Tatiana, novia ucraniana de Mario.

Tatiana, novia ucraniana de Mario.

Reportajes

Tatiana, la novia del valenciano encarcelado por Putin: "Ya tienes a tu Pavel, dame a Mario"

La ucraniana se niega a creer que haya muerto en Crimea o Jersón tras ser raptado por rusos, a pesar de que esa es la teoría de la inteligencia española.

11 agosto, 2024 02:07

Antes de la invasión total de Ucrania, los propios medios de comunicación de Kiev habían repetido muchas veces como una letanía la historia de un valenciano de Carlet que, después de jubilarse, decidió dejar su antigua vida atrás para mudarse a Jersón y dedicar sus días de pensionista a ayudar a los suyos, comprometiéndose como voluntario con varias organizaciones humanitarias.

Corría el año 2014. Rusia acababa de anexionarse Crimea y se disponía a apoderarse del Donetsk y Lugansk enviando por delante a los 'hombrecitos verdes' de la Wagner. Seis felices años pasó en Ucrania antes de acabar en un presidio de los territorios ocupados.

Hay docenas de fotos de García Calatayud tomadas algunos días antes de que, el 19 de marzo de 2022, fuera secuestrado en la ciudad ucraniana de Jersón por las tropas ocupantes rusas que todavía lo retienen, si es que no ha muerto ya en custodia, tal y como sospechan los funcionarios españoles de Seguridad Exterior que han seguido su caso.

El jubilado aparecía a menudo en los retratos con su gorrita azul de los New York Yankees y un anorak también azul adoptando una pose impostadamente juvenil. Cuando introducía los pulgares en los bolsillos de sus jeans y se elevaba sobre la punta de los pies sosteniendo la bandera de los ucranianos parecía un veinteañero embutido a calzador en el cuerpo de un hombre de 74, que a la sazón era su edad (ahora tendrá 76, si en verdad sigue vivo).

Le gustaba exhibirse en las redes sociales, aunque la pequeña vanidad que involucraba sus pequeños pavoneos en el metaverso era naive, completamente inofensiva. Era esa clase de español desinhibido que se dejaba caer por los karaokes de Jersón cantando viejos éxitos sesenteros de Nelson Ned o Matt Monro con un chorro de voz bien modulado que acompañaba con algunos aspavientos histriónicos de estrella de la canción melódica. Es un hecho que la gente de allá apreciaba su efervescente personalidad mediterránea. En su presencia, sonreían.

Recién comenzada la invasión, ocurrió algo en su vida que cambió su destino. Unas semanas antes de que los rusos se lo llevaran en pleno día, Mario conoció a Tatiana Marina, una mujer 35 años menor. A juzgar por lo que cuenta ella, el valenciano lo dio todo cuando la conoció en el gimnasio de un centro comercial de la ciudad. Quería recargar su móvil y ella le mostró el camino a un cajero automático. Ni él hablaba ruso o ucraniano ni ella parloteaba español, pero se las ingenió para contarle que llevaba ya ocho años trabajando como voluntario. Luego la invitó a su fiesta de cumpleaños, que era el 2 de febrero.

Sus inicios

Mario acudió a su aniversario completamente solo con flores y chocolate, cubierto de perfume y vestido con una camisa bien planchada. No le había advertido que no habría más invitados, pero a ella le sedujeron sus atenciones. Bastaron otras dos citas para que decidieran irse a vivir juntos con la familia de Tatiana.

Mario cometió el error de fotografiarse con un arma dentro de unas instalaciones de los ultranacionalistas del Sector Derecho.

Mario cometió el error de fotografiarse con un arma dentro de unas instalaciones de los ultranacionalistas del Sector Derecho. Cedido

La chica nació en Dnipro en 1983, pero se mudó con su madre y su padrastro a Jersón en 1991. Su padrastro murió y ella se hizo cargo de su madre demente y de una hija de su primer marido, de quien se divorció en 2012. Ahora trabaja en la cocina de una hamburguesería de Vinnitsya a cambio de trescientos euros mensuales pero antes de la guerra, hacía labores de oficina para varias agencias gubernamentales. También estuvo al frente del departamento de logística de una gran empresa de distribución que cerró tan pronto como los rusos comenzaron a morder Ucrania.

Salta a la vista que es una chica honesta e inteligente. Algunos en España la acusaron de buscona parapetados tras el anonimato de las redes tan pronto como se divulgó el encarcelamiento de Mario y la corta relación que habían mantenido antes de que fuera secuestrado.

Ella se ha pasado más de dos años viajando cada mes a Kiev en uno de esos viejos trenes que cubren el trayecto de trescientos kilómetros que separan Vinnytsia de la capital para llamar a diez mil puertas exigiendo que no se olviden del español.

El inmueble de la calle Suvorova donde Mario residió unos pocos días con la divorciada y la familia de ella se halla hoy deshabitado. Hay enormes desconchones en lo que era en su día una coqueta fachada de color salmón situada en el corazón de lo mejor de la ciudad.

Los vanos de las ventanas de PVC blanco del apartamento 29 están completamente reventados por las ondas expansivas de las bombas que los rusos lanzan a menudo. Devolvieron sin luchar Jersón a los ucranianos porque, simplemente, no podían abastecer sus tropas ni defenderse eficientemente desde el otro lado del Dniéper.

Mario no espió

Mario no espió jamás a nadie ni hizo algo diferente a ir y venir con ropa y comida. Menos todavía combatió con las milicias o tomó las armas. Sin embargo, cometió varios errores memorablemente estúpidos como fotografiarse en las semanas precedentes a la llegada de los rusos en un entorno de nacionalistas ucranianos del Sector Derecho o, lo que fue todavía más insensato, señalarse de una forma absolutamente provocadora durante las protestas contra los invasores que siguieron a la ocupación de Jersón.

En lugar de esconderse y de vivir discretamente, acudía a las manifestaciones y se situaba en la primera línea de la multitud besando las banderas ucranianas mientras los drones de los rusos planeaban sobre la muchedumbre para identificar a los agitadores. Y al final se lo llevaron. Lo cazaron en pleno día. Es probable que en la cárcel se acordara con frecuencia de las veces en que Tatiana le imploró que se fuera. Ni siquiera le escuchó. En cierto modo, era o los rusos o la chica. Se había venido arriba tras enredarse en una 'love story express' con una chavala de menos de 40 y ni se planteó marcharse. A la postre, su historia de amor fue terriblemente efímera. “Yo te di mi amor por un día. Y después sin querer te perdí. No creí que el amor existía. Que también lloraría por ti”, solía cantar premonitoriamente el valenciano algo antes de la guerra en los clubes de Jersón.

Mario, en su estancia con Ucrania.

Mario, en su estancia con Ucrania.

El toque de queda comenzaba a las 17:00 horas pero nadie se aventuraba fuera de sus viviendas salvo para comprar comida, medicinas o hacer algo impostergable. Por las largas avenidas solo circulaban los vehículos pesados de las patrullas rusas. La otrora bulliciosa y luminosa urbe situada a las orillas del mar Negro parecía ahora asfixiarse bajo la siniestra presencia de los bárbaros. Nadie quería allí ser liberado por los asesinos que Moscú había enviado.

"Le repetí mil veces que se fuera cuando entraron esos criminales", dijo Tatiana cuando EL ESPAÑOL la visitó a finales de primavera en la capital de Ucrania. "Creía que su edad y su nacionalidad le conferían alguna clase adicional de protección así que no entendió el peligro ni comprendió jamás que el terror implantado por el Kremlin era de naturaleza silenciosa. Pero una cosa es cierta. Si terminó en prisión fue en parte por mi culpa. En lugar de marcharse eligió quedarse junto a mí y a mi familia".

"¿Cómo voy a dejar de pelear por él aunque algunos piensen que esté muerto?", se pregunta". "Ahora Putin tiene ya a su Pavel. Lo ha conseguido en un intercambio de rehenes en que Rusia ha salido bien parada. ¿Pero qué pasa con Mario? ¿Por qué no lo devuelve? ¿Por qué no le han incluido también a él en ese trueque si en verdad, como dicen, no se limitaron a intercambiar espías? Lo han abandonado todos como a un perro bajo la lluvia. Ni siquiera los españoles hablan de él en la Prensa. Ni siquiera vuestro ministro de Asuntos Exteriores ha alzado la voz por él”.

Lo que Tatiana se pregunta es: “Si en verdad la liberación de Pablo fue la consecuencia de un intercambio humanitario como pretenden quienes niegan que el español estuviera involucrado en actividades de espionaje o fuera un soplón menor dispuesto a compartir con su papá información estratégica a cambio de un plato de lentejas, ¿qué impedía meter a Mario en el paquete?”.

Algunos meses atrás, se llegó incluso a sugerir que los rusos retenían a García Calatayud porque hacían acopio de rehenes para futuros trueques pero el problema es que nadie pidió a Mario en las docenas de negociaciones de intercambios de civiles que se han llevado hasta la fecha. Y eso incluye también a muchos ciudadanos ucranianos secuestrados en otros territorios temporalmente ocupados. De Bucha, por ejemplo, se llevaron a cientos de hombres sin cargos conocidos de los que no se sabe nada. Mario no es el único olvidado que se pudre en los gulag de Putin.

Posibilidad de intercambio

¿Era intercambiar a Mario una posibilidad descabellada? El 7 de del pasado año, la propia presidenta de la Unión de Emigrantes Políticos y Presos Políticos prorrusos y rusos en Ucrania, Larisa Vilenovna Shesler, hizo unas declaraciones sorprendentes en un programa ruso de televisión. La grabación está en las redes.

Mario García junto a otros compañeros ucranianos.

Mario García junto a otros compañeros ucranianos.

"Sabemos que en Crimea se encuentra en prisión un ciudadano español que organizó provocaciones contra los militares rusos. Se consideraba intocable. Lleva más de un año en la cárcel de Crimea. ¡Podemos ofrecerlo para el intercambio a cambio de los nuestros!". Incluso los rusos llegaron a considerar utilizarlo como moneda de cambio, pero para hacerlo, hubiera sido preciso que Madrid se hubiera involucrado.

Mucho más que su entorno de allegados españoles, Tatiana ha sido la persona que, junto a Anatoly Fursov, un abogado ruso perseguido por el Kremlin y oculto junto a su familia en Cataluña, más ha luchado por el valenciano. A diferencia de lo que sucedió con Pavel, no hay grupos de opinión ni organizaciones que pidan su liberación ni populares tags que exijan un “#FreeMario”. A falta de elementos nuevos que justifiquen una noticia, ha sido devorado por el silencio de la prensa.

Los agentes españoles de Inteligencia que han lidiado con el caso manejan actualmente como escenario muy probable que el valenciano no esté vivo ya. ¿En qué se basan para ello? Madrid ha hecho hasta la fecha dos requerimientos oficiales para que el Kremlin proporcione alguna prueba de vida o información sobre el estado del jubilado y nunca han sido respondidos.

Pese al conflicto que separa ambos países, aún se guardan ciertas formas y de acuerdo a las normas no escritas de etiqueta que rigen las relaciones entre agencias de inteligencia, lo habitual cuando se requiere información sobre un sujeto cuya importancia no es ni siquiera de segundo orden es que se curse una respuesta, aunque sea con un lacónico “sí o no”. El silencio se interpreta en este caso dentro del CNI como un reconocimiento casi tácito de que podría no seguir con vida.

Hay varias cuestiones más que apuntalan la posibilidad de su fallecimiento. La primera es que el Kremlin ya había reconocido antes que García Calatayud fue arrestado en Jersón y confinado en un centro de detención de Simferopol. ¿Por qué había de negar información ahora sobre su nuevo paradero si siguiera con vida?

Las últimas noticias oficiales procedentes de Moscú acerca del español se hallan en una carta inédita dirigida el pasado 24 de mayo al abogado Anatoly Fursov por la Fiscalía Militar de la Flota del Mar Negro. En respuesta al requerimiento del disidente, el teniente coronel N. P. Birukov afirma: “Según la Fiscalía Militar, Mariano García Calatayud salió del territorio de Crimea a la región de Jersón por el punto de control internacional de automóviles situado en Dzhankoy. Sin embargo, falta información confiable sobre su presencia en el territorio de Jersón”.

Y Birukov añade: “Los motivos que justificaron su detención inicial por las agencias policiales fueron sus acciones contra la seguridad del estado de Rusia. En particular, en fuentes públicas hay fotos de dicha persona con armas y el logo de la organización Sector Derecho (reconocida como terrorista en la Federación de Rusia)”.

La irracionalidad que proyecta ese extraño escrito ilustra como nada la naturaleza de la dictadura que lidera Putin. De un lado, reconocen que estuvo en una prisión de Simferopol aunque no se le imputaban cargos y, a renglón seguido, sostienen que no saben qué pasó después, cuando, al parecer, se desplazó a la región de Jersón. El teniente coronel ha elegido las palabras de tal forma que se diría que fue el propio valenciano quien se fue de picnic a Jersón.

¿Cómo es posible que ignoren qué pasó después si seguía bajo su custodia? ¿Es esa supuesta transferencia a algún lugar desconocido el modo en que enmascaran bajo un oscuro eufemismo que abandonó la cárcel de Simferopol en una caja de madera?

La hipótesis cobra áun más consistencia cuando se consideran los datos que nuestro diario ha recabado entrevistando a los últimos prisioneros que lo vieron con vida. Lo que sabemos a ciencia cierta es que a Mario lo trasladaron de la ciudad de Jersón, entonces ocupada, (no confundir con la región, que sigue todavía en manos rusas) a la prisión de Simferopol la noche del 20 de marzo de 2022.

Un reportero ucraniano con el que charlamos hace algo más de un año, Alexander Tarasov, le escuchó gritar desesperadamente desde su celda pidiendo a gritos un médico. Todo lo que le dieron fue Corvalol, un sedante desarrollado en la Unión Soviética a base de fenobarbital. Mario se había desmoronado. El jubilado de aspecto juvenil que flirteaba con Tatiana se vino abajo tan pronto como se cerraron las puertas de su celda.

El abogado ruso Anatoly Fursov, fotografiado hace algunos meses en Valencia.

El abogado ruso Anatoly Fursov, fotografiado hace algunos meses en Valencia. Ferran Barber

Stulov nos dijo que creía que García Calatayud había sufrido un ictus o un ataque al corazón el primer verano que pasó en prisión. Hace algunos meses nos contó que le escuchó gritando de dolor desde la celda contigua. En lugar de auxiliarle, el guardia subió el volumen del televisor. Solo cuando se convenció de que, en realidad, estaba agonizando, se avino a llamar a una enfermera.

De SIZO-1 lo transfirieron algo después a SIZO-2. Allí compartió celda con un alcalde ucraniano llamado Alexander Babich y con un francés llamado Andreas. Cuando liberaron a Babich, le llamamos y nos explicó algo inquietante: "Desde marzo a noviembre de 2022, lo tuvieron sin asistencia médica y solo algo antes de Navidad, autorizaron a que le viera un paramédico. Terminó por convertirse en el preso más antiguo". Y también en el más viejo y en el más enfermo y en el más amenazado de muerte por las inhumanas condiciones de vida del presidio.

La última que se le vio

Nadie le ha visto con vida desde hace 16 meses. El último ucraniano que coincidió con él en Crimea se llama Yevgeni. Hemos dado con él en Alemania. “La última vez que le vi fue el 7 de abril de 2023 en la celda número 47 del centro de prisión preventiva número 2 de Simferopol”, nos contó esta semana.

“Mario estaba muy delgado. Cuando me soltaron vi algunas fotos del aspecto que tenía antes de que lo encarcelaran y comprendí que había perdido mucho peso. Era una persona cohibida, taciturna... Estaba en una sociedad carcelaria de personas cuyo idioma no hablaba y apenas se comunicaba. Supe que el FSB le torturó gracias a él y gracias, también, a otro compañero de celda llamado Babich que actuaba como traductor (el mismo que arriba mencionábamos y a quien entrevistamos hace algunos meses)”, apuntó.

Cuando Yevgeni fue arrestado Mario llevaba ya algo más de un año en esa celda de SIZO2. “Me dijo que le habían detenido en Jersón y que ya el segundo día de su estancia en prisión, fue golpeado por seis guardias por apoyar a Ucrania”, recuerda el ucraniano. “En nuestro habitáculo había dos literas. En la parte de abajo de la mía dormía Mario. Y en la otra estaba Babich. Cuando yo llegué estábamos solo tres personas. No puedo decirte si todavía sigue vivo. Confío en que así sea. Pero aquí hay algo en su contra: ¡Su edad!”.

A pesar de todas las evidencias que sugieren que Mario podría estar ya muerto, Tatiana se niega a aceptar esa posibilidad. "El problema de ustedes, los occidentales, es que no entienden Rusia. Buscan lógica donde no la hay y se olvidan, sobre todo, de que las decisiones que adopta el Kremlin se caracterizan sobre todo por la irracionalidad y la arbitrariedad".

¿Sabe cuántos prisioneros civiles tiene ahora mismo Rusia? Entre tres y 20.000, de acuerdo a diferentes estimaciones. ¿Y sabe cuántos han sido intercambiados hasta el momento? ¡Solo 187! Pasaron ocho meses desde que Mario fue secuestrado hasta que supimos algo sobre él. Que no sepamos nada desde el año pasado no significa que esté muerto”.

El disidente ruso Anatoly Fursov (problamente, uno de los hombres más amenazados por el Kremlin en nuestro país) pasó meses buscando un abogado que quisiera representarlo y al final dio con uno a quien pagó de su bolsillo. Su nombre es Alexánder Molojov. Como era de prever, el letrado fue presionado, amenazado y detenido durante más de 10 horas. Pero sorprendentemente, siguió representando al valenciano.

Con la ayuda de Molojov, Fursov cruzó docenas de solicitudes y recursos pidiendo asistencia médica o una reunión con su representante legal o el cónsul español. A menudo, la respuesta que obtenía era siniestra: “El comisionado no tiene derecho a interferir en las actividades de los órganos del FSB de Rusia (el KGB de Putin) o la Fiscalía, en relación la resolución de quejas de los solicitantes”. Es decir, los órganos jurídicos de Rusia no pueden interferir en los crímenes cometidos por la Seguridad de la pocilga geopolítica que apacenta el criminal de guerra Putin.

A pesar de las dificultades, Fursov planeó hace algunos meses una jugada verdaderamente astuta para averiguar la situación de Mario. Además de presentar varias demandas a través de Molojov que fueraon desoídas, Fursov compró un gran paquete de comida y de ropa con la intencion de entregarlo en la penitenciaría donde se avinieran a recibirlo. Primero lo mandó a SIZO-2 y se negaron a cursar recibo. Posteriormente, lo mandó a la penitenciaría número 1 de la región de Jersón, situada en la calle Taras Schevhenko, 66, del pueblo de Chongar, en el distrito de Genichesky, y aceptaron el paquete.

Si lo habían aceptado es que Mario había sido trasladado allí, así que solicitaron una reunión del abogado con García Calatayud. Esta fue denegada y ya nunca más volvieron a aceptar un envío de comida. Sin embargo, Fursov investigó luego por su cuenta y logró entrevistar a varios funcionarios de prisiones de Simferopol que aseguraron que Mario había sido trasladado a Chongar en mayo del pasado año. Eso es cuanto sabemos hasta la fecha. Se supone que fue entonces cuando dejó Crimea a través del puesto de control de Dzhankoy.

Tatiana está plenamente convencida de que Mario sigue vivo allí en Chongar. “Esa prisión fue construida completamente desde cero para confinar a los civiles ucranianos”, nos dice. “Los presos están completamente solos en celdas con un gran aislamiento acústico. No pueden oírse entre sí desde celdas contiguas. En teoría, es una prisión que ni siquiera existe dentro del organigrama del servicio penitenciario federal de Rusia. O si lo quieres de otra forma, digamos que es una prisión invisible para presos igualmente invisibles”.