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Conociendo el Centro QUÉROTE+ de Santiago de Compostela

El centro QUÉROTE+ es un servicio público de información y formación. A través de redes sociales intentan llegar de forma más directa a los usuarios

7 febrero, 2022 06:00

Si algo está claro es que como decía el sabio “solo sé que no se nada” y que los seres humanos necesitamos herramientas y recursos a los que acudir para resolver nuestras dudas. Precisamente eso y mucho más hacen en el centro QUÉROTE +, situado en el número 19 de la Rúa Ramón Piñeiro donde un equipo multidisciplinar trabaja proporcionando atención y orientación psicosocial y abordando la sexualidad y afectividad, problemas de imagen corporal y autoestima, drogas, uso de las TIC… La coordinadora del centro, Paula Fernández Rico, trabajadora social, nos descubre la labor de su equipo.

Por ir al grano ¿Qué diferencias hay entre QUÉROTE+ y un centro de planificación familiar al uso?

Paula Fernández Rico, coordinadora del centro QUÉROTE + de Compostela(Foto: Ana Gayoso)

Paula Fernández Rico, coordinadora del centro QUÉROTE + de Compostela(Foto: Ana Gayoso)

Es un servicio público que es estable y con una calidad excelente. A diferencia de un centro de planificación familiar asociado al SERGAS, con personal sanitario, QUÉROTE es un servicio de atención psicosocial y somos trabajadores sociales, psicólogos y educadores sociales. Aquí tratamos de que la gente no acuda solo cuando tiene una urgencia o un apuro, que también, pero queremos un trabajo más profundo, desde un concepto más amplio de lo que es la sexualidad. Nos paramos mucho a escuchar cada caso, cada vivencia y saber o intentar saber qué ha fallado. Imaginemos el caso de una joven que viene a hacerse una prueba de embarazo y hablamos de un embarazo no planificado, intentamos ir al origen, a cuáles son sus circunstancias, si conoce los métodos anticonceptivos, cuáles son las razones que le llevaron a esa situación. 

Y a veces de unos problemas saltan otros, como pueden ser abusos o personas que padecen falta de autoestima. Yo creo que lo bueno de que esto sea un espacio de intervención psicosocial es que podemos detectar carencias en la educación sexual de los individuos que a veces influyen en nuestra forma de reaccionar. En este centro trabajamos diferentes perfiles profesionales, y junto a mis compañeras Isa, Penélope y Lucía intentamos abordar de una forma completa cada caso.

Actualmente ponemos el foco sobre situaciones donde la libertad sexual de las mujeres se ha visto vulnerada y parece que eso también debería motivarnos a replantearnos si tenemos una buena educación sexual…

El concepto que tenemos hoy día del abuso afortunadamente no es el mismo que hace diez años y el marco legal y la legislación ya no lo contempla igual. Y lo cierto es que, a veces, no sabemos que en nuestro entorno alguien ha cometido un abuso sexual, y dónde hay que poner el foco es también en todas esas cosas que seguimos tolerando, porque no sabemos detectarlas o porque pasamos por encima de ellas, hombres y mujeres. Nosotros, desde aquí, intentamos trabajar en esas cosas en los talleres que damos en institutos. No es un taller en el que simplemente se les hable a los chavales de métodos anticonceptivos o de los riesgos de las prácticas sexuales sin protección. Intentamos poner la alarma en las posibilidades, que se vayan del taller sabiendo que la sexualidad es algo que nos corresponde, que tenemos que construir y que implica un trabajo personal para llegar a donde quieras llegar.

Aquí uno puede preguntar cosas que no necesariamente tienen que ser problemas, si no que puede abordar temas que le generen curiosidad y que crea que pueden mejorar su vida, que sea como crecimiento personal.

Comentamos que la percepción de la sexualidad ha cambiado ¿Lo ha hecho también el perfil del usuario de vuestro centro?

Sí, el perfil del usuario ha cambiado como lo ha hecho la propia sociedad. Quizás hace diez años ocurría un poco esto que comentábamos, la gente venía a QUÉROTE solo ante situaciones de urgencia como podía ser un embarazo no deseado o una prueba de detección de VIH, pero ahora trabajamos más en temas de orientación sexual, de identidad, imagen corporal, convivencia… Desde aquí intentamos, todo el equipo, ayudar y apoyarnos en el resto de servicios públicos para trata los diferentes casos.

A los jóvenes se les acusa siempre de ser inconscientes pese a toda la información que tienen a su alcance ¿Se ajusta a la realidad esa afirmación?

A mí esas afirmaciones me molestan porque son injustas, se les acusa a los jóvenes de que tienen mucha información y que por tanto deberían de erradicarse ciertas conductas, pero las personas de 50 o 60 tienen la misma información y cometen los mismos errores. Las interpretaciones individuales no se ajustan a todos los supuestos. No se trata en la mayoría de los casos de que los chavales no sepan o no tengan información, es que le faltan experiencias vitales.

En nuestro equipo todo el personal tiene formación en sexología y eso nos ayuda a tener otra perspectiva. Hablar de sexualidad no solo es hablar de erótica, se habla desde algo amplio. Todos los seres somos sexuados y expresamos desde que nacemos esa sexualidad.

Paula con su compañera Penélope, psicóloga en el centro Quérote+ de Santiago(Foto: Ana Gayoso)

Paula con su compañera Penélope, psicóloga en el centro Quérote+ de Santiago(Foto: Ana Gayoso)

Y luego la erótica o la excitación es algo individual que depende de cada ser humano. Lo bueno de QUEROTE es que tenemos el tiempo y el espacio para profundizar y que si una persona llega hasta aquí no tiene que ser solo por una pregunta concreta, se trata de ampliar su formación a través de lo que nosotros podemos contarle. 

Me encantaría que la educación sexual mejorase más, erradicar esa diferenciación por géneros… Es decir, aún estamos carentes de educación sexual. Vamos dando pasos, pinceladas, pero se necesita que sea algo transversal y con contenidos revisados para dar una buena educación sexual, no solo desde los miedos. 

Las actividades no tienen que ser anecdóticas o algo para cumplir con los contenidos del curso, hay que aplicarlo dentro y fuera de las aulas.

¿Por qué en una sociedad que por un lado vive hipersexualizada sigue habiendo tantos tabús?

Estigmas en sexualidad hay miles, desde la masturbación femenina, prácticas eróticas fuera de la normativa coitocentrista, de los abusos, del VIH. En el caso del VIH en concreto con la medicación que existe a día de hoy las personas tratadas son en la mayoría de los casos intransmisibles, es decir que es un estado serológico con una carga viral en muchos casos indetectable o mínima y ese estigma de que por tener el virus vas a transmitirlo ya no tiene que estar ahí. Sin embargo el estigma social sigue presente y nosotros tenemos la labor de divulgar y que sepan que estamos aquí.

Nosotros en las redes sociales intentamos hacer un trabajo de conectar con la gente y enseñarles los recursos que tenemos a su disposición, cuidamos mucho el lenguaje que utilizamos, el trato que hacemos de cada individuo y su caso. Somos diversos y eso es lo bueno. La ventaja de nuestro centro es nuestro perfil multiprofesional y que trabajamos con capacidad para atender a la gente y accesible, ya que pueden contactar con nosotros por diferentes medios como videollamada, Whatsapp… .

Buscamos que se sientan cómodos, tranquilos y crear ese espacio seguro y de confianza que todos necesitamos para obtener esa orientación y hacer un seguimiento.

Y ya con tantos años de experiencia ¿qué es lo que más te gusta de tu profesión?

Trabajar con la gente más joven es maravilloso y enriquecedor. En general el contacto humano pero en concreto la intensidad y la capacidad de reacción de la gente más joven me encanta. Con un grupo de adolescentes tú ves como en dos o tres sesiones trabajando con ellos hay muchísima evolución y eso es muy satisfactorio, son rápidos y agradecen que les dediques tiempo y les des confianza. Por otro lado, trabajamos con mucha libertad y vamos llevando a cabo todas las iniciativas que ponemos en marcha.