"Me quedo": así es el primer Erasmus rural para que trabajen jóvenes en la España vaciada
Una iniciativa lleva a jóvenes a municipios de menos de 5.000 habitantes para conocer las posibilidades laborales en el campo.
18 octubre, 2021 01:58A Ignacio Corbalán su Erasmus le ha traído experiencias, conocimiento, emociones y "una familia conquense". Todo porque es uno de los estudiantes que han participado en la primera edición del programa de becas UCLM Rural de la Universidad de Castilla-La Mancha. Están él, Jesús Burgos, Elena Cañizares, Emilio Montilla... así hasta llegar a 56, los elegidos. EL ESPAÑOL los ha localizado.
Ignacio estudia Ingeniería Forestal y recuerda el primer día: "Llegando, yo ya vi el panorama, lo primero que hicieron fue invitarme a comer para que nos conociéramos". A este joven murciano le tocó su erasmus en un complejo de turismo rural llamado El Llano de los Conejos, una empresa familiar que desarrolla su actividad aprovechando el potencial de la Serranía Conquense.
Fue un buen comienzo, ya que en esa misma sobremesa se disiparon todos sus miedos y sus dudas, supo que estaría bien: "Me dijeron que no me preocupara por nada, que me iban a tratar como a un hijo. Y lo han cumplido".
Ya finalizada la estancia, este estudiante de la Universidad de Castilla-La Mancha explica que para él lo más importante es que ha conocido a muchísima gente. Gran parte de su erasmus lo ha pasado con el hijo de Eduardo, el jefe, ya que hacían juntos las actividades de piragüismo y aire libre. "Es un modo de vida sacrificado", explica, pero puntiualiza que "es un sector muy grande y con muchas posibilidades, tanto en el alojamiento, como en la hostelería". Una experiencia que reconoce que le encantó.
Pensar en el futuro
Ignacio Corbalán llegó a comentar con su familia de acogida la idea de crear una cooperativa forestal en Cuenca. "Hace falta, porque hay algunas pero se podría crear una cooperativa forestal potente".
Este estudiante nunca había estado en la Serranía de Cuenca pero le gustó tanto que valoró la idea emprender en esta comarca que cree que le daría la posibilidad de "empezar a funcionar" en aquello para lo que está estudiando, "y claro, se me pasó por la cabeza incluso quedarme", reconoce este estudiante de Murcia.
Para él han sido decisivo el paisaje "a mí me llegó bien". Respecto al proyecto de la cooperativa forestal, ya terminado el erasmus, explica que con 21 años "se me queda un poco grande" y reconoce que es una idea que no descarta del todo: "Tengo a gente que se puede encargar de las cuentas, otros ingenieros forestales y mecánicos".
Estos días han terminado los primeros alumnos que han realizado este erasmus organizado por la Universidad de Castilla-La Mancha en el que han participado 34 jóvenes en la primera parte y 22 en la segunda parte del programa. Más de 300 estudiantes solicitaron participar en este proyecto junto a 180 entidades entre las que había ayuntamientos, empresas, asociaciones y grupos de acción local. La condición para poder ser parte de esta iniciativa es que sean entidades asentadas en municipios de menos de 5.000 habitantes.
Jesús Burgos es otro ejemplo de estudiante que ha vivido la experiencia. Dejó su Lucena natal con 42.500 habitantes para irse a estudiar Ingeniería Informática a Ciudad Real, pero vista la oportunidad, se inscribió en un Erasmus Rural que le llevó a pasar unos meses en Robledo (Albacete), una pequeña localidad que cuenta con apenas 363 habitantes.
"Hay que saber dónde vas, porque hay servicios que igual no encuentras, por ejemplo, un gimnasio". Hace suyo el mensaje de la falta de servicios, aunque reconoce que tiene sus cosas buenas: "Lo mejor de todo es poder ir andando a cualquier parte del pueblo" y explica que para él ha sido una experiencia recomendable: “Laboralmente me ha aportado mucho, (…), creo que más que lo que yo le puedo aportar al pueblo".
Burgos hizo su erasmus en una empresa de informática que ofrece distintos servicios en municipios de la Sierra del Segura y Alcaraz y explica que su trabajo técnico le ha puesto en contacto con el municipio, pero indica que, aunque "hay menos ruidos, menos contaminación y te saludan todas las personas y hablas con ellos, lo recomendaría más para profesionales que tengan que relacionarse con la gente del pueblo o del mundo de la cultura".
En el caso de Elena Cañizares, el Erasmus Rural le ha llevado hasta la residencia de Mayores de Valverder del Júcar, en Cuenca. Su primer día en Valverde llamó su atención que en las calles "no había ninguna dirección prohibida" y cómo los vecinos se daban el paso en las vías más estrechas.
La estancia en Valverde de esta joven enfermera comenzó con dificultades ya que "era un pueblo muy pequeño y no había nada para alquilar". Consiguió arrendar un piso gracias la propia directora de la residencia, "la gente no está muy acostumbrada a subir sus pisos a los portales inmobiliarios de internet" y como todo el mundo se conoce la que fue su jefa le puso en contacto con una mujer que alquilaba una vivienda.
El día a día en el pueblo le ha ofrecido a Elena el aprendizaje de "no ser tan exigente" y destaca el trato más personalizado del pequeño comercio. Esta experiencia le ha servido para descubrir que "para vivir en un pueblo era bastante de ciudad y ver cómo vive la gente en los pueblos más pequeños me ha enseñado a estar más agradecida".
Para Elena la motivación fue fundamentalmente laboral, pero reconoce que son muchas las ventajas de la vida en un pueblo: los alquileres son mucho más baratos, y eso lo convierte en una opción "se queda con el aprendizaje y la cercanía de los vecinos.
A Emilio Montilla, vecino de Agudo, Ciudad Real, esta beca le ha permitido alcanzar un objetivo que tenía en mente: a sus 29 años está realizando su Erasmus en la Dehesa de Castilseras lo que le ha supuesto la oportunidad que conocía previamente: “Esta finca tiene todo lo que me gusta". En estos momentos están haciendo trabajos de medición, mapeo y perimetraje en la finca, lo que le supone "una oportunidad laboral".
Su participación en el programa tiene un objetivo práctico ya que gracias a esta beca puede hacer algo que está relacionado con su carrera de Ingeniero Agrónomo. Confía en que su participación en este erasmus sea un motor para dar los primeros pasos en el mundo laboral.
Aunque no pasa desapercibido el objetivo general de la iniciativa, para Emilio es muy importante que este programa muestre las oportunidades laborales reales, "lo que mejor veo es que se está favoreciendo a zonas despobladas".
Recomienda este programa para gente que está terminando su formación "porque teniendo experiencia te puede facilitar el acceso al mercado laboral". Y anima a que la gente explore las posibilidades laborales que ofrecen los pueblos, "¿tener una oportunidad cerca de casa? Yo lo veo perfecto". La despoblación, lamenta Emilio, es uno de los mayores problemas del entorno rural y este programa puede ayudar porque si la gente encuentra oportunidades, sobre todo laborales, se puede quedar a vivir en el pueblo.
Una opción de futuro
Esta semana el rector de la Universidad de Castilla-La Mancha, Julián Garde, reconocía que en una región como Castilla-La Mancha "produce cierto desasosiego" que este programa cubra sólo a 56 personas y lamentaba que "así no vamos a impactar en el territorio". Por lo que ya ha explicado que están estudiando mejorar y ampliar este programa.
Por su parte, los participantes ya tienen una visión positiva de la actividad. Es difícil medir el impacto de 56 personas en el territorio, pero quienes han vivido la experiencia sí tienen una opinión personal del programa.
Mientras unos indican que una apuesta más decidida contra la despoblación debería incluir la presencia de estudiantes en los municipios durante más tiempo, otros defienden que sería de gran ayuda un apoyo para la búsqueda de viviendas en el entorno rural.
Aunque la conclusión viene dada por la respuesta a la pregunta ¿Te quedarías a vivir en un pueblo pequeño? Responde Emilio Montilla, desde la Dehesa de Castilseras: “Sí, sin duda”.