Felipe y Letizia, en el dique seco: Moncloa vacía la agenda de los Reyes para que Sánchez luzca más
En el primer mes de gobierno PSOE-Podemos los actos de la pareja real han caído. Irene Montero rechazó en dos ocasiones acompañar a la reina.
2 febrero, 2020 03:52Noticias relacionadas
El Rey Felipe VI ha podido celebrar su 52 cumpleaños tranquilamente rodeado de su familia. Después de comer con un grupo de amigos en un restaurante del barrio madrileño de El Viso, el Monarca sopló las velas en su casa acompañado por su mujer, la Reina Letizia, sus dos hijas Leonor y Sofía, su madre la Reina Sofía, su suegra Paloma Rocasolano, su hermana mayor la Infanta Elena y algunos amigos.
La cita tuvo lugar en la tarde del pasado jueves en el Pabellón del Príncipe tras la jornada laboral. Los que no estuvieron en la mini fiesta de cumpleaños del Monarca fueron el Rey Juan Carlos y la Infanta Cristina, que ya estaba de vuelta en Ginebra a pesar de que el día anterior había acudido a El Escorial para asistir al funeral por su tía la Infanta Pilar.
Felipe VI ha debido disfrutar mucho de su cumpleaños, ya que hacía años que no disponía de su aniversario sin ningún acto que presidir, premio que otorgar o viaje que cumplir. Sin irnos muy lejos, cuando hizo los 51 decidió viajar hasta Irak, a las localidades de Bagdad y Besyamah para visitar a las tropas españolas destinadas en misión en suelo iraquí a los que el propio Rey nombró como "su otra familia". Se trató de un viaje sorpresa, fuera de agenda por motivos de seguridad, en el que estuvo acompañado por la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Trescientos sesenta y cinco días antes, es decir cuando cumplió los 50, el jefe del Estado tampoco pudo celebrarlo en familia ya que por ser una fecha tan especial decidió hacer un acto simbólico otorgándole a su hija, la Princesa de Asturias, la orden del Toisón de Oro.
Así que asombra un poco saber que en este 2020 Felipe VI y su mujer, Letizia, tuvieran la agenda "tan despejada".
Poca importancia
En enero de 2019 los Reyes protagonizaron 21 actos. En el mismo periodo en 2002 han hecho 15. No parece que la cifra haya bajado de forma alarmante, pero el problema está en la importancia de los que han presidido. Después de tantos meses sin Gobierno, lo normal es que los Reyes tuvieran en lista de espera muchos actos que no se pudieron celebrar por no haber gabinete que los aprobase. Sin embargo, el ritmo de trabajo de la Corona está más tranquilo que nunca. “Diría que hasta nos aburrimos. Bueno, eso aquí no pasa nunca. Pero si es verdad que está siendo un primer mes de año mucho más tranquilo de lo que estábamos acostumbrados. Aunque queremos darle un tiempo al nuevo Gobierno, los famosos 100 días, la cosa -en términos de relevancia- no pinta muy bien para la Casa", confirma a EL ESPAÑOL un trabajador de Zarzuela.
Cuando el 8 de enero Pedro Sánchez prometía su cargo en Zarzuela como nuevo presidente del Gobierno, el Rey le comentó entre bromas que había sido "rápido, simple y sin dolor", pero luego le añadió que "el dolor viene después”. Sin duda, el Soberano se refería a los sinsabores de la profesión de gobernar. ¿O tal vez se refería a las de reinar?
Fuentes oficiales de Zarzuela rechazan hacer cualquier comentario sobre la “no presencia” de la figura de la Corona en muchos de los actos que antes protagonizaban. La estrategia de Felipe VI y su equipo es no contribuir a la creciente percepción de un enfriamiento en las relaciones entre el Rey y el presidente del Gobierno. Más allá de si existe un distanciamiento entre Moncloa, lo que parece evidente es una deliberada decisión desde presidencia del Gobierno para restar protagonismo a la Familia Real.
Sin embargo, el artículo 62 de la Constitución española dicta, claramente, las funciones que le corresponden al Rey: ser informado de los asuntos de Estado y presidir, a estos efectos, las sesiones del Consejo de Ministros, cuando lo estime oportuno, a petición del presidente del Gobierno.
Sánchez no va a Zarzuela
Como se ha publicado en EL ESPAÑOL en varias ocasiones, el presidente del Gobierno ha roto la tradición de acudir una vez a la semana a Zarzuela, que en el caso del presidente Zapatero se producía los martes y con Rajoy, los jueves. A esto hay que sumarle la ausencia de los informes que Vicepresidencia de Gobierno enviaba a Palacio los viernes y que últimamente no llegan.
En la etapa de Juan Carlos I era habitual que el encuentro con el presidente del Gobierno se suspendiera por culpa de que el Monarca se encontraba de viaje. En la actualidad es al revés. Es Pedro Sánchez el que no para de viajar, ya que hizo en el 2019 más de 30 viajes al extranjero.
La agenda de Felipe VI para el 2020 está llena de actos sin aprobar. Como viajes al exterior sólo se contempla, por ahora, la visita a Dinamarca en el mes de abril con motivo del 80 cumpleaños de la Reina Margarita, al que están invitadas todas las casas reales europeas. Desde Gobierno ninguna marca en rojo en el calendario para que el Rey vaya haciendo las maletas y represente a España fuera de nuestras fronteras. Será en noviembre cuando se celebre la próxima cumbre Iberoamericana en territorio de Andorra, pero la presencia del Monarca, aunque se supone, está sin confirmar cien por cien.
Desde que Felipe VI llegó al trono el 19 de junio de 2014 el equipo que rodea al Monarca ha tenido una misma obsesión: demostrar su valía como Jefe de Estado, intentando dejar de lado todo el glamour y la pompa que conlleva la figura de Rey. Sus decisiones a lo largo de estos casi seis años han ido en esa dirección con una política que decidieron llamar de perfil bajo. La idea es trabajar como hormiguitas sin hacer mucho ruido. Esta decisión funcionó bien durante el Gobierno de Mariano Rajoy, ya que la Corona no perdió ni un ápice de su protagonismo en esta etapa. Sin embargo, con Sánchez la presencia de Felipe VI se diluye.
Un buen ejemplo es lo que ocurrió la semana pasada. Mientras en Madrid se inauguraba la Feria de Turismo más importante del mundo, Sánchez se encontraba vendiendo su programa económico en Davos y el temporal Gloria ya llevaba cinco muertos en la costa levantina, Felipe VI viaja a Israel para representar a España con ocasión del Día Internacional del Recuerdo del Holocausto, que pasó bastante desapercibido entre los medios de comunicación.
Unos días después, cuando acompañado por la Reina viajaron hasta Polonia para celebrar el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. La noticia tuvo bastante difusión, pero más que por el acto en sí, porque Letizia decidió lucir una diadema en modo de tocado bastante original que dio mucho que hablar a las webs de moda y estilo y en las redes sociales donde tiene miles de seguidoras. Después de la ofrenda, en recuerdo a las víctimas de los nazis, ya de regreso a España, Felipe VI volvió a aparecer en otro acontecimiento fúnebre: el funeral de su tía Pilar, la hermana mayor de Juan Carlos.
Problema de egos
La mayor o menor visibilidad de los Reyes, el reforzamiento o debilitamiento de su agenda tanto nacional como internacional, responde inevitablemente a la voluntad de Zarzuela, pero sobre todo del Gobierno de turno. Durante un año y medio Felipe ha sufrido un notable ninguneo por parte del presidente Sánchez. Y desde hace meses en la Casa preocupa que un ejecutivo de coalición entre PSOE y Podemos se traduzca en una legislatura de invisibilidad para la Monarquía, algo que resentiría su imagen ante la opinión pública.
Es posible que el afán de protagonismo de Pedro Sánchez sea la razón de todo y esconda un problema de egos. Pero lo cierto es que el presidente del Gobierno ha empezado a acaparar momentos que tradicionalmente estaban reservados a la Corona. Cuando en octubre de 2018 un fuerte temporal arrasó la isla de Mallorca, Felipe VI y su mujer se retiraron antes de tiempo de la recepción del día de la Hispanidad para viajar a baleares y estar con la gente que había sufrido los graves daños de las tormentas. La semana pasada cuando la borrasca Gloria arrasó parte de Levante y Aragón, la autoridad superior que acudió a visitar la zona cero del desastre no fue Felipe VI, que viajaba hacia Israel, sino Pedro Sánchez.
Pero si parece que el Rey no lo va a tener fácil con el nuevo Gobierno, para la Reina tampoco parece que vaya a pintar bien. Toda su agenda, en la que los pilares son Educación y Salud, depende prácticamente de Unidas Podemos.
El primer desplante se vio el pasado 16 de enero, cuando ni la ministra de Igualdad, Irene Montero, ni la secretaria de Estado para la violencia de género, Noelia Vera, acompañaron a la Reina Letizia a un acto sobre cómo combatir la lacra del maltrato machista. Tuvo que ser el ministro de Sanidad quien secundara a la consorte. La excusa dada fue que el acto estaba programado antes de que se formara gobierno, cosa de poca relevancia porque en vez de Salvador Illa, también nuevo en esto de llevar cartera, podía haber ido la pareja de Pablo Iglesias.
Con el escenario de frialdad que se está viviendo entre Moncloa y Zarzuela estaríamos ante una situación especialmente comprometida para la Reina. Porque los cuatro ministros de la formación morada dirigen ahora áreas en las que se centra casi toda la labor institucional de Letizia. En concreto, a los Ministerios de Asuntos Sociales, con Pablo Iglesias al frente, y de Igualdad, con Montero, les corresponderá coordinar con la Secretaría de la Reina muchos de los eventos públicos en los que participe la esposa de Felipe VI.
Es por todos conocido el activismo en Twitter de la nueva ministra de Igualdad. Antes de la proclamación de Felipe VI en 2014 eran habituales sus mensajes con cosas como que no reinarían nunca porque antes les llegaría la “guillotina”. Y atacó duramente a Letizia cuando se vio envuelta en la polémica por la publicación de mensajes privados a su entonces amigo “compi yogui” Javier López Madrid. Aunque fue peor lo del actual ministro de Consumo, Alberto Garzón, quién lo más suave que decía de los Reyes hace menos de un año era que “son unos ladrones”.
Casi cuatro de cada diez eventos a los que asiste la Reina son de carácter cultural. Después centra toda su agenda en Asuntos sociales, Salud e Igualdad. Por eso la relación de Montero y la Reina resulta decisiva. Sin embargo, en este mes el Ministerio de Igualdad ya ha descartado dos actos en los que la Secretaría de la Reina ha pedido la presencia de la ministra porque la líder podemita tenía mucho trabajo.
Letizia tiene una agenda muy escasa en comparación con otras reinas consortes europeas. Cada año participa en unos 100 actos institucionales, casi todos acompañando a su marido, Felipe VI. Los discursos que hace son pocos y sin mucha trascendencia para no llamar la atención. A principios de 2019 la propia Reina pidió más presencia y agenda, lo que supone una asignatura pendiente en Zarzuela que en realidad está en manos del nuevo Gobierno. Y no parece que esta vaya a ser una prioridad ni para el presidente ni para su socio de Gobierno, el republicano Pablo Iglesias.