El San Telmo: El barco ferrolano que pudo descubrir la Antártida
El primer barco en llegar a la Antártida no fue británico, sino español. Ésta es la poco reconocida historia de un barco construido en Ferrol, el San Telmo
15 diciembre, 2019 06:00El 16 de octubre de 1819, el capitán británico William Smith desembarcaba en las Islas Shetland, siendo reconocido como descubridor y primer hombre que puso pie en las tierras del Sur, más allá de los 60º de Latitud, el continente helado, la Antártida. Durante su exploración descubrió restos recientes de un naufragio, con sus propios ojos vio el buque encallado y numerosas muestras de que parte de la tripulación había sobrevivido durante algún tiempo en tierra firme.
Cuando regresó a su base en Valparaíso, Smith quiso admitir que no había sido el primero en pisar la Antártida, pero las autoridades británicas le obligaron a guardar silencio y reclamaron aquel nuevo territorio para el Imperio Británico. El barco que descubrió el capitán Smith era un buque de guerra construido en Ferrol, llevaba a bordo a 644 tripulantes y su nombre era “San Telmo”. Este es el relato de su travesía y de un descubrimiento que, aunque no vivieron para contarlo, podría haber cambiado los libros de Historia.
El San Telmo era un formidable buque de guerra construido en los Reales Astilleros de Esteiro en Ferrol en 1788. Diseñado por el Ingeniero Naval José Romero y Fernández de Landa, seguía la tradición constructiva de la serie de seis navíos conocidos como los “Ildefonsos”, con un gran equilibrio entre velocidad y maniobrabilidad, que los convirtió en uno de los mejores diseños navales de la historia y una de las máquinas de guerra más poderosas de su tiempo.
Montaba 74 cañones, tenía una eslora de 52 metros, una manga de 14,5 y un puntal de 7. Su desplazamiento rondaba las 2750 Toneladas, alcanzaba una velocidad máxima de 14 nudos y contaba con una tripulación de 640 personas.
En 1819, las Colonias de Ultramar empezaban a subirse a las barbas de Fernando VII, con movimientos independentistas y de insurrección, por lo que el monarca decide enviar una división naval a Perú, a El Callao, en un intento por restaurar el poder naval español en el Pacífico.
La escuadra, formada por cuatro navíos y 1400 hombres, recibió el nombre de “División del Mar del Sur” y estaba compuesta por los navíos de línea San Telmo y Alejandro I (que estaba en tan mal estado que nunca llegó a cumplir su misión), la fragata de guerra Prueba (también construida en Ferrol) y la fragata mercante Mariana, para transporte de tropas.
El Comandante de esta “gloriosa” División era el brigadier Rosendo Porlier y Asteguieta que, conocedor del estado de su flota y de que tendría que atravesar con ella el Cabo de Hornos, hizo patente su descontento. Se dice que Porlier, al despedirse de su amigo, el capitán de fragata Francisco Espelius le dijo: “Adios Francisquito, probablemente hasta la eternidad…”.
Así fue como el 11 de mayo de 1819 partía de Cadiz la División del Mar del Sur, rumbo a su épica misión de poner orden en las Colonias del Nuevo Mundo.
Tras el abandono del Alejandro I, poco después de cruzar el Ecuador, los tres buques restantes atravesaron el Atlántico, se aprovisionaron en Rio de Janeiro y se refugiaron en Montevideo a la espera de que las condiciones meteorológicas fueran las favorables para atravesar el Cabo de Hornos, uno de los mayores desafíos náuticos del planeta, donde confluyen los Océanos Pacífico y Atlántico.
El 2 de septiembre de 1819, mientras intentaban doblar el cabo, un mar embravecido y olas de dimensiones gigantescas acaban separando el convoy. El San Telmo es visto por última vez desde la fragata Mariana en la posición 62º Sur, 70º Oeste. Sería la última vez que sería visto navegando.
Las dos fragatas conseguirían alcanzar finalmente El Callao con una semana de diferencia entre las dos, informando del último avistamiento del San Telmo. Durante las siguientes semanas se esperó su aparición, pero nunca llegó a ocurrir. El 6 de mayo de 1822 la Armada Española daba de baja al buque y a sus 644 tripulantes.
Poco tiempo después de la pérdida del San Telmo, el capitán británico William Smith tocaba tierra en la Antártida y, durante sus expediciones, localizó los restos del naufragio del San Telmo cerca de la Isla Livingston y pruebas de que los náufragos habían desembarcado en tierra y sobrevivido por algún tiempo, pero las autoridades británicas le obligaron a guardar un silencio sepulcral, tomando posesión del continente helado en nombre del Imperio Británico.
Durante el siglo XX, expediciones a las Shetland encontraron objetos sorprendentes pero esperables de ser cierta la teoría del San Telmo: restos de telas de uniformes españoles y sus sandalias, objetos de la época, u osamenta de animales que embarcaba la Armada española en sus travesías, junto con precarios emplazamientos que se habrían usado como improvisados refugios humanos.
Las campañas de investigación no han concluido pero las pruebas, de momento, no son suficientes ni concluyentes. Existen diversas teorías sobre quiénes fueron los primeros descubridores de la Antártida, desde el palentino Gabriel de Castilla en el Siglo XVII (España tiene una base con su nombre en la Antártida), hasta el holandés Dirk Gerritsz pero, oficialmente, el descubrimiento se atribuye a Smith.
La Roya Navy Británica nunca reconoció que William Smith no había sido el primer europeo en pisar la Antártida, sino que fueron los náufragos del San Telmo. Sin embargo, sí que dieron el nombre de San Telmo a una isla, ya que en las antiguas cartas de navegación británicas el nombre de esta isla era ya “San Telmo Island”, tal vez, como homenaje y reconocimiento a estos héroes sin gloria.
En la actualidad hay una placa conmemorativa en Playa Media Luna, en Isla Livingston, que recuerda a la tripulación del San Telmo, como posiblemente los primeros hombres que llegaron a la Antártida. En Puerto Real, Cádiz, también existe una plaza con el nombre de San Telmo, que homenajea su hazaña.
Los últimos marinos que navegaban a vela contaban que, al cruzar el cabo de Hornos, durante las noches de tempestad, era posible divisar un navío congelado a la deriva sobre un témpano gigante, quizá el San Telmo vagando aún por el océano en busca de su destino final aunque, con el cambio climático en pleno apogeo, pronto será liberado de su prisión…
Este 2019 se cumplen 200 años de la hazaña antártica del San Telmo, un formidable buque de Ferrol, y de sus 644 marineros, que siguen esperando un lugar y un reconocimiento en la historia.
Historias de la Historia…
Iván Fernández Amil. Storyteller. Experto en Compras y Aprovisionamiento. Procurement Manager.
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Referencias:
- MARTÍN-CANCELA, E. Tras las huellas del San Telmo. Prensas Universitarias de Zaragoza, 2018
- VÁZQUEZ, A. Muerte en el hielo. La esfera de los libros, 2018.
- Elespanol.com
- es.wikipedia.org
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- el-sextante-del-comandante.es
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