A unos 50 kilómetros al norte de Bagdag, a orillas del río Diyalan, emerge la ciudad Baquba desdibujada por años de guerra sobre el horizonte iraquí. Auténtico avispero y diana de los insurgentes durante la ocupación del país, hasta aquí llegó destinado en 2004, como cientos de estadounidenses, un joven Humayun Khan, musulmán y capitán del Ejército de Tierra. A sus 27 años, su cometido era inspeccionar los coches que accedían al cuartel. Se dedicó a ello tres meses desde que llegó en febrero. Cumplía con rigor con su trabajo, aunque en aquellos días también tenía en la cabeza otros proyectos. Iba a casarse, formar una familia y estudiar Derecho. Pero todos esos planes se desvanecieron entre la pólvora la mañana del 8 de junio, cuando dos suicidas trataron de estampar un taxi cargado de explosivos contra su base. Murió pero evitó una matanza al interponerse al vehículo. Doce años después, su historia resucita y centra la campaña electoral del país por el que dio todo.

La vida de este joven, nacido en Emiratos Árabes en 1976 pero criado en EEUU desde los dos años, ha recobrado protagonismo gracias a Donald Trump. Hasta ahora, ninguna de sus infinitas salidas de tono habían hecho mella en su popularidad como candidato republicano. Pero esta vez, el magnate ha cruzado una línea que la sociedad americana considera sagrada. Ofender a la familia de un militar caído en el frente no se le tolera en este país, y mucho menos entre los sectores conservadores a los que se debe. Sin duda, este episodio puede convertirse en un obstáculo insalvable en su carrera hacia la Casa Blanca.

El candidato republicano a la presidencia de los EEUU Donald Trump. Reuters

Pero antes de analizar esta controversia, retrocedamos en la vida de este héroe que llegó a Irak casi por accidente, y que días antes de morir confesaba a su padre lo que toda la nación empezaba a sospechar. “Me dijo: 'Esto es un desastre, un caos, ¿por qué estamos aquí? Deberíamos volver a casa”, recordaba Khizr Khan en 2004, justo tras el atentado. Pese a este desencanto, que crecía entre las tropas a medida que aumentaba la lista de bajas, este capitán no demostró nunca desánimo. "Era un soldado, lo que significa que seguía las órdenes y era fiel a su palabra”, añadía.

El relato de esta familia arranca en los 70 en la Universidad de Punjab en Lahore (Paquistán), donde su madre Ghazala, que era profesora, conoció a Khizr. Se mudaron primero a los Emiratos Árabes, donde nació Humayun Saqib Muazzam Khan, y luego a los EEUU, donde su padre se tituló en Derecho por Harvard. Siempre manteniendo la fe musulmana, se instalaron primero en Virginia y luego en Silver Spring, una pequeña localidad del estado de Maryland, a la que separan de Washington D.C. poco más de 15 minutos en metro. Quizá esta cercanía a la capital, que es una auténtica ciudad-museo consagrada los padres fundadores de esta nación, despertó el interés de su hijo por Thomas Jefferson, tercer presidente y principal autor de la Declaración de Independencia. “Siempre estaba leyendo sus libros e iba a menudo a visitar su monumento. Incluso usó uno de sus textos sobre la libertad para su ensayo de admisión a la universidad”, detallaba su padre.

Se crió como un chico americano más, siendo el mediano de sus hermanos Shaharyar y Omer y yendo a estudiar al Kennedy High School de Silver Spring, donde se graduó en 1996. “Siempre se aseguraba que los que le acompañaban estuvieran riendo. Le gustaba jugar al baloncesto, leer y escribir, y estaba muy cerca de sus dos hermanos”, rememoraban sus padres. Además, durante la Secundaria empezó perfilar su vocación de ayuda a los demás trabajando como voluntario dando clases de natación a niños discapacitados.

Tras su paso por el instituto se matriculó en la Universidad de Virginia, donde se graduó en el año 2000. Pero para lograr su especialización -los estudios superiores en EEUU se dividen en dos bloques-, quería ingresar en la Escuela de Derecho, aunque el coste era muy alto. Por ello, pensó que si se unía al Ejército durante cuatro años le resultaría mucho más económico, ya que si prestas servicio militar obtienes grandes descuentos en las tasas académicas. De modo que dio el paso y se unió al Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales en Reserva, donde obtuvo el grado de capitán.

“Esperaba volver algún día a la Facultad de Derecho de Virginia. Quería ser abogado militar”, explicaba su padre. Pero el destino reservaba a Humayun otro rumbo. Se encontraba destacado como oficial de artillería en el Batallón 201 de Apoyo Avanzado con sede en la base de Vilseck, Alemania, cuando su período de servicio estaba a punto de concluir, en mayo de 2004. No obstante, debido a las necesidades de refuerzos en plena guerra, se le asignó Irak de forma indefinida.

Había pedido a su prometida que eligiera anillos de boda días antes de morir en un atentado en Irak, del que salvó a sus compañeros

La noticia fue demoledora para su familia, pero no todo fueron malos momentos en Baquba. La sargento Laci Walker, que sirvió su lado aquel año, aludía recientemente en la CNN al buen carácter de su compañero. “Era amable y generoso. Preparaba sándwiches para los soldados que trabajaban durante el almuerzo y trataba siempre de protegerlos. Lo hizo hasta el final”.

Khizr Khan muestra la Constitución de EEUU durante la Convención Demócrata en Filadelfia. Reuters

La universidad, por tanto, tuvo que esperar, aunque otros proyectos seguían adelante. En Alemania aguardaba una estudiante de económicas de Baviera, Irene Auer, con la que había compartido dos años de relación. Entonces ella tenía 24. "Fue el hombre de mis sueños. Me hacía reír y era una persona muy agradable", declaraba la joven a la revista alemana Focus tras el atentado.

PRIMERAS CITAS

Se conocieron en una cafetería. “¿Será tu larga melena rubia, tus brillantes ojos azules o tu sonrisa lo que puede desarmar a un soldado?”. Así entabló conversación con ella. A la tercera cita ya le dio un “tímido beso”. “Cada vez que estaba molesta encontraba las palabras adecuadas. Siempre me calmó. Era perfecto, la persona más maravillosa que he conocido”, comentaba entonces Irene, que desveló que querían tener niños e incluso estaban ya barajando nombres antes de su marcha a Irak.

Una imagen del funeral de Humayun Khan en junio de 2004. Getty Images

La separación geográfica no impidió que siguieran adelante. En uno de sus últimos correos electrónicos, su novio le pidió “que escogiera los anillos”. Planeaban celebrar la boda en 2005 y con el tiempo de trasladarse a los EEUU. “Quería estudiar y trabajar de abogado, como su padre, pero dedicándose al derecho militar”, precisaba su pareja, que estaba convencida de que “lo habría hecho a la perfección", aunque nunca pudo intentarlo. La guerra acabó desbaratando todo. "Me dijo que su destino era seguro. Siempre tuve la esperanza de que no le nada pasaría”.

El último mensaje que Irene recibió de su prometido llegó el 7 de julio. Al día siguiente, el capitán Khan se preparaba para inspeccionar un vehículo fuera del acceso a su base, aproximadamente 8.00 de la mañana. De repente, un taxi con dos ocupantes aceleró en dirección al lugar donde trabajaban los soldados. El oficial les gritó a todos que se apartaran mientras se dirigía hacia el coche con el brazo en alto, indicándole que se detuviera. Fueron unos 15 segundos. Justo antes de alcanzarlo, el conductor detonó la bomba. Según el parte del atentado, la explosión mató al capitán y a cinco iraquíes, dejando heridas a otras 20 personas. Al bloquear el paso del automóvil, Humayun había salvado la vida de sus compañeros, incluidos más cien efectivos que estaban desayunando cerca.

Antes del ataque confesaba a su padre que aquella guerra no tenía sentido: “Esto es un desastre, un caos. ¿Qué estamos haciendo aquí?”

Irene vio la noticia en internet. Informaban de que un militar americano había perecido. Corrió a contestar el último correo de su novio. "Le pedí que me dijera que estaba bien, pero no hubo respuesta”. Aquello no era raro, porque el Ejército después de la muerte de un soldado corta las comunicaciones hasta haberlo notificado a los familiares del fallecido. Pero al día siguiente tampoco tuvo contestación.

“TODO OLÍA A ÉL”

La chica relataba que cuando Khan se marchó a Irak le dijo: “Si muero, sería como ganar la lotería, pero al revés”. Y no estaba del todo equivocado. No iba a participar en acciones arriesgadas ni debía salir del cuartel. “Que muriera en el acto fue un consuelo”, reconocía su pareja, que tras el ataque recibió sus pertenencias: cartas, libros, ropa, placas de identificación… “Todo olía a Humayun".

Durante un tiempo, esta estudiante alemana llevó en el bolso la tarjeta de la Seguridad Social de su prometido y se negó a lavar o desprenderse de su ropa. Su vida ahora, tras 12 años, es anónima. Después del entierro se pierde el rastro de sus entrevistas y, si se casó luego, cambiaría su apellido probablemente. De hecho, no ha aparecido estos días tras la polémica de Trump, 12 años después. En una de sus últimas declaraciones a la publicación Onetz, señalaba que Humayun parecía haber tenido una premonición. “Se negó a ser felicitado por su 27 cumpleaños. No quería a envejecer”.

LA OFENSA DE TRUMP

Hasta aquí, todos los hechos y los testimonios no son nuevos para EEUU. Todo se conoció en 2004, tras el fallecimiento de este capitán al que condecoraron con las más altas distinciones, enterraron con honores en el cementerio nacional de Arlington, rindieron tributo e incluso le pusieron su nombre a una sala de la Universidad de Virginia. El Washington Post llevó en portada ‘Un pacificador encuentra su descanso final’.

Sin embargo, ese reposo al que se refería el rotativo fue interrumpido durante la pasada Convención Demócrata de Filadelfia. Todo empezó cuando Khizr Khan, acompañado de su esposa, intervino por invitación del equipo de Hillary Clinton con un discurso en el que arremetió contra la propuesta de Trump de cerrar las fronteras a los musulmanes, recordándole que su hijo rezaba a Alá y dio su vida por América. Le recriminó que nunca hubiera “sacrificado nada” y le invitó a visitar las tumbas de soldados musulmanes y a leer la Constitución. Fue uno de los momentos estelares del cónclave demócrata.

Notables republicanos han desautorizado al aspirante a presidente y algunos anuncian que votarán por Hillary

El magnate, en su línea, saltó en las redes sociales, acusándoles de atacarle injustamente e insinuando que a la madre no la dejaron hablar por su religión. Ghazala Khan replicó duramente en una carta abierta, denunciando su falta de empatía y respeto, y aclarándole que desde que habló con su hijo por última vez el 9 de mayo de 2004, día de la madre, llora cada vez que lo menciona.

La tumba de Humayun Khan se encuentra en el cementerio nacional de Arlington en el estado de Virginia. Reuters

Con sus críticas ofensivas, Trump ha entrado en arenas movedizas, especialmente al negarse a pedir disculpas. Notables republicanos han desautorizado su actitud, como el senador John McCain, los líderes del partido en el Congreso, Paul Ryan y Mitch McConnell, su propio candidato a vicepresidente, Mike Pence, o Jeb Bush. Incluso algún conservador anuncia que votará a Hillary. Los analistas señalan que este episodio puede costarle caro si no llega una rectificación.

Mientras en Arlington, donde las lápidas lucen el símbolo de la religión de cada muerto, flores, banderas y velas se apilan sobre la tumba de Humayun Khan, iluminando la media luna tallada junto a su nombre. Así homenajea América a su héroe. Al que salvó la vida de sus compañeros en Baquba, y al que quizá más haya contribuido a acabar con la vida política de Donald Trump.

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