'Operación Corona': Letizia se baja de los tacones, se quita pestañas, se deja canas y ya no estrena
La reina quiere dar ejemplo ante la situación de España y ayudar así a Felipe VI, acosado por los escándalos de su padre y por parte del Gobierno.
10 octubre, 2020 02:39Noticias relacionadas
La pandemia de la Covid nos ha cambiado a todos de forma irremediable. El estado de incertidumbre que vive todo el país por culpa del coronavirus también traspasa los muros de seguridad del recinto de El Pardo, donde se encuentra el Palacio de la Zarzuela. La Covid 19 nos ha hecho sopesar mejor cuáles son nuestras verdaderas necesidades en cada uno de los hogares españoles y la familia Borbón Ortiz no es un caso distinto. "Cómo cualquier español, están preocupados, la situación no es para menos. La Reina es una mujer a la que le gusta tener todo controlado, no saber lo que va a ocurrir le pone nerviosa. Ha tomado una serie de decisiones para pasar mejor este temporal que estamos todos sufriendo, pero que -en su caso- está siendo mucho más profundo", asegura a EL ESPAÑOL una amiga de Letizia.
Pero, el virus no es el único punto de desequilibrio que amenaza la Casa Real. Las continuas declaraciones de Corinna Larsen sobre su relación amorosa con el Rey Emérito y sus negocios explotan una y otra vez en Zarzuela como minas. De nada, o de muy poco, sirve el constante trabajo diario que el equipo de Felipe VI hace para separar todo ello a base de demostrar el importante papel que el monarca ejerce en este país. "Le salió mal cuando amenazó al Rey con sacar los trapos sucios de su padre y fue el mismo Felipe VI quien quiso aclararlo todo. Eso la dejó sin munición. Lo cual no quiere decir que cada vez que esta señora diga cosas como las que dice, no nos fastidie todo el trabajo que hacemos. Es frustrante", confiesa a este periódico una persona cercana al equipo del actual monarca.
Es -sin duda- el momento más difícil para el Felipe VI desde que se convirtiera en Rey el 19 de junio de 2014. "Hay que arrimar el hombro, estar vigilantes y velar por la unidad del país y el cumplimiento de nuestra Constitución. Como bien ha dicho el Rey en muchas ocasiones, hemos hecho frente -y hemos superado- situaciones muy difíciles con serenidad y entereza, demostrando gran resistencia y madurez. Así que eso es lo que nos toca ahora", añade la misma fuente consultada.
Esta nueva misión a la que se enfrenta la institución no afecta solo al propio Felipe VI. La reina Letizia ha decidido implicarse más aún y se ha propuesto dedicar gran parte de su trabajo y el máximo de los esfuerzos para que sea más evidente demostrar que la Jefatura del Estado existe y que tiene una labor importante y un futuro por delante. Así, la experiodista ha tomado una serie de medidas para conseguirlo.
Se trata de un giro silencioso. Su estrategia es que sus efectos se noten de dentro hacia fuera. Letizia, con ayuda de su equipo y de una de las personas de su mayor confianza, el jefe de Relaciones con los Medios de Comunicación, Jordi Gutiérrez, quiere dar un giro en la comunicación de la Casa para amortiguar y sobeponer la huella de frivolidad de su suegro, que lo impregna todo.
"En realidad se debería llamar de no comunicación. Se trata de intentar pasar de todo lo que no sea esencial para la labor de la Casa. Cero glamour y actos festivos: trabajo, trabajo y trabajo. Hay que alejarse de la imagen que da el hecho de hacer regalos de 65 millones de euros cuando la gente no sabe si va a tener trabajo mañana por culpa de la crisis por la que atraviesa el país. Un buen ejemplo es lo que va a pasar este próximo lunes 12 de octubre, en el que se ha decidido hacer un simple paseo militar en la plaza de la Armería del Palacio Real y ya está", detalla la misma amiga de la esposa de Felipe VI.
Todo ello busca revalorizar el trabajo y de poner en valor a la Corona, en un momento en que todo parece estar en contra. Hasta el propio Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios en el Ejecutivo demuestran -como con la anulación de la presencia del Rey en el acto de entrega de despachos a los nuevos jueces en Barcelona- que usan la Jefatura del Estado como si fuera su juguete para disponer de él o guardarlo en un cajón según las necesidades políticas del momento.
No estrena ropa
Letizia quiere un cambio y los actos que ha protagonizado en las últimas semanas demuestran estos hechos y su actitud ante ellos lo confirma. Sin ir más lejos, el momento que protagonizó el pasado 30 de septiembre durante su visita al madrileño barrio de Vallecas. Letizia asistió a una reunión con la Confederación Salud Mental España, cuya sede está situada en el barrio de Entrevías, distrito de Vallecas. La zona había sido confinada una semana antes debido a su elevado índice de contagios por Covid-19 entre los vecinos.
La esposa de Felipe VI no sólo se negó a cancelar su presencia en la cita, sino que insistió en acudir y al terminar la reunión se paró, cumpliendo las distancias de seguridad y demás medidas de protección, durante unos minutos para charlar con varios vecinos. "Se ha bajado hasta de los tacones. Se terminaron las distancias (ficticias): la idea es que se vuelva más cercana, que la gente se dé cuenta de lo que vale. Que la vuelvan a ver cómo la veían cuando llegó a Zarzuela como una más, una mujer que nació entre esas casas y no en un palacio", cuenta una fuente autorizada.
Desde su regreso de vacaciones, con la vuelta al cole también se ha podido ver una nueva Letizia en cuanto a su imagen se refiere. Desde hace más de dos meses la esposa de Felipe VI no estrena nada en su vestuario. Por estas fechas el año pasado, el armario de la Reina ya había adquirido varias nuevas prendas, entre ellas el deslumbrante vestido blanco de la firma española Lolali Madrid que eligió para estrenar el día de la inauguración de la nueva temporada de ópera del Teatro Real de Madrid. Esa noche de 2019 eligió una serie de joyas de su colección privada como los pendientes de diamantes negros de la firma Grisogono o las pulseras gemelas de diamantes de Cartier de un valor incalculable y lejos del bolsillo del español medio.
Su imagen en este 2020 ha sido muy diferente en ese mismo acto 365 días después. Letizia eligió un vestido rojo de cóctel firmado por Carolina Herrera que se había puesto en muchas otras ocasiones. Y, como joyas, eligió el anillo firmado por Karem Hallem que le han regalado sus hijas, la princesa de Asturias y la infanta Sofía que tiene un precio de 49 euros, así como unos pendientes de aro muy sencillos. Se terminaron los diseños ajustados y deslumbrantes. Ahora es más frecuente verla siempre con trajes de chaqueta sencillos, en tonos neutros, zapato plano y maquillaje casi natural. Se han quedado en casa las pestañas postizas y el tinte de pelo, ha decidido dejarse las canas. "La Letizia de hace un año jamás hubiera hecho estos cambios", asegura una amiga de la Reina. Aunque habrá que ver su look del próximo lunes durante la reducida parada militar en el Palacio Real, la idea es que rescate de su armario uno de los muchos, cientos, de diseños que tiene perfectos para lucir ese día sin necesidad de estrenar nada nuevo.
Cambiar su agenda
Otra de las ideas que se barajan para que la esposa de Felipe VI ayude a la Corona en estos momentos tan complicados sería tener una agenda menos encorsetada. El equipo de la Reina ya está trabajando en ello. La presumible obsesión de Zarzuela porque Letizia no pise ningún charco más le impiden una proyección que podría ayudar mucho a mejorar la imagen de la institución.
Letizia tiene una de las agendas internacionales más pobres de todas las royals europeas, aunque ahora no sea el momento de viajar. Los actos que protagoniza en España están completamente controlados al milímetro. Y esto, unido a su enfermiza manía de controlarlo todo y su nula espontaneidad, hacen que no termine de conectar con el pueblo. "Ella es consciente de que esto hay que solucionarlo. Que tiene que dejar de intentar controlar a todos y a todo para empezar a trabajar para que la Corona tenga un futuro que ahora parece que se ve muy negro" añade la amiga de la Reina.
En lo que nadie está dispuesto a hacer un esfuerzo es en mejorar las relaciones con la familia política. Felipe VI ha decido, mucho antes de la marcha forzada de su padre, que cualquier tipo de conexión con el anterior monarca le perjudica mucho. Así que ha impuesto un cordón sanitario alrededor de toda su familia. Mientras Corinna Larsen siga en su modo "venganza" e intentando salvarse de cualquier proceso judicial echándole la culpa al ex jefe del Estado, el Rey no quiere saber nada de su padre al ser perjudicial para su imagen.
Sin embargo, y según contó el periodista Carlos Herrera en su programa de radio hace un par de semanas, Juan Carlos I quiere volver a España lo antes posible y amenazaba con hacerlo el próximo 12 de octubre, coincidiendo con la Fiesta Nacional. Ello significaría volver a las portadas de todos los periódicos nacionales. De nuevo, en primera plana no para relatar el buen oficio de los reyes Felipe y Letizia, sino, otra vez, por el suegro escandaloso.