Con el padre de Lamine Yamal en su barrio: "Tiene la bendición de Dios; será mejor que Messi"
En el vecindario de Rocafonda, un barrio multicultural de Mataró (Barcelona), todos los niños sueñan con el nuevo astro de la Selección.
12 julio, 2024 03:28Como si nada hubiera pasado; como si su hijo no hubiera marcado el histórico golazo del empate en las semifinales de la Eurocopa contra Francia el martes en Múnich, este jueves, Mounir Nasraoui, de 32 años, se acercó al bar El Cordobés del barrio de Rocafonda, en Mataró (Barcelona), para tomar el café con sus amigos de siempre como si fuese un jueves cualquiera.
El padre del nuevo astro de 16 años de la Selección Española de Fútbol cogió un avión desde Alemania el miércoles por la noche en plena resaca por el pase a la final, durmió en su piso de Barcelona, y el jueves por la mañana, como hace un par de veces al mes desde que se mudó a la Ciudad Condal, volvió al barrio en el que pasó más de 30 años de su vida y en el que Lamine Yamal comenzó a dar sus primeros pelotazos.
"Mounir ya venía aquí a tomar el café por las mañanas antes de llevar a Lamine Yamal a la Masía, cuando el niño tenía cinco o seis años", dice Juan Carlos Serrano, dueño del bar y testigo de los primeros toques con el balón del joven extremo barcelonista. En una de las paredes exhibe orgulloso una camiseta del Barça firmada por Lamine Yamal con el dorsal 39, con la que el futbolista debutó con el Barça B ante el Eldense en mayo de 2023, hace poco más de un año.
"Mientras el padre tomaba café, él iba con el balón dando pelotazos de un lado para otro", prosigue en conversación con EL ESPAÑOL, y requerido estos días por periodistas de medio mundo que quieren conocer los orígenes del que está llamado a ser uno de los rostros más importantes del fútbol internacional.
Esta vez, la visita de Mounir al El Cordobés estuvo marcada por una inusitada atención: su hijo se convirtió el lunes en el goleador más joven de la historia de la Eurocopa a los 16 años y 362 días con un tanto por la escuadra que captó la atención de todo el planeta. Y muchos, con razón, se preguntaban de dónde salía el nuevo talento del FC Barcelona y la Selección. La respuesta hay que encontrarla en Rocafonda, hogar de familias migrantes y de clase obrera donde, según datos del INE, casi la mitad de la población vive en riesgo de pobreza.
"Rocafonda es un barrio digno de ser de Lamine Yamal y es el mejor barrio de España", dice Mounir a este periódico. "Somos un barrio multicultural donde todos somos iguales, trabajamos y convivimos", prosigue el padre del futbolista, que recuerda que su hijo comenzó a despuntar a muy corta edad, cuando apenas aprendió a andar y a correr, en el polideportivo municipal de este barrio de Mataró.
"Con sólo siete años jugaba con chavales que le doblaban en edad y en estatura y los dejaba a todos sentados. Tiene una bendición de Dios, es un caso muy especial y auguro que será mejor que Messi. En la Masía ya hacía mejores números que Messi, y siempre creí que llegaría muy lejos, pero muy pocos pensábamos que lo hiciera tan pronto. Estoy muy emocionado, mi hijo es el mejor", prosigue Mounir.
En El Cordobés, apenas 48 horas después de la semifinal, Mounir se abraza con sus vecinos y amigos de Rocafonda, que no caben de orgullo tras el gol que dio la vuelta al mundo y puso a su barrio en boca de todos. Uno de estos amigos, Hamsa, llevaba a Yamine al campo cuando su padre no podía acompañarle porque tenía que trabajar. "Es un alegría para el barrio y que lleve el nombre de Rocafonda a lo más alto del fútbol mundial", asegura Hamsa.
Nacido el 13 de julio de 2007 en Esplugues de Llobregat (Barcelona), Lamine Yamal recibió su nombre compuesto de dos amigos cercanos de su padre, según explica a este periódico. El futbolista creció en un piso de la céntrica plaza de Sant Joan XXIII de Rocafonda y a escasos metros del polideportivo municipal. En ese apartamento vivía con su abuela, asentada en el barrio desde hace más de 40 años, y con su padre y su tío.
Mounir se separó de la madre de Lamine, la ecuatoguineana Sheila Ebana y, con sólo 5 años, el niño se fue a vivir con ella a Granollers, una localidad cercana, donde comenzó a jugar con el Torreta, un equipo local. Después de una temporada, "Patrick Kluivert se lo llevó a la Masía", según recuerda Serrano, el dueño del bar y amigo íntimo del padre.
Ya en los primeros años de la Masía del Barça, Lamine Yamal volvió a Rocafonda. De forma paralela fue subiendo a un ritmo inusual en las categorías inferiores del club catalán, hasta que Xavi Hernández apostó por él en el primer equipo cuando apenas tenía 15 años, la temporada pasada. De ahí, pasó a coronarse el pasado martes como el talento goleador más precoz en la historia de un campeonato europeo de selecciones, y sin olvidarse del barrio que le vio crecer.
El orgullo del '304'
En todas las celebraciones de gol, Lamine Yamal esgrime con sus manos el '304', los tres últimos dígitos del código postal del barrio (08304) y que ahora todos los niños repiten cuando los periodistas que pululan estos días por la zona les retratan. El 304 está presente en graffitis y, por ejemplo, en un mural de una panadería que regentaba su tío ahora traspasada a otro compatriota marroquí amigo de la familia.
"Quiero ser futbolista y lo del Lamine es increíble, ojalá poder hacerlo como él", dice Ahmad, de 13 años, que va con una pelota por la calle junto a su hermano Ahmed, de 9. Ambos son de origen marroquí, como Lamine Yamal, y se dirigen en la calurosa mañana del jueves a jugar a fútbol bajo un sol abrasador al polideportivo municipal donde el nuevo ídolo de la Selección dio sus primeros pasos futbolísticos.
En esa misma pista de suelo de hormigón, con porterías metálicas sin redes y un mural de fondo en el que se lee 'Rocafonda' y 'fem barri' (hagamos barrio) jugaron con él Eguel Sanya, de origen gambiano y extremeño, y Cristopher Hernández, de padres venezolanos. Tienen 17 y 18 años respectivamente. "Cuando Lamine Yamal venía al barrio siempre lo hacía con su primo y Sohaib, otro marroquí que es su mejor amigo. Los tres jugaban pachangas en la cancha del polideportivo con nosotros", dice Hernández.
"No jugaba en serio, pero se le veía muy buena visión y regate, y sobre todo, disfrutar mucho. Siempre jugaba sonriendo", dice, por su parte, Eguel, que recuerda los triangulares que disputaron hace unos años con el extremo barcelonista, en los cuales varios equipos formados por chavales del barrio iban rotando por eliminación.
"Era muy bueno pero nadie se imaginaba que iba a acabar así. Esa calidad a esa edad en ningún sitio se ha visto", dice Hernández, por su lado, sentado junto a su amigo en un banco de la plaza donde está el piso en el que se crió el futbolista.
Para Eguel y Cristopher, que un chico del barrio de su edad haya llegado al podio del fútbol mundial es también motivo de orgullo: "Lamine está pegando globalmente y da una imagen mejor del barrio", dice Hernández, quien reconoce que, como muchos vecindarios de estas características, a veces no arrastra una buena fama.
"Toda la gente quiere salir de aquí a la que pueda y él lo ha conseguido. En este barrio pasan cosas, es verdad, pero tampoco es como se pinta. Y ahora es un orgullo lo que él ha hecho por Rocafonda y que se acuerde en cada celebración de dónde viene", asegura Eguel.
En el mismo sentido se expresa Serrano, el dueño de El Cordobés: "Es un barrio con mucha ocupación ilegal, a veces hay peleas… Pero la convivencia a groso modo es normal, como en muchos otros lugares. Es bonito que se acuerde. Ahora es un espejo en el que todos los niños de aquí se miran".
Encontronazo con Vox
Mounir Nasraoui, que ahora llevará junto a su hijo el orgullo de Rocafonda el próximo domingo en Berlín, se enfrentó contra militantes de Vox el 16 de mayo de 2023 cuando éstos se encontraban en una carpa informativa en el mismo barrio. La diputada nacional del partido Rocío de Meer definió como "estercoleros multiculturales" en 2020 a vecindarios con una alta concentración de inmigrantes como Rocafonda y en los que luego Vox hizo campaña.
En aquella ocasión Mounir lanzó huevos a los simpatizantes del partido político al grito de "hijos de puta" y "racistas". El padre del futbolista fue condenado a pagar una multa de 546 euros y pidió perdón por lo ocurrido, tras golpear "en la sien" y romperle las gafas a uno de los presentes, según constó en la denuncia.
"Aquel día mi hijo estaba viajando con la Selección Española hacia Hungría para representar a este país y estas personas se pusieron al lado de un colegio público donde hay todo tipo de razas", dijo tras el suceso. "Mi madre ha cotizado aquí 50 años y mi abuelo fue militar aquí. No tienen derecho a decirme 'vete a tu país', porque mi país es este", zanjó Mounir.
El padre del futbolista se crió con su madre en Rocafonda, y trabajó durante varios años como obrero en la construcción. Más tarde, recibió una baja permanente por padecer epilepsia. En Rocafonda, una vecina de la abuela de Lamine Yamal, recuerda a la mujer como "muy trabajadora". "Se ha pasado la vida trabajando", insiste la vecina, de nombre Rosa. La abuela sigue residiendo en el barrio, al igual que uno de los hermanos de Mounir. Él, por su parte, se mudó recientemente a Barcelona, donde su hijo le ha comprado un piso.
Transcurrido más de un año de aquel incidente con los militantes de Vox, en su bar de toda la vida, Mounir reivindica su españolidad a pocas horas de la gran final de Berlín. Y muestra su agradecimiento por todas las muestras de cariño que está recibiendo estos días: "Quiero dar las gracias a la Masía, a la Real Federación Española de Fútbol y a mi gente cercana que siempre nos ha apoyado. En especial a su madre, que es una madre de 10".
El sábado, día del 17 cumpleaños de Lamine Yamal, Mounir viajará con dos de sus mejores amigos a Berlín para dar el empujón final a su hijo y a la Selección. "Me quedaré hasta que ganemos. ¡Viva España y a ganar la Eurocopa!", exclama ante los aplausos de los parroquianos de El Cordobés, todavía atónitos por la fama que ha alcanzado el barrio, y por el prometedor futuro que le espera al 'crack' que surgió de sus calles. "Tenemos Lamine Yamal para rato", concluye su padre.