El periodista Andreas Körlin se levantó temprano. Solía hacerlo, como buen alemán. Le gustaba Mallorca, sus puestas de sol, su vida, la comida… Todo. Ha sido, durante gran parte de su vida, un fijo en el verano balear. Se compró una finca y alquilaba un apartamento a conocidos hasta el mes de octubre. Disfrutaba en la isla. ¡Cómo no! Amaba España y a los españoles. Y el martes puso el despertador para ir a recoger a un amigo al aeropuerto. Nunca llegó. Falleció durante las inundaciones. La riada se lo llevó por delante.



Su amigo se quedó pétreo en la tragedia. Llegaron al aeropuerto, bajaron del avión y lo llamaron al móvil. Una, dos, tres veces… Daba igual. Al otro lado, no había nadie. ¿Dónde estará? Se preguntaron. Hasta que supieron de las inundaciones, del temporal y de las tormentas. Entonces, se pusieron en contacto con las autoridades para avisarles de su desaparición. Lo hicieron con la creencia de que se encontraría bien, de que quizás no había llegado por un corte en las carreteras. No fue así.



Andreas, que salió temprano de su finca, cogió su Skoda Yeti el martes por la noche. Tenía que recorrer 80 kilómetros para llegar al aeropuerto. O lo que es lo mismo, debía recorrer Artá y Sant Llorenç. Se encontró el temporal en su camino. No pudo hacer nada. La riada se lo llevó por delante, arrastró su automóvil y se llevó su vida. Engrosa la lista de 12 fallecidos en la tragedia mallorquina. Su rostro ha sido uno de los últimos en identificar.



En Alemania, sus compañeros del periódico Neue presse de Hannover han llorado su pérdida. Lo buscaron desde el miércoles por la mañana. No dieron con él e intentaron colaborar, desde la distancia, en su búsqueda. Finalmente, se cumplieron sus peores presagios. Andreas, que amaba Mallorca, falleció en su isla preferida, en su retiro vacacional desde hace años.



Él ha sido uno de los tres alemanes fallecidos. Los otros dos, Michael Kircher y Petra Kircher eran pareja, de 63 y 61 años respectivamente. Se desconoce su historia. No se sabe qué hacían en Sant Llorenç, aunque todo indicaba a que se encontraban de vacaciones. Son algunos de los extranjeros que han perdido la vida en la isla.

Petra y Michael Bild



La lista de fallecidos contabiliza ya 12, pero todo indica a que no irá a más. Sólo queda un desaparecido por encontrar, Artur, un niño de cinco años que vestía un polo azul. Iba en coche con su madre, Joana, que también falleció. Su madre salvó a su hermana, pero no a él. Su hermano mayor, socorrido por un ciclista alemán, y su abuela salieron del automóvil y están vivos.



El parte oficial de fallecidos incluye también a Bernat Estelrich, encontrado en su casa de Sant Llorenç; Joana Lliteras, la madre coraje que murió tratando de salvar a sus hijos; Gabriel Mesquida, herrero en la localidad; Joana Ballesteros, octogenaria que perdió la vida mientras dormía; Rafael Gili, exalcalde de Artá; Juan Grande, un taxista que llevaba a los dos británicos (Anthony y Delia) que han perdido la vida; y Tine Noig, ciudadana holandesa.



Todos han perdido la vida en la mayor catástrofe que se recuerda en las islas. Ni en 2007, cuando murió una danesa de 32 años en una inundación, ni en 1989, cuando fallecieron tres trabajadores de un hotel, fueron tan graves. El temporal, esta vez, ha sobrepasado cualquier previsión. Se avisaron lluvias, pero no que fueran de tanto riesgo.



A partir de ahora, 'sólo' queda que los mallorquines recuperen la normalidad. Resta por rescatar al niño de cinco años, que sigue desaparecido. Se ha encontrado su mochila, pero no a él. Después, comenzarán las labores de reconstrucción. El Consell de Mallorca va a destinar 22’7 millones de euros para rehabilitar las 22 carreteras afectadas por la tormenta e invertirá 2’7 kilos en realizar obras “hiperurgentes”. Además, una veintena de trabajadores sociales valorarán la situación de cada familia y los daños causados para garantizar las condiciones básicas de todas las familias.

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