El matrimonio de turcos humildes tras la vacuna de Pfizer: el éxito de la pasión por el trabajo
Los médicos Ugur Sahim y Özlem Türeci están al frente de la empresa BioNTech, que con el coronavirus tiene un valor de 17.700 millones de euros.
11 noviembre, 2020 02:55Noticias relacionadas
A veces ocurre: la realidad supera a la ficción. Solemos ver historias creadas en las que una alianza 'salva' el mundo. Nos muestran a personajes enamorados, que se pelean a diario, pasan por distintas controversias y en el desenlace, unidos, logran lo que parecía imposible. Pero esta vez es real. Los personajes llevan por nombre Ugur Sahim (55 años) y Özlem Türeci (53 años). Son un matrimonio de inmigrantes turcos, afincados en Alemania desde su infancia. Están detrás de la vacuna del coronavirus anunciada por Pfizer.
El prestigio de ambos por separado es innegable. Sus investigaciones pioneras en la lucha contra el cáncer han servido en sus estudios para frenar el coronavirus. El asombroso currículum de ambos está resumido en la web de BioNTech, la empresa que crearon en 2008, y que en alianza con Pfizer ha anunciado una vacuna para el coronavirus eficaz al 90%. Este matrimonio es la 85 pareja más rica de Alemania y ahora su historia ha saltado a la palestra.
Ugur Sahim es turco. Para concretar un poco más, nació en Iskenderun -también conocido como Alejandreta-, un lugar cercano a la frontera entre Turquía y Siria, hace 55 años. Procede de una familia humilde. Se mudó a Alemania cuando tenía tan sólo 4 años y su padre trabajaba en la fábrica automovilística de Ford, cerca de Colonia.
La historia converge en algunos puntos con la de su mujer, la doctora Özlem Türeci. También se trasladó hasta Alemania con 4 años de edad. Ella era una niña y ya veía a su padre, cirujano, operar. Su ascendencia también es turca y ella nació en Estambul hace 53 años.
Son los orígenes de la pareja, ambos también enamorados de la investigación y la sanidad. De ahí partió su relación. A él le llegó el interés por la medicina tras leer algunos artículos científicos; ella lo traía en la sangre. Se conocieron en el Hospital Universitario de Saarland, en Hamburgo, y emprendieron su primera aventura juntos en 2001: fundaron Ganymed.
Esta primera empresa les puso a la vanguardia de los tratamientos contra el cáncer. Cuando nadie lo hacía, la farmacéutica se especializaba en perfilar cada tipo de cáncer y tratar la enfermedad estimulando al propio sistema inmunitario. En 2017, el doctor Sahim ya hablaba de esta línea de investigación que conseguiría el Premio Nobel de Medicina en 2018.
Su boda: profesionales ante todo
Ganymed fue vendida por 1.300 millones de euros aproximadamente. Se deshicieron de ella en 2016 y la compró la japonesa Astellas. Pero el dinero nunca fue importante para los doctores Sahim y Türeci, según relata The Times. Por entonces ya llevaban 8 años centrando sus esfuerzos en una nueva empresa llamada BioNTech junto a otros profesionales.
La pareja nunca ha dejado de trabajar. Son tímidos, no les gusta mostrarse demasiado ante el gran público y, según relatan los medios internacionales, les mueven más las investigaciones científicas que el dinero a la hora de seguir con su día a día.
A pesar de ello, si la pareja de doctores ha mirado cuánto valen las acciones de su empresa BioNTech en los últimos tiempos, deben haber sufrido un poco de vértigo. El viernes pasado su valor rondaba los 17.700 millones de euros. Hace un año, valía en torno a 3.900 millones de euros.
Para ejemplificar la pasión por su trabajo, nada mejor que relatar el que sería, supuestamente, el mejor día de sus vidas personales. Ugur y Özlem se casaron en 2002, hace 18 años. Un año después de fundar Ganymed.
El día del sí quiero, los cánones hubieran mandado que por la mañana estuvieran con los últimos preparativos: el maquillaje, el descanso, el peinado, los trajes, algunas fotos, que si se te cae el cubierto de fulanito o la prima de Munich que te dice que no llega. Nada más lejos de la realidad. Aquel día ambos se pusieron su bata y llevaron a cabo una jornada normal de trabajo. Con toda la tranquilidad del mundo.
El currículum y la herencia perfecta
La web de BioNTech describe a Sahim y Türeci. Él es el director ejecutivo de la empresa y su cofundador. Ella es la directora médica desde 2018. Antes fue miembro de la junta asesora clínica y científica.
Türeci es la única mujer dentro del equipo directivo de BioNTech, compuesto por su marido y otros tres hombres. Sean Marett, es el director de negocio y comercial; Sierk Poetting, director de operaciones; y Ryan Richardson es el director estratégico.
La doctora es presidenta de la Asociación de Inmunoterapia contra el Cáncer (CIMT) y del Clúster de Intervención Inmunológica Individualizada (Ci3). Obtuvo su doctorado en medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Saarland, en Hamburgo, y llegó a ser directora científica y directora técnica de Ganymed.
Por su parte, Sahim es definido como el director ejecutivo de BioNTech. Fundó Ganymed junto a su mujer, como ya se ha relatado, y también el Ci3. No ha abandonado la investigación y continúa impartiendo clases en el Hospital Universitario de Mainz desde 2014. Allí conserva su cátedra y la presidencia del departamento de oncología experimental.
Relata The Times que Sahim sigue siendo un hombre sencillo, que se desplaza en bicicleta cada vez que puede. Además, aseguran que no mira el precio de su actual empresa, en un crecimiento estratosférico, como se ha reseñado ya.
No obstante, lo que ahora son estos doctores, se debe en gran parte a todo el trabajo realizado anteriormente. Todo comenzó en junio, cuando el doctor Sahim leyó el primer artículo científico sobre el nuevo virus. Pronto supo lo que se avecinaba.
De los 1.300 investigadores de BioNTech, destinó 500 a conocer el nuevo virus. Esto convenció a Pfizer, que apostó por ellos. También al gigante chino Fosun. Sus investigaciones oncológicas anteriores les valieron para ser los primeros en desarrollar una vacuna efectiva contra el coronavirus. El secreto puede haber radicado en que, mientras otros laboratorios potenciaban virus que ya existían, ellos han apostado por potenciar el sistema inmunológico.
Desde hace años, los doctores han fabricado vacunas contra el cáncer a partir del ARN mensajero. Este lleva instrucciones genéticas a las células para poder frenar la enfermedad. En esta ocasión, el mecanismo es similar: trata de reforzar el sistema inmunológico con la vacuna para acabar con el virus.