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Teodoro García Egea, que cumplió en enero 37 años, está de pie ante el atril de la sala de prensa en la sede del Partido Popular, en la calle Génova de Madrid. Ésta es su segunda casa, o la primera, porque entre sus muros pasa más horas que con su mujer, la ingeniera María José Escasaín (a la que llama Teté, de 36) y sus tres hijos: María José, Teo y el pequeño Nacho, nacido en octubre. Las personas tienen mil rostros y el que ahora muestra el padre de familia numerosa, en este jueves de guerra abierta en el PP, no es, desde luego, el festivo que muchos le recuerdan de cuando en 2008 era concejal en Cieza, su pueblo de Murcia, y se proclamó campeón del mundo de lanzamiento de hueso de aceituna con la boca.
El rostro de Teodoro en esta comparencia es, en cambio, de una seriedad gravísima. El asunto no es broma. Ahora él se enfrenta a quienes, según la advertencia que atribuyen a Churchill, Adenauer y Andreotti, son los peores enemigos que existen en política: tus propios compañeros de partido. El fuego amigo es letal. El partido se debate en una disputa sin precedentes entre los partidarios de la presidenta popular de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (43 años), y los del presidente del PP, Pablo Casado (41). Pablo es el jefe, el amigo, al que va encadenado el destino político de Teodoro. Se la están jugando todos en su disputa por el poder.
Mira a los lados, comprueba que los periodistas están listos y arranca, sin decir su nombre, pero subrayando sus credenciales: "¿Empezamos?... Soy el secretario general del Partido Popular. Mi primera obligación desde que asumí el cargo en 2018 es asegurar que esta organización está libre de toda sospecha. Que todos los cargos del partido, presentes y futuros, están comprometidos con la ejemplaridad y la transparencia. Éste fue el mandato que asumió esta dirección de los afiliados de este partido, y en esta línea he trabajado y seguiré trabajando siempre, por mi partido y por la gente que nos vota, nos apoya y forma parte de él".
Sus palabras pesan como la munición. Díaz Ayuso acusa a Casado de espiarla, y García Egea, cerebro del aparato del partido, le responde con otro cañonazo, abriéndole un expediente por la supuesta corrupción en la compra de mascarillas a su hermano.
Duro y "encantador"
Teo, como lo llaman en el partido, es un tipo tan duro como su antagonista Miguel Ángel Rodríguez, MAR, el brazo derecho de Díaz Ayuso. Al uno y al otro les toca el papel de malo de la película, según quien la vea. Pero en la distancia corta y fuera de las cámaras, el secretario general se comporta como un hombre "encantador", según resalta a EL ESPAÑOL | Porfolio un colaborador que lo trata cada día en la séptima planta de la sede de Génova, la de la cúpula.
Lo describe como "un máquina" con "un cerebro privilegiado". Podría estar ganando mucho más dinero ejerciendo su profesión como doctor en Ingeniería de Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Cartagena. Trabajando en una empresa tecnológica, como la de robots que visitó en la foto que encabeza este perfil. Sin embargo, prefiere asumir el ingrato y para muchos antipático papel de guardián de la estructura del PP.
Es "un máquina" con "un cerebro privilegiado" empeñado en "defender la marca del partido", dice un colaborador
Su misión es "defender la marca del partido" ante lo que interpretan como un socavamiento de parte de Díaz Ayuso a la autoridad de Casado y su dirección, en la que se incluye como portavoz nacional al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (1975).
Al anunciar el expediente a la emergente rival, García Egea luce traje, corbata y un pelo más peinado y más corto que el acaracolado que gastaba hace poco. En el trabajo en la trastienda, va en camisa y con las mangas remangadas. Es, por lo general, sobrio.
Si la guerra va a ser larga y de desgaste, se supone que está bien preparado física y mentalmente para soportar la presión. Por lo menos a juzgar por su trayectoria personal más allá de la política. Ha competido en carreras de fondo del tipo Iron Man, cuyo título, hombre de hierro en español, parece una declaración subliminal para intimidar a sus opositores con la idea de que no tiene un flanco débil.
Y, como culto complemento a su pintoresca imagen de campeón mundial de lanzamiento de hueso de aceituna (el campeonato nació en Cieza y se celebró una vez en Nueva York), el político murciano cultiva en privado su faceta como músico, menos conocida. Toca el piano, la guitarra, el clarinete...
De música clásica se empapó en su infancia en el hogar familiar, como lo prueba que uno de sus dos hermanos, Antonio García Egea (1989), se haya dedicado profesionalmente a ella como catedrático de violín en el Conservatorio Superior de Música de Murcia y violinista en la Orquesta Sinfónica de Bilbao.
Investigación cerebral
Quedarse con la simpática foto, real pero limitada, del lanzador aceitunero para presentar despectivamente al secretario general como un garrulo sería un terrible error de cálculo a la hora de juzgar a quien se doctoró en 2015 en Cartagena con una tesis de Ingeniería Industrial que une robótica, inteligencia artificial y aplicaciones médicas. Se titula Análisis, decodificación y clasificación de la señal EEG en entornos tridimensionales.
La tesis del doctor García Egea trata sobre las señales electroencefalográficas (EEG) y la tecnología informática para monitorizar, analizar y decodificar las señales del cerebro humano. Un tema apasionante que enlaza de alguna manera en su biografía con su principal trabajo de ahora, que es analizar el cerebro de sus rivales para adelantar sus movimientos en la partida de ajedrez que están librando por el control del principal partido de centroderecha en España.
Al principio de las sólidas 203 páginas de su tesis experimental, García Egea da las gracias a familiares, profesores y amigos en Cartagena, Murcia y Madrid, se reconoce como creyente y recuerda cuando aprendió "a poner un electrodo electroencefalográfico y registrar por primera vez una señal cerebral". Sería curioso estudiar qué impulsos registran estos días de tensión los cerebros de los protagonistas del conflicto. Hoy es ciencia ficción, pero seguramente llegue el día en que el espionaje penetre el pensamiento.
Es ingeniero de telecomunicación y se doctoró con una tesis para mejorar la lectura de las señales del cerebro
Ya lo avisa en sus conclusiones: "Monitorizar de forma inalámbrica los datos cerebrales de un sujeto puede tener ciertos riesgos si no se hace con las suficientes garantías de seguridad. Hacerlo en una red no segura podría dar lugar a que dicha información fuese monitorizada por un tercero y con la tecnología adecuada puede reconstruir, a partir de la señal cerebral, las intenciones del usuario".
La investigación doctoral de García Egea está disponible en Internet, a diferencia de la del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que optó por que la suya en Economía por la Universidad Camilo José Cela sólo pueda consultarse en papel de forma presencial. Por lo menos en este aspecto, nadie puede acusar al dirigente murciano de no ser transparente.
Su jefe, Pablo Casado, y el presidente Sánchez, entre otros políticos españoles y europeos, han sido motivos de investigaciones periodísticas por engordar su currículum y su prestigio con títulos ganados supuestamente con ventaja, como si no fuera bastante la probada maestría que han demostrado en la lucha por el poder. No parece ser el caso de Teodoro García Egea, que defendió su tesis hace siete años, siendo ya diputado nacional, y la tiene publicada para que cualquiera la ponga a prueba.
Carrera en el PP
Pero, al margen de los reconocimientos académicos, él y los nombrados podrían dar lecciones sobre el funcionamiento del PP y del PSOE, aunque no tuvieran ni el graduado escolar. Tienen en común que aprendieron por dentro desde jóvenes, abriéndose camino en el escalafón entre las diferentes generaciones y facciones de su hogar ideológico.
García Egea es un hombre clásico de partido. No ha desarrollado su carrera profesional en la empresa privada o en la universidad (aunque ha colaborado en ella como profesor asociado y ha participado, como él destaca, en más de 20 proyectos de investigación), sino en el aparato del PP, desde el regional de Murcia al nacional de Madrid.
Empezó a los 22 años como concejal en Cieza (2007-2009). El PP gobernaba entonces con mayoría absoluta en este municipio de 35.000 habitantes al norte de Murcia, capital de la Vega Alta del Segura (hoy lo hace el Partido Socialista, con mayoría simple). El PP local lo preside su tío Manuel Egea Ballesteros, concejal y candidato a la Alcaldía en 2019. Éste no contesta a la llamada ni al mensaje de EL ESPAÑOL | Porfolio para hablar de su influyente sobrino, quizás por temor a perjudicarlo. Otro pariente, Juan Carlos, se disculpa al teléfono y dice que no quiere declarar nada sobre su primo, aunque "todo lo que tendría que decir sería positivo".
Empezó a los 22 años como concejal en Cieza, su pueblo de Murcia, y en 2012, a los 27, entró de diputado en el Congreso
El joven ingeniero de telecomunicaciones fue vicesecretario de formación en la Región de Murcia de Nuevas Generaciones, el grupo juvenil de los populares, y secretario de tecnología en el PP regional. En el gobierno murciano ocupó además el cargo de director de la Agencia de Gestión de la Energía. En enero de 2012, con 27 años, entró en el Congreso de los Diputados en sustitución de Jaime García-Legaz y desde entonces se ha curtido en la política nacional, siendo reelegido por Murcia en las elecciones de 2015, 2016 y las dos de 2019.
A la dirección del PP llegó en julio de 2018. Pablo Casado ganó las elecciones internas frente a Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso con el que el PP quiso refundarse tras los casos de corrupción que habían precipitado su desalojo del Gobierno con la moción de censura contra Mariano Rajoy, un mes y medio antes. Había que marcar distancias con el pasado y el nuevo líder eligió a García Egea para sustituir en la secretaría general a María Dolores de Cospedal.
Los otros secretarios generales
El ingeniero de los impulsos cerebrales llegaba al cerebro de la formación. Al puesto ardiente donde confluyen todas las tensiones de su tejido nervioso. Antes que Cospedal y García Egea, este mismo cargo lo ocuparon, en sentido cronológico inverso, Ángel Acebes, Mariano Rajoy, Javier Arenas y Francisco Álvarez-Cascos. El Partido Popular nació en 1989 como transformación de la Alianza Popular de Manuel Fraga Iribarne, que la definió como fuerza conservadora, reformista y liberal.
En la etapa de Alianza Popular, los secretarios generales, antecesores más lejanos de Teodoro, fueron Arturo García-Tizón, Alberto Ruiz-Gallardón (luego alcalde de Madrid y presidente de la Comunidad) y Jorge Verstrynge. Este último, en un curioso giro de la vida, es padre de quien hoy actúa como secretaria de Organización de Podemos, Lilith Verstrynge (29 años), cargo homólogo al que nos ocupa con Teodoro García Egea en el PP.
En su declaración de bienes al Congreso, del 23 de noviembre de 2019, el diputado registra como propiedades dos pisos y dos plazas de garaje en Murcia, y un Audi-A4 comprado en 2009. Está pagando tres hipotecas. Aparte de su sueldo de parlamentario, cobra 23.205 euros con 75 céntimos de las arcas del PP por su cargo como secretario general del partido.
En su web personal, en el apartado "aficiones", García Egea se declara "amante del judo, el mountain bike, las carreras de montaña y el esquí de travesía". Un deporte de lucha física y mañas contra un contrincante cara a cara, y otros tres de esfuerzo en solitario y largo recorrido. Esos remedos de combate le han entrenado para la competición psicológica que acaba de estallar con sus hermanos de partido.
"Unir para ganar, ganar para gobernar y gobernar para que los españoles puedan construir su proyecto de vida. Es el legado más importante que podemos dejar como miembros de este partido", dejó escrito en su blog el pasado 14 de octubre. Aún está ocupado en la primera parte de la frase, y con malas perspectivas, porque piden su cese. Ahora la realidad les dice a él y sus compañeros, de un lado y del otro, que lo que les está sucediendo es justo lo contrario: desunir para perder.