Salma y sus amigas a las puertas del concierto de Taylor Swift.

Salma y sus amigas a las puertas del concierto de Taylor Swift. Andrea G. Cilleruelo

Reportajes

El concierto paralelo de Taylor Swift fuera del Bernabéu: cientos de fans lloran sin entrada

Centenares de personas rodearon los aledaños del estadio y vivieron la fiesta 'swiftie' desde fuera en el primer día de concierto de la cantante en Madrid.

30 mayo, 2024 02:26

Una niña llora desconsolada frente al Bernabéu. Se ha quedado sin entrada para ver el concierto de su ídolo, Taylor Swift. Aunque la tónica general que se vive en los alrededores del estadio es la de la euforia de los casi 70.000 swifties que se han dado cita para ver el Eras Tour, no todos están tan contentos. 

Centenares de fans acampan a las puertas del Santiago Bernabéu pero, esta vez, para vivir el concierto desde fuera. No son pocos los swifties que se han quedado sin entrada. Conseguir una "es todo un logro", según dicen alguno de los asistentes. Y es normal, la alta demanda y el nuevo sistema en la venta de entradas que funciona por códigos no ponen la cosa fácil. 

Pero esas no son las únicas razones. Unos precios "muy elevados" para muchos, han hecho que muchos fans se queden sin ver a su artista favorita. Algunos hasta se lamentan y lloran en las aceras aledañas al estadio, cuando los primeros acordes de música sobrepasan la cubierta cerrada del nuevo Bernabéu. 

Decenas de personas agolpadas en una de las puertas del estadio al comienzo del concierto.

Decenas de personas agolpadas en una de las puertas del estadio al comienzo del concierto. Miriam Harjani

Otros lo llevan con más optimismo. Madrid ha sido la única ciudad española elegida por la cantante y, teniendo en cuenta que su último concierto en la capital fue hace más de 10 años, algunos se sienten hasta afortunados. 

Es el caso de Yolanda y Lorenzo, de 19 y 21 años que, a pesar de no tener entrada, no han dudado en acudir a la calle Rafael Salgado con su manta y su comida para vivir el concierto de Taylor Swift desde fuera pero "al máximo". Algunos incluso se visten acorde a la ocasión, porque las lentejuelas, los brillos y las pulseras de la amistad no son solo para los de dentro. 

Cuando Cruel Summer empieza a sonar, las lágrimas de tristeza se tornan de emoción y la fiesta da comienzo en los alrededores del Bernabéu. Bailes, gritos y cientos de flashes hacen el decorado perfecto para el concierto paralelo que Taylor Swift ha montado sin saberlo.

Un grupo de chicas viven emocionadas el concierto desde fuera.

Un grupo de chicas viven emocionadas el concierto desde fuera. Andrea G. Cilleruelo

Vestidos hechos a mano

El calor aprieta en Madrid. Son las tres de la tarde, pero hay que llegar a tiempo para no perderse la cita que miles de swifties tienen hoy en el Santiago Bernabéu. Las vallas hacen filas perfectas en cada puerta del estadio, y los más puntuales ya se encuentran allí haciendo cola.

Se han arreglado para la ocasión, aunque algunos estilismos no favorecen en nada al tiempo que hace. Como en el caso de Karla, que ha venido desde Valencia con un mono largo negro de pedrería acorde a la era Reputation y que se ha hecho completamente a mano. "Tardé cuatro semanas en hacerlo. Los brillantitos están pegados a mano uno a uno", explica.

Para ella "Taylor lo es todo", y no le importa ni el calor ni las horas de espera. Ni siquiera llevar en Madrid sola desde las 6 de la mañana para volver a su ciudad al día siguiente, por Taylor "merece la pena". 

Karla viene desde Valencia y se ha creado su 'look' a mano.

Karla viene desde Valencia y se ha creado su 'look' a mano. Andrea G. Cilleruelo

En un caso aún más extremo está Manuel, de 28 años, que viene desde El Salvador solo para el concierto. De paso ya se queda 15 días de turismo, para conocer Madrid, pero en total se ha dejado más de 2.500 euros para poder estar hoy aquí en la cola del concierto. 

Igual que Karla, también se ha hecho su estilismo a mano. "Las botas las he terminado hoy mismo, por eso están un poco mal pegadas", señala. Una enorme culebra roja recorre la pernera del pantalón en su pierna derecha, lo que hace evidente que en su caso la era elegida es también Reputation

Haciendo gala de la era Red está Carlota, con un pomposo vestido rojo que se ha diseñado ella misma. "He tardado un mes en hacerlo", revela. A su lado se encuentra su amiga Natalia, que ha elegido la opción más cómoda y ha decidido comprar el atuendo en color morado por Speak Now.

Manuel ha llegado desde El Salvador y ha terminado su traje esta misma mañana.

Manuel ha llegado desde El Salvador y ha terminado su traje esta misma mañana. Andrea G. Cilleruelo

Natalia y Carlota antes de entrar al concierto.

Natalia y Carlota antes de entrar al concierto. Andrea G. Cilleruelo

Pulseras y un cuadro

Además de estilismos brillantes y originales, todos los fans lucen en sus muñecas decenas de pulseras de cuentas. Son las fridship bracelets, una nueva moda entre los swfties que se originó a raíz de una canción de la propia Taylor. "Make the friendship bracelets, take the moment and taste it", dice la cantante en You’re on Your Own, Kid

Y ellos, por supuesto, le hacen caso. Como Salma y sus amigas, que han hecho más de 100 pulseras. Pero no son las únicas. La gran mayoría de los asistentes lucen bolsas repletas de estos accesorios que llevan para hacer un intercambio entre fans. "Nosotras tenemos más de 200", dice un grupo de chicas.  

"Hola, ¿quieres cambiar?". No se conocen de nada, pero así es como empieza una nueva amistad entre swifties. Porque avances por donde avances, solo vas a ver abrazos y buen rollo entre ellos. Algo que transmiten también en su relación con la cantante. 

Algunos fans llevan más de 200 pulseras para intercambiar.

Algunos fans llevan más de 200 pulseras para intercambiar. Andrea G. Cilleruelo

Algunos consideran a la artista "una amiga de toda la vida". Y como los amigos tienen detalles, la artista Moya González no ha dudado un segundo un tener uno con Taylor. En las puertas del Bernabéu, está con su caballete y su lienzo pintando un cuadro para la artista

¿El objetivo? Hacérselo llegar. Pero, en caso de que eso no suceda, lo sorteará entre sus seguidores de Instagram. Decenas de swifties la rodean, tanto para interesarse por el cuadro, como para hacerle fotos a la obra de arte que está realizando en apenas un par de horas. 

Moya González le ha pintado un cuadro a Taylor.

Moya González le ha pintado un cuadro a Taylor. Andrea G. Cilleruelo

Papás 'swifties'

Aunque la media de edad ronda los 'veintitantos', hay algún que otro valiente de mayor edad que se ha animado a venir hasta aquí. Como en el caso de Koldo, que viene de Bilbao solo para acompañar a su hija. "Yo no voy a entrar, la que entra es ella", explica. "Sí, me acompaña hasta la puerta, no vaya a ser que me pierda", le replica su hija. 

Han llegado apenas hace una hora, pero el padre ya está "harto". No es el caso de Facundo, argentino instalado en Mallorca, que ha venido esta misma mañana junto con sus dos hijas pero, en este caso, no para acompañarlas. 

"Tengo 52 años y soy swiftie. Ni Dios permite no serlo", cuenta entre risas. Escucha a la cantante desde hace un par de años, sí que a fuerza de sus hijas, pero asegura que ahora "le encanta". Tanto, que un vuelo de ida y vuelta en menos de 24 horas y 300 euros en entradas le han merecido la pena. 

Facundo ha venido desde Mallorca con sus dos hijas para ver a Taylor.

Facundo ha venido desde Mallorca con sus dos hijas para ver a Taylor. Andrea G. Cilleruelo

Otra mamá swfitie es Carmen, de 59 años. Ha venido con su hija de 22, pero está mucho más ilusionada ella. Quería ir cómoda, pero aún así no ha querido dejar pasar la ocasión para ponerse su vestido azul y su sombrero cowboy para homenajear a Taylor

"Escucho a Taylor desde hace mucho. Mi hija se ha criado con su música", cuenta. En su muñeca luce también pulseras de la amistad, pero lleva más en el bolso. "Por supuesto que vamos a intercambiar, aún no nos ha dado tiempo porque acabamos de bajar del metro", exclama Carmen. 

Ella y su hija, que luce un vestido de corazones de la era Red se pierden entre la multitud para cambiar pulseras. Al igual que la veintena de personas que aguardan buscando la sombra bajo los árboles que rodean la boca de metro. 

Carmen y su hija vienen juntas al concierto.

Carmen y su hija vienen juntas al concierto. Andrea G. Cilleruelo

El bullicio de fondo indica que las puertas ya se han abierto. Son las cuatro de la tarde, y los de pista aguantan bajo un sol abrasador defendiéndose del calor con un par de paraguas. Los de grada tienen más suerte, y no harán horas de espera con un calor insoportable que con apenas dos horas ya se ha cobrado varios desmayos.  

Lágrimas de última hora

Cuando casi son las seis y media de la tarde, ya no queda apenas gente en las colas. Los de seguridad comienzan a retirar las vallas, pero aún hay mucha gente por los aledaños del estadio. En 15 minutos comienza Paramore, el grupo telonero, pero muchos de los fans no le dan importancia porque muchos siguen en las terrazas o sentados en algún trocito de sombra. 

No es hasta casi llegadas las ocho, la hora prevista para que Taylor actúe, cuando los últimos afortunados con entrada pasan los controles de acceso al recinto. A las puertas se queda Lucía, una niña de apenas 14 años que llora desconsoladamente porque en el último momento un ataque de pánico le ha impedido cruzar la puerta. 

"Ha tenido que entrar el padre. No es la primera vez que le pasa. Tenía mucha emoción y muchas ganas, pero cuando llega la hora de la verdad le puede el miedo", cuenta su madre. En su lugar, se quedan centenares de swifties que viven entre la alegría y el llanto el concierto que su ídolo está ofreciendo a escasos metros de ellos.

Algunos están bailando acompasados al ritmo de la música. Otros lloran de emoción o de disgusto. Y es que se han quedado a nada de cumplir un sueño que casi sienten que pueden tocar con las manos.