El odio. Una novela maldita sobre el salvaje crimen vicario de José Bretón. El escritor Luisgé Martín, en un intento de revivir el espíritu true crime de A sangre fría de Capote, buscó ahondar en las razones, los demonios, las taras que llevaron al padre a asesinar a sus hijos. ¿Dónde reside la maldad del alma humana? Bajo el sello de Anagrama, pretendía contestar a la pregunta a través de un relato que diseccionase la psicología de Bretón. Pero la madre de los menores, Ruth Ortiz, se interpuso, denunció, y la editorial echó el freno a la publicación –prevista para el 26 de marzo– de forma temporal.
La Fiscalía de Menores abrió el jueves diligencias y solicitó que se impidiera la publicación. "La Constitución reconoce el derecho fundamental a la creación literaria", denunció Anagrama en un comunicado. "Por ello, consideramos que tanto el autor como la editorial están en su derecho de publicar esta obra, pero esperaremos a lo que las resoluciones judiciales indiquen". El caso se dirimirá en los tribunales del Juzgado de Primera Instancia número 39 de Barcelona.
Luisgé Martín, por lo pronto, se encuentra en el ojo del huracán. Hay quienes lo consideran un enfant terrible, un provocador, por atreverse a trazar con tinta la sangre; otros legitiman su trabajo y apelan a la libertad de expresión. El afamado escritor, en cualquier caso, no es ningún novato y tiene experiencia con la polémica.

Luisgé Martín en una imagen de archivo.
Luis García Martín (Madrid, 1962) es ganador del Premio Herralde de novela en 2020 por Cien noches, libro cargado de erotismo que versa sobre una mujer que busca en la sexualidad los secretos del alma humana, todo ello en el contexto de una persecución policial de un asesino. También es uno de los principales paladines de la visibilización del movimiento LGTBI: en 2016 lanzó la autobiográfica El amor del revés, donde, literalmente, confiesa que de joven se sentía "una cucaracha por ser homosexual".
Subversivo y disruptor, Luisgé, además de ser un exitoso ensayista y novelista –El mundo feliz, Toda una vida, Todos los crímenes se cometen por amor, La misma ciudad– es un rostro conocido en los resortes del poder. Concretamente, en los del Ejecutivo socialista, que lo tuvo a sueldo para escribirle los discursos a Pedro Sánchez desde 2019 hasta 2022. Anteriormente, entre 2010 y 2011, ya había sido asesor de la ministra de Cultura del PSOE Ángeles González-Sinde.
Él mismo describió este periplo político como algo "circunstancial" y justificó su paso por las filas socialistas argumentando que se trata de un proyecto "que ha liderado la conquista de los derechos LGTBI". Ello, aduce, "no ha supuesto jamás una brecha" entre su vida literaria y su vida política.
"Parte de mi trabajo en el gabinete es hacer un poco de lobby cultural", sugirió en otra entrevista. "El presidente es absolutamente receptivo a estas cosas [el papel que deben jugar la cultura y la ciencia], lo que pasa es que yo llevo dos años con este Gobierno y ha habido cinco elecciones, una crisis constitucional en Cataluña, una pandemia...".
Quizás fuera algo circunstancial, pero los servicios prestados al gabinete del Presidente del Gobierno tuvieron recompensa: en junio de 2022, el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, nombró a Luisgé Martín director de la delegación del centro en California. En diciembre de 2022, de hecho, posó junto a la reina Letizia en la inauguración del Instituto Cervantes de Los Ángeles, cuyo salario roza los 143.000 € anuales.
Un cargo para el que, según la entonces diputada del PP Marta Rivera de la Cruz y sus compañeros Aurora Nacarino-Bravo y Pedro Muñoz Abrines, no estaba cualificado. El 21 de diciembre de 2023, la hoy delegada del Área de Cultura, Turismo y Deporte y tercera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Madrid formuló la siguiente pregunta al Gobierno en el Congreso:
"A pesar de la elevada población hispanohablante de la ciudad de Los Ángeles, es evidente que la gran mayoría de la población y los interlocutores del Instituto Cervantes en Los Ángeles, y los Estados Unidos en general, es de habla inglesa, por lo que el conocimiento y buen manejo en esta lengua ha de resultar fundamental para desempeñar de forma adecuada las tareas derivadas y necesarias para la buena dirección del centro. ¿Cómo ha acreditado sus conocimientos de inglés del director del Centro, el señor Luis García Martín?".
Ocho días después, hubo una respuesta por parte del Gobierno: "En relación con el asunto interesado, se señala que el Estatuto Básico del Empleado Público establece que la designación del personal directivo atenderá a principios de mérito y capacidad y a criterios de idoneidad".

Europa Press
En la resolución del BOE del 2 de marzo de 2022, del Instituto Cervantes, por la que se convoca plaza de director o directora de centro en el exterior, se consideran méritos tanto la experiencia acreditada en puestos directivos relacionados con la enseñanza de idiomas o la gestión cultural como la experiencia acreditada en dirección y gestión de equipos, así como los idiomas, entre ellos el inglés a partir del nivel C1 y otros idiomas a partir del nivel B1.
En el currículum profesional de Luisgé Martín figura que es titulado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid y que tiene un máster en Gerencia de Empresas por el Instituto de Empresa de Madrid. También le sobra experiencia en el sector cultural. No obstante, no especifica ningún idioma.
Es más, él mismo, en una conversación en sus redes sociales de 2018, reconoció que no era su fuerte: "Con el inglés soy casi tan malo como con el español de Rosalía", escribió, sin aportar más detalles. En otra ocasión llegó a decir: "Yes, sorry. My english is worse than them", en respuesta a un chascarrillo de otro usuario.
Los encuentros con José Bretón
Antes de su mandato como director del Instituto Cervantes de Los Ángeles, Luisgé Martín ya había iniciado su correspondencia en prisión con José Bretón. Tal y como el propio escritor confesó en un extenso artículo publicado en El Confidencial, envió su primera carta al asesino en julio de 2021. "Desde esa fecha hubo alrededor de sesenta cartas". En verano de 2022, justo antes de ser nombrado director del Cervantes, Bretón y Luisgé tuvieron su primera llamada telefónica, que duró ocho minutos.
"Lo que yo había tratado de escribir –lo que había escrito– no era una crónica del crimen o un relato explicativo de motivaciones y actos, sino sobre todo un retrato oscuro del asesino y una cavilación temerosa acerca de la miseria humana y de los límites de la crueldad", escribió. "Tal vez el encuentro con Bretón no me aportara datos nuevos, pero ver sus ojos mirando a los míos me serviría sin duda para entender algo mejor lo que había ocurrido".

Luisgé Martín en una imagen de archivo.
En este texto hace referencia al encuentro presencial que tuvieron el 26 de diciembre de 2023, cuando Luisgé Martín estaba en España por Navidad, ya que entonces vivía en Los Ángeles. El director del ICLA aprovechó sus vacaciones para visitar a Bretón en la cárcel.
El autor cuenta que le llevó "unos libros de historia y prehistoria de la Universidad a Distancia" y "unas zapatillas de deporte, dos camisas, un gorro de lana, un abrigo, una sudadera y unos calcetines"; Luisgé se quedó frente a él, armado tan sólo con una libreta y un bolígrafo. "Fui a visitarle por fin. El libro estaba casi acabado, pero no podía darlo por cerrado sin ver a Bretón frente a frente y conversar con él de todo lo que ya habíamos hablado en nuestra larga correspondencia".

Portada del libro 'El odio' de Luisgé Martín editado por Anagrama.
De sus palabras se infiere que comenzó sus contactos en el centro penitenciario de Herrera de La Mancha, en Manzanares (Ciudad Real), cuando aún formaba parte del gabinete de confianza de Pedro Sánchez y que mantuvo sus misivas y conversaciones con el asesino mientras dirigía el Instituto Cervantes de Los Ángeles. Unos contactos que, según reconoce, no concluirán.
"En una carta le prometí que no me olvidaría de él cuando hubiéramos terminado el libro. Quiero cumplir esa promesa, pero no sé cuál es el vínculo que podemos tener en el futuro. Seguiré escribiéndole. Quizá vaya a verle de nuevo a la cárcel. Él deberá salir de prisión en 2036, cuando se cumplan veinticinco años de sus crímenes, y en esa fecha, todavía lejana, nadie sabe qué habrá sido de nosotros".
En diciembre de 2024, el escritor dejó su cargo al frente de la institución para dedicarse a su actividad literaria, es decir, a ultimar la versión final de El odio para Anagrama. EL ESPAÑOL ha tratado de ponerse en contacto con el escritor, pero este ha rechazado la propuesta por recomendación de su abogado, al menos hasta que los tribunales decidan qué ocurre con su libro.
La defensa de Luisgé Martín
"Yo, como la mayoría de los escritores que conozco, escribo para entender el mundo; para dar orden a lo que solo es caos; para sujetarme a alguna certeza en medio de las arenas movedizas; para buscar respuestas a mis propios demonios y a los demonios de la sociedad en la que vivo", explicó Luisgé Martín en un comunicado tras conocer el intento de censurar su obra. "De ese modo llegué al crimen de José Bretón, que contiene todos los paradigmas del Mal con mayúscula y que se convirtió, en 2011, en un símbolo de la violencia machista en España".
El escritor cita a Truman Capote, a Emmanuel Carrère y a Nicola Lagioia, autores de A sangre fría, El adversario y La ciudad de los vivos, respectivamente, todas ellas obras a las que se refiere como "maestras" y siguen la misma línea que El odio. "No me comparo literariamente con esos autores —ojalá pudiera hacerlo—, pero sí comparo mi propósito con los suyos. Indagar sobre el odio, sobre la brutalidad de la naturaleza humana, sobre la crueldad, sobre las estructuras sociales que sostienen esa violencia inacabable. Eso es, en buena medida, la historia de la literatura".