Irene López es la última víctima por violencia de género, la número 17, la que pone (de momento) punto y final a una lacra que no termina de ofrecer capítulos de terror en telediarios, radios y periódicos. Este 2019 han sido asesinadas seis mujeres más que en el mismo período de 2018. “Le ha tocado a ella, nos ha tocado a su familia sufrir este dolor que con palabras que no soy capaz de escribir”, resumía su sobrina Airin en Facebook, recordando a su tía. Esa que “siempre tenía la sonrisa en su cara, en su hermosa cara”. Ella, joven, a sus 44 años, fue asesinada el pasado sábado con un disparo en su casa de Olot (Girona) por César, Policía Nacional, con el que estaba empezando una relación que apenas si escribía sus primeras páginas.
En la calle Virgen de la Guía del barrio de San Cristóbal y Mas Bernat siguen sin poder creérselo cuando han pasado varios días. Irene, natural de Málaga, llevaba más de 20 años en Cataluña. Conservaba el acento de su tierra, pero se había adaptado bien y estaba a gusto en la ciudad. Era trabajadora social en el ámbito de la geriatría y, a menudo, paseaba tranquilamente por la ciudad. Algunas veces, sola; en otras ocasiones, junto a su hijo o su hija. O ambos. Nada hacía presagiar que Irene fuera a ser la siguiente entre las numerosas víctimas de violencia de género.
“Aún no puedo creerlo, que no vaya a volver a verla, a la más peque de mis tías, a mi tocaya, a mí muñeca, como yo la llamaba, porque eso parecía, una muñeca preciosa que era… Valiente, súper trabajadora, cariñosa a reventar, con un corazón inmenso…”, prosigue su sobrina Airin (en realidad, Irene, como su tía, de la que heredó su nombre), a través de las redes sociales. Ella, como muchas otros familiares de víctimas de violencia de género, ha quedado (y quedará) marcada por lo que ocurrido el pasado fin de semana.
Habían empezado a salir hace poco
El suceso, sobrecogedor, tuvo lugar entre el viernes por la noche y el sábado por la mañana. Quién podía pensarlo. Irene llevaba poco tiempo saliendo con César, Policía Nacional madrileño destinado en Camprodon (Girona) desde hace tres años. Allí, hacía DNIs, pasaportes o daba licencias de armas para cazar. Ambos se habían conocido hace poco y tenían una relación, pero “ni eran pareja ni eran novios”, cuentan conocidos a EL ESPAÑOL.
El viernes por la noche, se quedaron en casa de Irene. Bebieron y discutieron. Y, en un momento dado, él tiró con su arma reglamentaria y la mató. Después, César también se intentó quitar la vida disparándose en la sien. No lo consiguió. Por la mañana, a las 8:20, la hija de Irene, de 14 años, llegó a la casa. Entró sin hacer mucho ruido y se encontró a su madre en el sofá, sin respirar, muerta. Inmediatamente, avisó a los servicios de Emergencias para que la atendieran.
Los sanitarios no pudieron hacer nada por ella, pero sí que trasladaron a César al Hospital, donde fue operado y se encuentra ingresado sin haber podido, por el momento, prestar declaración sobre lo ocurrido. Pero, a la espera de que eso ocurra, el número de las víctimas de violencia de género sigue incrementando. Antes de confirmarse la muerte de Irene, otra mujer, esta de nacionalidad sueca, fue asesinada en Gran Canaria a golpes. En total, desde que se contabilizan los datos, suman un total de 992 mujeres fallecidas a manos de sus parejas o maridos.
Había tenido dos hijos con otro marido
¿Los motivos? “Los hay de muchos tipos. Uno de ellos, por ejemplo, son los celos”, explica Lucila, presidenta de Afavir (Asociación de Ayuda a Familiares y Víctimas), y madre de Rocío López Agredano, víctima de Violencia de Género en noviembre de 2008. “No hay un prototipo de hombre, pero sí tienen unas características comunes: ellos aíslan a la mujer, le influyen a la hora de hacer cosas, le cogen el móvil, les quitan la contraseña y las van anulando como personas hasta que tienen la autoestima baja y piensan que son suyas”, prosigue.
En el caso de Irene, es imposible saber qué llevó a César a quitarle la vida. No llevaban mucho tiempo viéndose y ella no había presentado ninguna denuncia previa por violencia de género. De hecho, ella había tenido una relación anterior: tuvo dos hijos y después acabó. Ahora, había conocido al Policía y empezaba a dar sus primeros coletazos. Pero acabó antes de tiempo.
"Lo que sí se puede desgranar en este caso es que, ante el descontrol de un impulso, el tener un arma (en este caso, él la tenía), puede llevar a la comisión de un delito de homicidio más rápidamente", explica Timanfaya Hernández, psicóloga forense experta en violencia de género. A partir de ahí, no se sabe a ciencia cierta qué pudo suceder. De momento, sólo se cuenta con el testimonio de sus hijos, de nadie más.
Irene López es la decimocuarta mujer asesinada este año por su pareja o expareja. En España, en 2019, también han sido asesinadas Nelea, de 22 años; María Soledad Bobet; Gloria Tornay Naranjo, de 58 años; María José Aboy Guimarey, 43 años; Estrella Domínguez, 63 años; Sheila Chazarro Moyano, 29 años;Daría Oliva Luna, 20 años; Rosa María Concepción Hernández, 60 años; Rosa Romero Rueda, 69 años;Rebeca Santamalia, de 47 años; Romina Celeste, de 28 años; Leonor Múñoz González, de 47 años; Rebeca Alexandra Cadete, de 26 años. La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 47 mujeres asesinadas en 2018 y 53 mujeres en 2017.
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