentado ningún documento judicial -como se le había solicitado- que diera información sobre su supuesta incapacidad médica para sudar"(anhidrosis, hipohidrosis). Y es que el príncipe no deja de cometer errores en su contra.
En la demanda civil presentada por Giuffre, ésta dice que cuando bailaba con el príncipe Andrés, él sudaba de una forma exagerada y le daba mucho asco. El príncipe dio una entrevista en la BBC, en la que respondió que eso era imposible. "Sufrí una sobredosis de adrenalina en la guerra de las Malvinas cuando me dispararon… eso hace imposible que sude".
No he conseguido saber en qué hubiese consistido la prueba, pero no deja de recordarme al día en que la policía de Los Ángeles obtuvo el permiso para examinar la anatomía de Michael Jackson, incluyendo sus partes íntimas. Fue el 20 de diciembre de 1993, en su mansión de Neverland. El objetivo, muy parecido al de la demandante del príncipe Andrés, era verificar la descripción que su denunciante, Jordan Chandler, había hecho de los genitales de Jackson. Así fue.
En esta tremenda acción, Jackson se encontraba presente ante el fiscal, un fotógrafo, un detective, un médico y dos abogados. Durante media hora inspeccionaron ocularmente al cantante subido en una plataforma. Aunque Jackson salió victorioso de ese peculiar registro, un mes después denunciante y denunciado llegaron a un acuerdo de 23 millones de dólares, que Jackson depositó en la cuenta de Chandler.
Ese acuerdo cerró la investigación criminal de Chandler contra Jackson, pero no frenó que en 2003 hubiese otra acusación que lo llevó en 2005 a uno de los juicios más caros de la historia, del que salió no culpable de todos los cargos, pero visiblemente agotado, enfermo, y arruinado.
"Creo que esto se resolverá sin un juicio con jurado"
David S. Wenstein, exfiscal estadounidense, un día antes del acuerdo
Esto es lo que podría haber pasado después del supuesto interrogatorio al príncipe, si las partes no hubiesen llegado a un acuerdo. El juez habría señalado una fecha para el juicio que, posiblemente, hubiese llegado en otoño. El procedimiento previsto sería el siguiente, tal y como me explicó en una entrevista el exfiscal estadounidense David S. Wenstein un día antes de conocerse el acuerdo: "En el caso de que se vaya a juicio, será frente a un jurado. Es un caso civil y el juicio tendrá que llevarse a cabo en los EEUU, y no en el Reino Unido; el príncipe tendría que viajar a los EEUU y y tendría que sentarse en la sala de un tribunal de los EEUU. Ahí es donde se llevaría a cabo este caso, pero realmente creo que el daño que ha sufrido la imagen pública del príncipe Andrés no va a mejorar, aunque el caso vaya a juicio. Aunque, creo que esto se resolverá sin un juicio con jurado, porque no creo que el caso finalmente vaya a juicio".
El problema de llegar a un acuerdo extrajudicial es que siempre existirá la sombra de la culpa. Michael Jackson, el rey del pop, se vio envuelto en numerosas acusaciones por abuso de menores.
El príncipe Andrés ha cometido al menos cinco errores en su gestión del escándalo con Virgina Giuffre
Son muchos los errores que el príncipe ha cometido en este asunto y que han mermado su credibilidad. El primero y más importante, continuar su amistad con Epstein, incluso después de que éste hubiese sido declarado culpable, y haber ido a visitarle a Nueva York en 2010, cuando Epstein acababa de cumplir una condena por delitos sexuales. Allí, optó por pasear con él por Central Park, con la excusa de decirle en persona que ya no podían verse más, cual amante despechado.
El segundo error fue conceder, motu proprio, una entrevista de 50 minutos en la BBC, en la que en el 95% de su comunicación no verbal muestra que está nervioso o que miente. El tercero, haber aceptado 20.000 dólares de Epstein para saldar deudas de la que fue su esposa Sarah Ferguson, cuando ésta se declaró en bancarrota. El cuarto, utilizar como coartada a su exesposa y a sus hijas, puesto que de haberse celebrado el juicio, las tres podrían haber sido citadas. Y el quinto está relacionado con el acuerdo extrajudicial que acaba de firmar -se rumorea que de 16 millones de dólares-, y que solo el tiempo dirá si se suma a los anteriores errores.
El Jubileo de Isabel II
A todo esto, se aproxima la celebración del Jubileo de la reina de Inglaterra, su madre. La misma que ante el escándalo sexual le ha despojado de sus títulos militares, patrocinios reales y el título de Alteza Real, sometiendo a su hijo a un destierro público, más encaminado a que sus problemas judiciales no le enturbien las celebraciones, que al castigo que se pretende hacer creer.
Isabel II celebra su glorioso 70 aniversario en el trono, el Jubileo de platino, evitando dar declaraciones y con el ambiente caldeado por el caso judicial que habría dañado a la monarquía para siempre. Suponiendo que el ciclo se haya cerrado, que no está tan claro. De hecho, estoy convencida de que el caso solo vive un breve paréntesis.
Sin que por el momento esto sea un impedimento, los planes para la celebración del Jubileo siguen adelante y esté continuará conmemorándose a lo largo del año, tanto en el Reino Unido como en la Commonwealth. El pasado 6 de febrero, la reina se convirtió en la primera monarca británica que celebraba el Jubileo de Platino, como merecen sus 70 años de reinado. Veremos si las aguas vuelven a su cauce para los cuatro días de junio (del 2 al 5) en los que están previstos los festejos más esperados, que incluirán desde eventos públicos hasta actividades comunitarias. Y, para los que no puedan disfrutar de ese fin de semana, las propiedades reales se abrirán durante meses, con eventos temáticos del Jubileo.
En todo caso, no es muy probable que veamos participar en el Jubileo al príncipe Andrés, muy dado a practicar el arte del camuflaje.