Arteixo, el pueblo donde Inditex crea 4.000 empleos, apuesta por Marta Ortega: "Aprendió de los mejores"
La llegada de Zara en 1977 cambió el panorama de una ciudad que vive, en buena medida, de lo que genera el imperio de Amancio Ortega.
5 diciembre, 2021 06:58Noticias relacionadas
Marta ojea un periódico, da un sorbo al café y levanta la vista hacia el reloj sobre la barra. Son las 9.43 de la mañana. Está en Don Jamón, una popular cervecería de Arteixo (A Coruña), esperando su pedido. Al otro lado, María vuelve con dos bolsas de plástico, le cobra lo mismo de siempre y corre de vuelta a la cocina. Sabe perfectamente que la chica que tiene delante es la hija de Amancio Ortega, el dueño de Zara, pero nunca falta a su cita del bocata y el café. Poco se espera en lo que se convertirá en el futuro.
Han pasado casi 15 años y nada es como entonces. La joven Marta Ortega (1984) es la heredera del imperio de su padre, que ya no se llama Zara sino Inditex, y Don Jamón está cerrado y en plena reforma del local. La que sirve los bocatas está jubilada y la trabajadora es ahora una empresaria de éxito, la próxima presidenta de la multinacional y una de las mujeres más ricas de España. Lo único que sigue igual es Arteixo, y ni eso.
Arteixo es el pueblo de Inditex, el centro de operaciones del gigante textil y la piedra angular de su millonario negocio de distribución. La llegada de Zara en 1977 y su posterior crecimiento genera, a día de hoy, más de 4.000 empleos en el pueblo y ha reformado completamente el panorama de sus vecinos, que se cuelan año tras año en el ranking de municipios con mayor facturación empresarial de toda España. El gran culpable ha sido, claro, Amancio Ortega y su fundación.
Cuando llegaron los primeros camiones de la empresa GOA (al revés, Amancio Ortega Gaona) el municipio tenía menos de 15.000 habitantes y los fillos empezaban a marcharse. Hoy ya son más de 38.000 y tienen una de las pirámides de población más jóvenes de Galicia. El ‘efecto sede’ lo cambió todo, y la implicación e influencia de los Ortega precipitaron el empleo y modernización de Arteixo, donando primero la residencia de mayores y la escuela infantil, luego el balneario, que esperan convertir en centro socio-cultural. Hoy, al estilo Alfonso Guerra, no lo reconoce ni la madre que lo parió.
“Lo de Marta”
En la calle, su influencia es tremenda. No se habla de otra cosa y aquí todo se sabe antes. Para colmo, pasearse con cámara y pintas de periodista significa escuchar varias veces la misma frase: “Vienes por lo de Marta, ¿no?”. Pues sí.
Lo de Marta es la noticia que está en boca de todos: que a partir del 1 de abril de 2022 la hija del jefe pasará a ser presidenta de Inditex. Con ello, el Consejo de Administración culmina el proceso de relevo generacional iniciado en 2011 con la sustitución de Amancio Ortega por Pablo Isla. Aquí les conocen a todos, cada cambio en la empresa se siente como propio. Todos, de hecho, tienen algo que decir de Marta o de Amancio, o de ambos.
—Yo le llevaba en taxi.
—¿A Marta Ortega?
—¡No, hombre, a Amancio! Cuando se le averiaba el coche, y le llevaba al polígono.
Quien habla es Manuel, un exconductor de 76 años que hace ya tiempo cambió las rutas con el taxi por los paseos con el perro. Testigo de lujo de los cambios sufridos en Arteixo durante el último medio siglo, está seguro de que todo seguirá como hasta ahora, tanto para la compañía como para la ciudad. Y todo está bien.
“Yo, por ejemplo, le di el taxi a mi hijo cuando me jubilé, y lo trata igual. Con ellos pasa lo mismo, que son gente normal, que si no te lo dicen no te das cuenta de que son millonarios, pero que además se preocupan por Arteixo”, cuenta. “A mí me parece muy bien que se lo deje a la hija porque ella también lo va a dejar todo aquí”.
A pocos metros, Ricardo despide a un cliente. Está en su taller, un garaje repleto de motos, casi todas de miembros de Inditex. En su día, hace 30 años, él tuvo la oportunidad de entrar a trabajar en mantenimiento de la fábrica, pero decidió montar su propio negocio en Arteixo. No se arrepiente.
“Sin Amancio Ortega todo esto no iría tan bien”, resume, y da una palmada a la moto que tiene frente a él. “Puso a Arteixo en el mapa, nos ha dado trabajo a todos, aquí y en toda España, a incluso a los que no estamos en Inditex. La hija viene enseñada de casa, ha trabajado mucho desde pequeña, está preparada y es como el padre, así que no entiendo las críticas. Hay que estar agradecido por haberlos tenido cerca”, resume.
En su experiencia, todas las empresas cambian cada día, ya sean los de abajo o los de arriba, pero no todas son tan solidarias. “Entre su padre y [Pablo] Isla ha tenido a los mejores maestros posibles, tanto en lo que es Inditex como en la vida en general, y Marta Ortega ya lleva mucho tiempo en la empresa. Lo que no se puede es no haber trabajado en la vida y ponerte a criticar a los demás. Sobre todo cuando han hecho tanto bien por este pueblo y este país en general”, recoge. “Además, cualquiera querría dejarle su trabajo a sus hijos, si le ha ido bien”.
Una mujer al frente
En la misma línea, Yolanda y Mari Ángeles lo ven normal. “Yo haría lo mismo con mi hijo”, dice la primera mientras se termina el café. Están sentadas en la terraza del Chycoria, una cafetería de la ciudad, justo al otro lado del balneario que la Fundación Amancio Ortega compró -y donó- para los arteixáns. Subiendo la calle están la escuela infantil y la residencia de mayores, también cedidas por la fundación.
Sobre lo de Marta opinan que les da igual. “No me parece ni bien ni mal, sino normal”, responde la segunda. “Lo que me fastidia es lo mucho que se la ha criticado sólo por el hecho de ser mujer, a pesar de conocer tan bien la empresa y haber currado”, acusa. ¿Cómo es eso? “Seguimos siendo un país machista, y si fuese un chico no la hubieran criticado tanto, simplemente”.
Marta Ortega lleva 15 años trabajando en Inditex, desde que terminó sus estudios de empresariado en el extranjero. En ellos ha tenido tiempo de saltar por distintos departamentos, sobre todo en las áreas de imagen de marca, desarrollo de producto y diseño de moda. Pablo Isla, su antecesor, ha estado al frente de la empresa desde su fichaje hace 17 años, primero como vicepresidente y consejero delegado (2005) y luego como presidente (2011), pero nadie criticó su ascenso. Ahora todo son dudas.
—¿Cambiará algo la relación de la empresa con Arteixo?
—Tontos no son. Aquí hicieron mucho bien, sobre todo ella y el padre, y yo creo que va a seguir así. Amancio se preocupaba mucho por todos, personalmente, y trató muy bien a la gente durante muchos años. Le ha dado vida a Arteixo, compra todo lo que puede aquí y ha ayudado mucho a las escuelas y a todos.
Quien lo señala es Maricarmen, carnicera, madre y confidente. La gran parte de sus clientes trabajan o tienen familiares que trabajan en Inditex, y así ha sido durante los últimos cuarenta años. Cuenta que a partir de los 55 años entran en prejubilación, cobrando lo mismo pero con muchas menos horas de trabajo. “Eso es algo que seguro que ha enseñado en la casa, que hay que tratar bien al trabajador”, recuerda.