Mallorca aguanta la respiración, mantiene en suspenso el último aliento. La tragedia la ha sumido en lágrimas, en desesperación. Pero entre tanto drama, guarda todavía la esperanza de encontrar a Artur, el niño de cinco años que iba vestido con un polo azul, según afirman testigos presenciales. El pequeño viajaba en un coche con su madre, Joana Lliteras, que logró salvar a su hermana, pero no a él. En el mismo coche, también, iban su hermano mayor (sacado del automóvil por un alemán) y su abuela (puesta a salvo por su propio pie). Todos perdieron el rastro del retoño cuando arreció el temporal. En la memoria, quedó el recuerdo del color de su ropa. Poco más. Ahora, la UME (Unidad Militar de Emergencias) lo busca incesantemente. Aunque, de momento, sin suerte.



A su madre, Joana, la encontraron en el interior del coche en Son Carrió. Ella había tratado de hacer todo lo posible por salvar la vida de los que iban en el interior del coche. Minutos antes de que el temporal arreciara, llamó a su marido, de viaje en Londres. Pero no lo alarmó. Tan solo le contó que estaba en un atasco. Nada más. Pero después, todo cambió. Vio cómo la lluvia asediaba la carretera, cómo el temporal se lo llevaba todo a su paso, cómo arrastraba los árboles… e intentaron salir de allí.

Joana, junto a un delfín.



Un alemán sacó al niño mayor del coche, la abuela salió por su propio pie y la madre se quedó intentando salvar a sus otros dos hijos. Puso a salvo a la niña, de ocho años, y volvió a por su pequeño, de cinco. Ahí acabó todo. La riada arrastró el automóvil con ella dentro y con Artur fuera. Entonces, le perdieron la pista. Iniciaron las labores de búsqueda y, cuando han pasado casi 48 horas desde que la lluvia empezara a caer, todavía no lo han encontrado.



Todos se encontraban en Sant Llorenç por casualidad. Vivían en Manacor, donde su madre, hija de médico, tenía una farmacia –era de familia de boticarios–. Jamás pensaron que aquel temporal, avisado por la Aemet, fuera a pillarles de camino. Se lo encontraron de repente con las consecuencias mencionadas.



Toda Mallorca se ha volcado para intentar dar con su paradero. Los militares, los cuerpos especiales, los buzos, los bomberos, la Guardia Civil, los vecinos… Todos lo buscan en la zona de S’Illot, cerca de la playa. En total, casi 900 efectivos por cielo, mar y tierra. “Es muy complicado”, esgrimen. La maleza, los árboles caídos, el fango… Hay tantas cosas por retirar que dificultan las labores… Muchos coches siguen apilados dos días después, son una maraña de hierros y escombros que no permiten ver absolutamente nada.



Artur es el único desaparecido. Ya no quedan más. El balance ha terminado. En total, 12 personas han fallecido en la tragedia de Mallorca. 10 fueron encontrados en las primeras 24 horas. Los dos restantes, una pareja de alemanes, aparecieron este viernes. Y, contabilizados todos ellos, sólo queda el niño de cinco años con un polo azul. Nadie más. Por eso todo Mallorca lo busca. ¿Y si se encontrara con vida? Se preguntan todos.



Entre los fallecidos, el recuento y reconocimiento lo abrió Rafael Gili, ex alcalde de Arta, cuyo coche fue arrastrado por la corriente. Después, se sumaron a la lista un anciano con problemas de movilidad encerrado en el sótano de su vivienda; una anciana que murió mientras dormía; Joana Lliteras, la madre del niño de cinco años; Biel Mesquidas Salas, que circulaba con su furgoneta por las inmediaciones de Son Vives; los dos alemanes…



Esta es la peor tragedia que se ha vivido en las islas. “No recordamos otra igual”, recuerdan los vecinos, anegados. En 2007, murió una danesa de 32 años en el término municipal de Puigpunyent; y en 1989, fallecieron tres en el Aparthotel El Corso tras otro temporal en la comarca de Llevant (Sant Llorenç, Manacor, Felanitx y Campos).

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