Un bidón azul y unas piernas desnudas que sobresalían de él. En su interior, María Gombau, la presunta parricida de Godella. Esa es la escena que se encontró Chico, un perro de la Guardia Civil, mientras buscaban a la mujer acusada de matar a sus dos hijos, Amiel e Ixchel, de tres años y medio, respectivamente. El animal guió a los agentes al lugar donde Gombau, según dijo, estaba allí porque se escondía de su marido.
Según ha informado Cuatro al día, en las imágenes se observa cómo la mujer pide ayuda y le dicen que salga con cuidado del bidón. Sin embargo, se dan cuenta de que no puede salir de él y lo ponen de pie para conseguirlo.
Tiempo después Gombau llevó a los agentes hasta las tumbas de sus hijos. Fuentes de la investigación han explicado que María sufrió un brote psicótico la noche que acabó a golpes con la vida de sus dos hijos. A los agentes de la policía, la acusada de los dos asesinatos les habría dicho que lo hizo porque era una orden de Dios.
Tras recibir atención médica en el Hospital La Fe, fue trasladada a la Unidad de Psiquiatría del Hospital de Llíria. Allí fue reconocida por un forense y posteriormente enviada a la prisión de Picassent donde se le ha aplicado el protocolo de prevención de suicidios.
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