Una vecina de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), Juana Escudero, ha conseguido demostrar, tras nueve años de pleitos judiciales, que no es la persona que está enterrada en un cementerio de Málaga, tras certificar un juzgado que en el nicho con su nombre se encuentran en realidad los restos de su hermana Joaquina. EL ESPAÑOL contó el caso en profundidad y todas las dificultades que tuvo durante tantos años. 





Así se refleja en un auto emitido por el juzgado de instrucción número 2 de Málaga, que certifica que la persona enterrada en ese nicho es la hermana de Juana, que falleció el 2 de mayo de 2010, precisamente el mismo año en que ella comenzó a tener problemas para realizar cualquier trámite administrativo, al constar como fallecida en todos los registros oficiales.

Juana siempre ha estado viva, pero oficialmente constaba como muerta. Fernando Ruso EL ESPAÑOL





Desde este año, el tránsito por distintas instancias ha sido constante para esta mujer, según ha recordado esta noche a Efe su abogado, Fernando Osuna, que se ha felicitado de que, finalmente, haya terminado un asunto que hacía que cualquier gestión fuese un problema enorme para ella.





El proceso ha concluido casi 14 meses después de que el 19 de octubre de 2017 le fuese extraído ADN al cadáver enterrado en el nicho del cementerio Parcemasa San Gabriel de Málaga con el nombre de Juana, y comparado con el del hijo biológico de la fallecida.





Para los expertos del Instituto Toxicológico de Sevilla no hay dudas, y reflejan en el auto que la coincidencia "es más de tres millones de veces más probable si el cadáver pertenece a la madre biológica que si fuera una persona al azar de la población no relacionada con él".





Las primeras investigaciones apuntan a que se pudo llevar a cabo un caso de usurpación de identidad por parte de la pareja de la fallecida, que habría usado los datos de Escudero cuando la mujer murió repentinamente.

Juana se queja de que para el banco no está muerta ya que sigue pagando su hipoteca. Fernando Ruso EL ESPAÑOL





Ahora el caso queda cerrado, según ha dicho el letrado, que ha señalado que ya es voluntad de la propia Juana Escudero seguir adelante para profundizar en las razones que llevaron a las personas que gestionaron el entierro a sepultar a su hermana con los datos personales de ella. 

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