El pimiento de Padrón, el haba de ojo de perdiz de Carnota o la Cebola do Miño son algunas de las variedades de semillas que se van a guardar en el Banco Mundial de Svalbard (Noruega), una remota infraestructura científica que atesora la mayor colección de seguridad de la biodiversidad agrícola global, que tiene como objetivo mantener la base de la alimentación mundial en caso de catástrofes. Las semillas se transportarán congeladas a -20ºC y está previsto que se envíen la primera semana de junio.

Un equipo de investigadores del Centro de Recursos Fitogenéticos del INIA-CSIC, organismo dependiente del Ministerio de Ciencia e Innovación, ha sido el encargado de seleccionar 1080 vegetales de la colección nacional. Respecto a Galicia, las variedades elegidas suman una cincuentena. Entre ellas también está el tomate de pera de O Rosal (Pontevedra), el millo reino de Castrelo de Miño (Ourense) o el centeo pao de Vilalba (Lugo).

El plan de depósito de las muestras se inició hace más de 6 años, explica el ministerio en comunicado, siguiendo unos protocolos de trabajo minuciosos, ya que para que las muestras sean recientes y se conserven viables durante el mayor tiempo posible, quizá cientos de años, se requiere su multiplicación en el campo en las condiciones adecuadas, sin cruces ni mezclas con otras variedades, manteniendo la identidad de las variedades.

Quién está detrás del Banco Mundial de Svalbard

Este almacén es una especie de Arca de Noé vegetal, que se encuentra en una isla del archipiélago ártico de Svalbard. En total, guarda más de un millón de muestras de semillas de diferentes cultivos de casi todos los países del mundo. “Este material, también conocido como recursos fitogenéticos, constituye la base de casi toda nuestra alimentación”, explica Luis Guasch, investigador del INIA-CSIC y director del Centro de Recursos Fitogenéticos del instituto.

El proyecto de este archivo vivo de alimentos está auspiciado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la organización internacional Global Crop Diversity Trust (CROP Trust), la Fundación Bill y Melinda Gates y el gobierno de Noruega, que ha hecho de la instalación un compromiso con la conservación de los recursos fitogenéticos con vistas a poder hacer frente en caso de necesidad a los desafíos planteados por el cambio climático y otras posibles amenazas globales.