Empresas reconvertidas por la Covid vuelven a sus negocios: "Nos ha dejado tirados la Administración"
La metalurgica Ferrotall se puso a hacer mascarillas y respiradores durante el estado de alarma, pero su producción no ha llegado al sector público.
9 agosto, 2021 00:59Noticias relacionadas
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Hace un año y medio, cuando la pandemia atacó con fuerza nuestro país, los periódicos y las televisiones nos llenamos de dos tipos de historias recurrentes. Por un lado, la tragedia de la Covid en sus múltiples sentidos. Por otro, de los casos de éxito de las empresas que habían sabido reconvertirse en tiempo récord para afrontar la que se nos venía encima. Ahora que hemos dejado atrás las horas más oscuras del coronavirus, ¿qué ha pasado con esas empresas?
La metalúrgica Ferrotall es uno de estos ejemplos. Cuando atacó este enemigo invisible que nos ha cambiado la vida, su gerente, Manuel Fernández, puso en marcha una segunda empresa a la que llamó Pro Safe Plus para fabricar mascarillas y respiradores. Durante meses no dieron abasto, tal y como comenta Fernández al otro lado del teléfono: “En junio y julio del año pasado teníamos las máquinas trabajando los sábados y los domingos”. Con su infraestructura ahora tiene capacidad para producir unas 400.000 mascarillas diarias, pero la realidad no demanda tanto.
“Hemos tenido un par de meses o tres, cuando se anunció que la mascarilla no era obligatoria en la calle, en los que ha habido una bajada importante. Ahora hemos tenido muchísimos pedidos en los últimos 15 días. No soy capaz de decirte el porqué”, explica el empresario ilicitano.
Contra todo pronóstico —y pese a ser una de las empresas españolas con mayor capacidad de producción de mascarillas—, no han vendido una sola unidad a la Administración pública. “Si hubiese sentido común, nosotros deberíamos ser los proveedores de la Administración. Estamos dispuestos a llegar a un acuerdo de un precio justo. Hemos llegado a tener a 55 personas trabajando y muchos venían del paro”, se queja Fernández.
“Imagínate si a mi me dieran dos céntimos más de los que le pagan al importador de China por cada mascarilla. Solo pido dos céntimos, pero por una mascarilla fabricada en sala blanca, con unos contenidos contrastados de altísima calidad, que se guardan en un almacén con temperatura y humedad controladas.... ¿Cómo puedes comparar ese producto con un producto chino, que se fabrica no se sabe cómo y que se pega 60 días en un contenedor dando vueltas por el mar, con toda la humedad? La Administración no nos compra. Compra al mejor postor”.
“La Administración nos ha dejado tirados. Hemos corrido a montar estas empresas para que España tenga respuesta y creo que deberíamos ser empresas estratégicas. A mí no me tiene que mantener con subvenciones nadie. Yo tengo que ser autosuficiente. Y de hecho ahora puedo competir con un empresa asiática. Pero, oye, al mismo precio no. Porque no estamos en el mismo tablero de juego. Yo puedo medirme con un competidor que esté en el mismo estándar de calidad que yo”.
Tampoco la reconversión ha sido un camino de rosas para Fernández. “No te puedes imaginar el reto que ha sido fabricar mascarillas. Ha sido brutal”, explica. “Yo tengo cinco empresas de metalurgia en las que manejamos máquinas de 200 toneladas. Entonces cuando vi esa máquina de fabricar mascarillas, de menos de 1.000 kilos, me entró la risa. Pues luego casi me vuelvo loco... La curva de aprendizaje ha sido salvaje. Es inenarrable lo complicado que es fabricar mascarillas”.
—Si finalmente acaba la pandemia, ¿Pro Safe Plus seguirá con su actividad?
—Sí, porque la mascarilla se va a seguir usando. Bajará el consumo pero seguirá. Y también nosotros estamos haciendo otras gestiones para sacar otro tipo de productos, por ejemplo, nosotros tenemos licencia de fabricación de producto in vitro, como los test serológicos y este tipo de cosas. Entonces podemos gestionar más productos.
—¿Puede decirme los beneficios del año pasado?
—¿Quieres saber los beneficios o las pérdidas? El año pasado los beneficios fueron pocos. Y este no sé los que van a salir, pero los resultados serán pobres. El que ha fabricado mascarillas no ha tenido grandes resultados. Fabricando es muy difícil ganar dinero, especialmente el primer año.
Volviendo a mutar
Otra empresa que se vio obligada a una reconversión express fue Ilerda Serveis, dedicada a proveer productos de limpieza y afincada en Lérida. El responsable de la misma, Marc Cerón, lo relata de esta manera: “Cuando llegó marzo del año pasado, lo peor de la pandemia, vimos que con la hostelería, centros educativos y gimnasios perdíamos un 40% del negocio. Para compensar el pinchazo lo que hicimos fue aprovisionarnos muy bien con productos Covid como guantes, gel hidroalcohólico, mascarillas, desinfectantes… Con esto conseguimos cerrar el año pasado con la misma facturación que el 2019, con 5,5 millones de euros de recaudación. Entonces, con la pandemia nos hemos convertido en una empresa Covid”.
Hay una cosa en la que Ilerda difiere de la empresa antes nombrada: no pretende seguir con su línea de producción cuando pase la pandemia. Esto le obliga a una segunda reconversión en muy poco tiempo. “Ahora estamos volviendo a mutar para volver a ser la empresa que éramos en el pasado. Las dificultades están llegando ahora, al reconvertirnos y dejar una empresa preparada para cuando acabe la pandemia”.
—¿Cree que lo conseguirán?
—Sí. Igual que nos pasó con la crisis del 2008, que aprovechamos para hacer una serie de cambios y una serie de apuestas en la empresa, ahora estamos haciendo lo mismo. Yo creo que la competencia en las épocas de crisis apuestan por no invertir y no hacer cosas. En cambio nosotros apostamos por innovar.
La innovación por la que Ilerda apuesta pasa por la digitalización y la transformación a un modelo más sostenible. Es decir, en traer a la empresa a la segunda década del siglo XXI. “Hemos apostado por la digitalización, para que el cliente pueda llegar a nosotros a través de plataformas digitales. Hemos apostado por ser más sostenibles. Hemos instalado placas solares autoconsumo, vehículos híbridos, dos plazas de aparcamiento para coches eléctricos. Hemos aprovechado para hacer un poco de trabajo interno durante este proceso”, explica.
Cerón ha atendido a este periódico en plenas vacaciones. Fernández, por su parte, lo ha hecho el mismo día que cierran la planta durante unas semanas. “La gente está deseando salir ya de aquí”, bromea el empresario. Asimismo, varias empresas contactadas por este periódico han declinado participar en este reportaje por estar los jefes de vacaciones. Síntoma de que la cosa va bien, ¿no?