Con el otoño, el olor de las castañas regresa a las calles de A Coruña. Los entrañables puestos de venta de este frutos secos ya ocupan sus posiciones en diferentes vías de la ciudad herculina, lo que nos recuerda que la lluvia, el frío y, en general, el tiempo otoñal ya ha llegado para quedarse.

La calle Real, la plaza de Lugo o Cuatro Caminos son solo tres de los muchos lugares que cada año repiten los castañeros que, con su carro, recorren las diferentes zonas de la urbe coruñesa con el objetivo de satisfacer las ganas que tienen mucho coruñeses de volver a llevarse ese fruto a la boca.

La temporada suele durar tres meses y los castañeros ya inician su actividad para sacar provecho. Es el caso del clásico de la plaza de Lugo, un puesto en el que suelen formarse largas colas, sobre todo los fines de semana, cuando los coruñeses acuden de compras a esta céntrica zona.

Los puestos de helado, característicos del verano, dan paso ahora a los castañeros, que se encargan de endulzar el otoño a los coruñeses con los tradicionales conos de castañas.