Desirée Mariottini acumulaba sueños, promesas e inquietudes. Le encantaba el arte, según su madre. De hecho, ese era el camino que había elegido en el instituto. No le gustaban los números ni las ciencias exactas; prefería el ardid de lo imponderable, la subjetividad. Esa era su vida. O, mejor dicho, la que quería que fuese. Porque esta semana todos los anhelos de futuro se truncaron en un piso abandonado, una vivienda de okupas tomada por camas abandonadas, suciedad, ratas, almas errantes, rastrojos y estupefacientes. Allí, en un cuartucho, entró el día 18. La drogaron con crack, metadona y heroína; la violaron en 'Manada' durante 10 horas; y después le taparon la boca para que nadie escuchara sus gritos y murió de un paro cardíaco.
Descrita la escena, la pregunta es obvia: ¿se podía haber evitado su muerte? Seguramente, sí. La joven de 16 años, consumidora de estupefacientes habitual, se había criado viendo traficar a su padre, el narco Francesco Zuncheddu, detenido en una operación contra las drogas en Cisterna. Fue arrestado en 2012 y, desde entonces, apenas si había visto a su hija. Hasta hace un par de meses. Entonces, tuvo la oportunidad cuando le pidieron auxilio, pero no le dejaron las autoridades. Barbara Mariottini, su expareja, lo llamó para que la ayudara. Le dijo que Desirée, su niña, se había metido en problemas, que estaba consumiendo. Dio igual. No pudo hacer nada.
Barbara, entonces, pensó que llevando a su hija a un centro de desintoxiación acabarían con su adicción. Pero no lo consiguió. La joven de 16 años siguió enganchada. De hecho, según algunos diarios italianos, habría llegado a ofrecer sexo a cambio de drogas en alguna ocasión. Pero todo eso son rumores. Lo que sí ha trascendido es cómo ocurrieron los hechos, qué pasó antes de que Desirée entrara en la llamada ‘Casa de las drogas’, donde la esperaban una docena de inmigrantes ilegales para acabar con su vida.
Antes de entrar allí, la joven habló con su abuela. Le dijo que se quedaría en Roma –ella es de Cisterna di Latina, a 50 kilómetros de la capital–, que se había quedado sin autobús y se quedaría en casa de un amiga. Seguramente, no fe así. ¿Por qué? La prensa italiana sostiene dos hipótesis. La primera es que acudió a la ‘Casa de la droga’ a recuperar su móvil, perdido; la segunda es que habría decidido dar su teléfono a cambio de estupefacientes.
Lo cierto es que Desirée estuvo en la ‘Casa de las drogas’ con Antonella, una 'amiga' de correrías en aquel fatídico día. “Le dije que se viniera conmigo, pero ella decidió quedarse. Yo no la conocía y la dejé allí”, cuenta la joven en la prensa italiana. Lo que jamás imaginó es que no la fuera a ver al día siguiente. La joven fallecida tomó metadona, heroína, crack y tranquilizantes. Se quedó inconsciente y fue violada.
Otra de las personas que se encontraba allí ha asegurado después que vio a una chica tumbada con una sábana. Ha contado, también, que a Desirée le dieron agua para que se recuperara, pero dio igual. “Llegó uno de ellos y dijo que se la llevaba”. Fue la última vez que la vieron. En aquel cuartucho, habrían abusado sexualmente de ella hasta una docena de hombres investigados por la Policía italiana. Paso diez horas dentro. El día 19, un anónimo alertó a las autoridades de que dentro había una joven. Llegaron y se la encontraron desnuda y tirada en el suelo.Vieron una película de terror delante de sus propios ojos.
Confirmada la muerte, la Policía ha detenido hasta a cuatro inmigrantes ilegales acusados de violar a la joven. El primero, Gara Mamadou, natural de Senegal, con su visado expirado; el segundo, Minteh Brian, de la misma nacionalidad, había solicitado un permiso de residencia por razones humanitarias, pero las autoridades italianas todavía estaban esperando la recepción de algunos papeles; el tercero, Chimo Alinno, también se encontraba en situación irregular; y al cuarto, todavía sin nombre, de origen ghanés, lo han arrestado mientras se fugaba con 10 kilos de marihuana.
Este incidente, que ha dejado a Italia sin aliento, ha reabierto las heridas y cualquier discusión relativa a la inmigración. Matteo Salvini, vicepresidente del Consejo de Ministros de la República, acudió a la zona este viernes en pos de impulsar su política de inmigración y su plan de desalojos. Lo que le ha llevado también a ser criticado por la oposición en una lucha dialéctica que poco tiene que ver con lo ocurrido. Lo único cierto es que Desirée perdió la vida en esa maldita casa. Que fue drogada, violada y asfixiada. Una escena terrorífica.
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