El efecto de la Ley de Vivienda en las calles de Madrid: "Hay menos pisos y nos han subido el precio"
En el distrito de Salamanca, el más rico de la capital, el alquiler del metro cuadrado ha subido un 35,47% en sólo tres años.
27 octubre, 2023 02:24Llueve en la madrileña calle de Francisco Silvela y una pareja se para ante el escaparate de una inmobiliaria. La parada responde más a la curiosidad que al ánimo por comprar. Las gotas que se deslizan por la cristalera bien podrían ser sus lágrimas. El ojeo a las tablillas con foto, características y precio del piso no dura más de un minuto. Lo justo para suspirar y emprender el camino hacia el Lidl.
La frontera entre el Barrio de Salamanca y la Guindalera es una costa encarecida. Se trata de un distrito donde cada familia ingresa de media al año unos 52.250 euros, según la consultora Knight Frank, es decir, el más rico de Madrid; y donde ha subido el metro cuadrado en alquiler un 35,47%, apunta la plataforma de análisis inmobiliario Fragua, entre abril de 2020 y enero de este año.
"Los pisos de menos de 1000 euros con una habitación, prácticamente, ya no existen en esta zona", asegura un agente inmobiliario de la zona. El coliving, ese anglicismo con el que ahora se llama a compartir piso, cada vez se estira más, hasta bien entrada la treintena en muchos casos. "Los estudiantes suelen venir con sus padres a alquilar, y las habitaciones están cada vez más caras, por esta zona es complicado que baje de los 600 euros", sigue el agente consultado.
Sucede igual con los jóvenes que se inician en el mundo laboral, venidos de provincias a menudo, desembarcados en esa Isla de Ellis que es la capital. Según la Ley de Vivienda promulgada hace escasos meses, casi toda Madrid sería una zona tensionada para el alquiler o la hipoteca.
Las zonas tensionadas son aquellas donde existe una desproporción entre el precio de los alquileres y el poder adquisitivo de los habitantes; es decir, donde el precio del alquiler está disparado. Para declararlas así, basta una de estas dos opciones: que el coste del alquiler o de la hipoteca, más gastos y suministros básicos superen el 30 % de los ingresos medios de los hogares en la zona; o bien, que el precio de compra o alquiler de la zona ha aumentado tres puntos por encima del IPC en los últimos cinco años.
Bajada de la oferta
"En Madrid ni se ha aplicado ni parece que se vaya a aplicar", explican, contactados por EL ESPAÑOL, desde Aproperties Madrid. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, recurrió al Tribunal Constitucional dicha regulación. La alcaldesa de Getafe, la socialista Sara Hernández, solicitó topar los alquileres en virtud de dicha parte del texto, de aplicación autonómica, algo impedido desde el Ejecutivo autonómico.
Se trata de una decisión aplaudida por el sector. "Ha habido efecto rebote, no sólo por la ley; pero muchos propietarios han aprovechado para subir los precios del alquiler en vista de que, en algunas ciudades, se pueden designar las zonas tensionadas", explica esta última inmobiliaria consultada. "Hay menos pisos y nos han subido el precio", resume el primer agente inmobiliario consultado sobre la bajada de la oferta.
Y es que la oferta de alquileres en España ha descendido un 30,5 % desde la promulgación de la Ley de Vivienda, según datos de la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias. A esta fuerte retracción hay que sumar la subrayada subida de los precios y las exigencias cada vez más estrictas de los propietarios.
¿El motivo? Protegerse frente a los impagos. Otros han optado por plataformas de alquiler turístico como Airbnb. O, directamente, por la venta. Todo supone una distorsión del mercado inmobiliario. "También hemos notado la proliferación de empresas especializadas en el alquiler de viviendas para, luego, subarrendarlas por habitaciones", explican desde Properties.
La espiral inflacionista es tal que el sueño del dorado (sacar varios cientos de euros más) imprime a los propietarios un sentimiento de pérdida de dinero. La sensación es generalizada: se invita a salir a los inquilinos para renovarlos por otros que paguen más, inflamado el precio.
"Creo que a nosotros nos ha pasado", cuenta M. Palma, un joven abogado cordobés de 28 años que ha cambiado Chamberí por la Guindalera este septiembre después de tres años en el mismo piso. "En junio nos llamó la propietaria para decirnos que, en septiembre, entraba a vivir su hija debido a un divorcio", narra lo que considera "una tretilla".
Una vez consultada la web de Mapfre, le explicamos sus derechos: según la ley, cuando el casero necesita la vivienda para vivir él mismo, su expareja o algún familiar de primer grado, se puede interrumpir el contrato antes de haber finalizado los 3 primeros años, pero siempre después de que haya transcurrido un año desde que se firmó el contrato. Tendría que avisar con dos meses de antelación y realizar la mudanza en los tres meses siguientes al momento en que el arrendatario desaloje la casa.
"Que sí, que sí, pero que no me lo creo", sigue su compañero de piso, G. Alhama, de la misma edad y trabajador del sector textil. Al igual que su camarada de coliving, ha pasado de pagar 400 euros en Chamberí (donde el metro cuadrado en alquiler ha subido un 22,66% en los últimos tres años) a los 600 que paga ahora (aproximadamente, un tercio de su salario)por su habitación con vistas a un patio interior. "Coliving y coworking, y de todo, somos víctimas del sistema", bromea.
El tercer inquilino, Á. Domínguez, cordobés que trabaja en marketing, se ha vuelto a mudar con ellos porque "no tengo para irme a vivir con mi novia". "Los gastos se duplican, por eso preferimos empezar a cobrar mejor para independizarnos y poder acceder a una vivienda decente".