Cuando una isla de Galicia proclamó su independencia y Franco ejecutó a su gobierno
- La historia de la efímera constitución en república independiente de A Illa de Arousa y las terribles consecuencias posteriores.
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El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones municipales en España. Los partidos monárquicos estaban convencidos de que lograrían una victoria absoluta, pero no fue así. Las candidaturas republicanas ganaron en 42 de las 50 capitales, la primera vez en la historia de España en que un gobierno era derrotado en unas elecciones. En Madrid, los concejales republicanos triplicaban a los monárquicos, quienes no lograron ganar en ningún distrito, y en Barcelona los cuadruplicaban. A las diez y media de la mañana del día siguiente, el presidente del gobierno se dirigía a entrevistarse con el rey, Alfonso XIII. Preguntado por los periodistas sobre si habría crisis de gobierno, contestó: “¿Qué más crisis desean ustedes que la de un país que se acuesta monárquico y se despierta republicano?”. El 14 de abril se proclamó la Segunda República y el rey abandonó España ese mismo día. La República pasó por varias etapas, pero la entrada de la derecha en el gobierno provocó una huelga general revolucionaria y que Cataluña se declarase independiente. Este ejemplo sirvió para que una pequeña isla gallega también decidiera proclamar su autonomía: la República Federal da Illa de Arousa.
A Illa de Arousa es una pequeña isla de 7km2 situada en la ría de Arousa que lleva despertando gran interés desde tiempos remotos, que ha estado habitada desde la Prehistoria y donde se pueden encontrar desde dólmenes hasta necrópolis romanas.
A finales del siglo X el clero se hizo con parte de la isla, pasando a ser propiedad del monasterio benedictino de San Martiño Pinario, ubicado en Santiago de Compostela, por lo que sus habitantes dedicaban casi todos sus recursos a la agricultura y la pesca. El interés que siempre ha despertado este lugar se ve reflejado por el hecho de que el rey Alfonso IV de León llegó a ordenar la construcción de un monasterio a San Julián, santo hoy convertido en el patrón de la isla.
Pero, en 1873, la isla perdió su condición de municipio para pasar a depender del ayuntamiento de Vilanova de Arousa. Esto tardaría más de 100 años en revertirse, cuando en 1997 recuperó su derecho, convirtiéndose en el único municipio insular de Galicia.
En octubre de 1934, España se encontraba sumida en un peligroso clima de inestabilidad, tanto política como social. La llegada de la derecha al gobierno de la República generó el descontento de los partidos de izquierdas, quienes convocaron una huelga general revolucionaria, también conocida como Revolución de octubre de 1934. Según las cifras oficiales, durante los incidentes acaecidos en toda España fallecieron 1335 personas y casi 3000 fueron heridas.
Este movimiento estuvo organizado por el PSOE y la UGT y contó con la participación del Partido Comunista de España, la Confederación Nacional del Trabajo y la Federación Anarquista Ibérica.
Mientras, en Galicia, los miembros de la Agrupación Socialista de A Illa de Arousa convocaron una asamblea para decidir si ellos también iban a la huelga del día 8 de octubre de 1934. Además del descontento con el Gobierno republicano, existía una gran sensación de abandono por parte del ayuntamiento de Vilanova, lo que provocó una situación que acabaría trayendo funestas consecuencias para sus protagonistas.
Terminada la asamblea, en la que decidieron unirse a la huelga, los asistentes a la reunión se encaminaron a la taberna “O Nicho”, para celebrar la decisión con algunas copas de vino.
En Barcelona, el Gobierno de Cataluña, presidido por Lluís Companys, había proclamado el Estado Catalán de la República Federal Española el día antes, la noche del 6 de octubre de 1934. Lo que no sabían en Arousa en aquel momento era que, debido a esta proclamación, a las pocas horas se había declarado el estado de guerra y el ejército había intervenido en algunos enfrentamientos armados en los que murieron unas cuarenta personas y que culminaron con la detención de Companys y la suspensión de la autonomía catalana.
Envalentonados por el ejemplo catalán, la situación de abandono a la que estaban sometidos y quien sabe si, animados por el vino consumido, propusieron seguir la senda catalana con una audaz propuesta: crear una República Federal en A Illa.
Tras la aprobación de la idea de manera unánime, uno de los clientes cogió un trozo de papel de estraza de la barra del bar y escribió en él los nombres y los cargos del gobierno provisional de la nueva república sin imaginar las consecuencias de aquella anécdota.
La madrugada de esa misma noche, del día 7 al 8, una bomba estalló en la isla lo que, sumado a la huelga, provocó que el día 8 se presentara una dotación de Guardias de Asalto que comenzó a registrar a todos los que se encontraban en su camino. Una de esas personas llevaba encima el papel de estraza con la proclamación de la nueva república y los nombres de sus dirigentes, pasando de ser una anécdota a ser considerada una conspiración secesionista desatando la búsqueda y captura de todos aquellos que figuraban en aquel papel para ser detenidos y enviados a la cárcel a Pontevedra.
Al día siguiente, 9 de octubre, otra bomba volvió a sacudir la tranquilidad de la isla, por lo que los guardias regresaron de nuevo y registraron nuevas detenciones, entre ellas, la del presidente de la efímera república, que se había escondido para entregarse posteriormente: Santiago Otero Pouso.
El sábado 13 todos los detenidos fueron puestos en libertad acusados de un delito de sedición, por lo que tuvieron que pasar por un Consejo de Guerra que los absolvió de todos los cargos en marzo de 1935. El asunto se olvidó, pero por desgracia no fue este el final de la historia.
Porque cuando se produjo el golpe franquista de 1936, volvieron a por ellos. Buena parte de los participantes en aquella proclamación sufrieron represalias o fueron paseados y fusilados por los franquistas, entre ellos, el presidente de la República Federal da Illa de Arousa.
El 21 de septiembre de 1936, Santiago Otero Pouso fue detenido en su casa y lo llevaron al cuartel para interrogarlo. Después fue fusilado y su cadáver arrojado al mar, pero el 11 de octubre fue devuelto a la playa por las olas. Sus asesinos lastraron su cuerpo con piedras y lo echaron de nuevo al fondo de la ría.
Así fue como una broma de taberna terminó en desgracia para sus participantes, los arousanos que un día quisieron ser independientes.
Iván Fernández Amil. Historias de la Historia.
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Referencias:
es.wikipedia.org
elespanol.com
lavozdegalicia.es
farodevigo.es
elprogreso.es
elpais.com
piraguilla.com