En el campo de fútbol municipal de La Goleta de Arucas (Gran Canaria), Ángel Víctor Torres (1966) se hinchó a marcar goles. "Era un delantero centro nato, pero no era agresivo, sino tranquilo", dice el masajista jubilado del club del barrio, Manuel Melián. "Una vez, se dislocó el hombro y fuimos corriendo al esterero. Pero cuando llegamos, él mismo se lo había colocado en el asiento trasero del coche", prosigue, recordando la época del ministro de Política Territorial y Memoria Democrática en los juveniles del C.D. La Goleta.
Ha llovido mucho desde entonces. Hoy, en la misma cancha luce un manto de césped artificial impoluto que se cambió en la primavera de este año. Tampoco Ángel Víctor se deja ver demasiado por el que fue el barrio de labrantes que le vio nacer y crecer, hasta que lo abandonó; primero, como profesor de instituto; después, como alcalde de la colindante Arucas; y, finalmente, como presidente autonómico y ministro del Gobierno de España.
El carácter abnegado y tranquilo que demostraba en el campo es el que se llevó a la política. "Gestor de adversidades", le definía su entorno en un amplio perfil que este periódico le dedicó el pasado marzo, cuando su nombre salió por primera vez en la investigación del 'caso Koldo'. Y es por eso que las revelaciones del comisionista de la trama, Víctor de Aldama, ante el Tribunal Supremo esta semana contrastan con lo que casi todos en el norte de la isla conocen de él.
Aldama aseguró al juez Leopoldo Puente que proporcionó a Ángel Víctor un apartamento en el barrio madrileño de Atocha para "encuentros de diversa naturaleza" –es decir, con mujeres– cuando viajaba a Madrid durante su etapa como presidente de Canarias. También dijo que el político le pidió una comisión de 50.000 euros por supuestos favores, que finalmente le negó.
"Es todo una burda mentira", dice David, un vecino de El Zumacal, cerca de Arucas, donde el ministro tiene una casa de campo con su mujer, la psicóloga Ivana Hernández, y con quien se casó a la edad de 53 años y tiene un hijo. "Siempre lo he visto correr por aquí con sus perros. Es muy deportista y de su gente, no le gusta la fiesta ni los bares", asegura el vecino, defendiendo un estilo de vida supuestamente incompatible con usar un piso en Madrid para encuentros furtivos.
Tres casos
Las acusaciones de Aldama, sin embargo, no se limitan a estos presuntos asuntos húmedos: en el escrito de 37 páginas que el empresario entregó al magistrado, se menciona igualmente que el Gobierno de Canarias adjudicó en 2022 la obra de reforma de los Cines Royal del barrio de Las Canteras de Las Palmas para albergar la nueva sede de la Agencia Tributaria en las islas a Levantina, Ingeniería y Construcción, una empresa de la trama que logró casi 130 millones de euros del Ministerio de Transportes durante la etapa de José Luis Ábalos.
La licitación se ejecutó, sospechosamente, apenas una semana después de una reunión en Las Palmas el 9 de febrero de aquel año, entre Koldo García Izaguirre, hombre para todo de Ábalos; el propio Ábalos y Ángel Víctor. La empresa ofrecía el más costoso de los proyectos presentados y, aun así, ganó el concurso. Además, Aldama también reveló que Koldo se habría hecho con importantes comisiones por este y otros contratos con la constructora, propiedad de José Ruz, con quien el navarro mantenía una estrecha relación. Tras quebrar la empresa de Ruz, el edificio de Las Canteras se quedó sin terminar y ahora mismo está abandonado.
El caso se suma a los ya conocidos de las adjudicaciones de material sanitario en los que también sale salpicado Ángel Víctor: el primero, conocido como 'caso mascarillas', por la compra de cubrebocas en los peores meses de la pandemia por un valor de 4 millones de euros a la empresa de compraventa de vehículos RR7 United. El material nunca llegó a entregarse por ser defectuoso.
El propietario de RR7 United, Rayco González es, además, cuñado de Juan José Arencibia, actual presidente de la Federación Interinsular de Fútbol de Las Palmas (FIFLP) desde 2022. Éste último es amigo desde la infancia de Ángel Víctor: nacidos el mismo año, 1966, estudiaron en el mismo colegio de La Salle en Arucas.
El Cierre Digital publicó en junio de 2022 una foto de un almuerzo que tuvo lugar en verano de 2021 en Fuerteventura, donde Arencibia tiene una finca de recreo. En la mesa, aparecen retratados el propio Arencibia junto a Ángel Víctor y al asesor fiscal de la empresa adjudicataria RR7, Pablo Carranza, quien a su vez es yerno de Arencibia. Todos minimizaron aquella reunión a un encuentro casual, así como las relaciones entre ellos que pudieran implicar ilegalidades a otros niveles.
Por aquel caso, Ángel Víctor derivó las responsabilidades a cargos técnicos en el Servicio Canario de Salud (SCS) que, según él, fueron quienes firmaron los contratos. Conrado Domínguez, exdirector del SCS, encargado en ese momento de la compra de material sanitario e implicado en el 'caso mediador', dimitió tras conocerse los hechos. Ángel Víctor siempre mantuvo que no tenía conocimiento de lo que sucedía en los niveles intermedios de su Gobierno.
El segundo caso que le salpica, ya vinculado a la trama Koldo-Ábalos, ocurrió entre abril y mayo de 2020. Entonces, el SCS adjudicó cuatro contratos por 9,8 millones de euros a la empresa Soluciones de Gestión y Apoyo a las Empresas SL, detrás de la cual estaba Víctor de Aldama. Los contratos se firmaron, supuestamente, a instancias del Ministerio de Transporte de José Luis Ábalos y su ejecutor Koldo. Quien entonces estaba a la cabeza del SCS es la mano derecha de Ángel Víctor y su actual jefe de Gabinete, Antonio Olivera.
"Disciplinado y obediente"
El recuerdo que los vecinos de El Zumacal y su entorno en La Goleta tienen de quien fuera su alcalde y presidente es el de alguien intachable. Lo manifiestan también con su respuesta a las preguntas de este periodista: nadie sabe mucho de él más que vaguedades y algún dato familiar. Incluso amigos íntimos de la familia hacen como que no le conocen.
Eso sí, todos dicen que fue el mejor dirigente que nunca han tenido: Ángel Víctor, en Canarias, es el "hombre bueno" que, nada más llegar al poder, se enfrentó a los incendios, a la pandemia y a la erupción del volcán de La Palma.
Incluso a sus adversarios políticos les cuesta leerle y dudan de que, pese a su aparición en todos estos casos, fuera a enriquecerse personalmente: el patrimonio de Ángel Víctor se limita a un piso en Las Palmas, a un Volvo XC60 por el que se le ve circular a él o a su mujer por El Zumacal y a la propia finca en este pago rural de bosques frondosos y con terrazas con vistas al Atlántico. Nunca ha hecho alarde de nada. Tampoco su familia ha tenido una vida más boyante que si su miembro más célebre no hubiera llegado adonde lo ha hecho.
De sus cuatro hermanos, dos son profesores, como él. Sus aficiones se limitan al arte o a grupos de música folclórica. La familia, de hecho, conserva la humilde casa de sus padres, de una altura y terraza superior en la calle Obispo Pildain de La Goleta. Allí sigue yendo a menudo su hermano Paco. Sus dos hermanas, Sonia y María, llevan también una vida de pocas pretensiones por la zona de Arucas. Los padres, Bonifacio y Juana Teresa, ya han fallecido. 'El Fafo', como llamaban al padre, fue enterrado en junio de este año.
Pese a todo esto, quienes les conocen de los despachos no ocultan que Ángel Víctor es alguien "muy político en la peor acepción de la palabra". "Siempre te dice lo que quieres escuchar", aseguraron fuentes de su entorno político en Canarias a EL ESPAÑOL el pasado marzo. Para ellos, que no quisiera enriquecerse no es lo mismo que no supiera nada de lo que ocurría entre bambalinas.
Ahora, fuentes de la oposición en las islas lo describen a este periódico como "disciplinado y obediente" a sus jefes en el partido, unas virtudes compatibles con los supuestos negociados que Aldama dice que el Gobierno insular mantuvo con la trama Koldo-Ábalos. Y por las mismas virtudes, tampoco es de extrañar la estrecha relación que Ángel Víctor cultivó con Ábalos cuando éste era el secretario de Organización del PSOE a través de los múltiples viajes que el valenciano hacía a las islas.
Ángel Víctor, por su parte, ya se había ganado el favor de Ábalos cuando apostó por Pedro Sánchez en las primarias de 2017 y se hizo, poco después, con la secretaría general del partido en las islas.
Luego, como presidente regional, el trato con el extitular de Transportes prosiguió por un canal privilegiado, por ser Canarias, al igual que Baleares, una de las comunidades con las que la antigua cartera de Ábalos tenía más trabajo. Ángel Víctor mantuvo su carácter fiel y comedido. "Con todos los problemas que tuvo siendo presidente, como la inmigración, le costó alzar la voz. No es un Page", añaden las fuentes de la oposición. "Le gusta quedar bien", dicen.
Terminar de aclarar si Ángel Víctor, como dice Aldama, metió más goles en otras esferas además de en la cancha de La Goleta, está en manos del Supremo. Por lo pronto, el ministro ha demandado al comisionista por intromisión al honor. Y, de momento, no hay ninguna prueba que vincule a ambos. Aunque según Aldama, todo está en el teléfono que ha pedido al juez desencriptar para respaldar sus acusaciones.