1. ¿Cuándo fue la última vez que te enamoraste? ¿Hace mucho? Lo nuevo de Todd Haynes intentará que todos esos recuerdos te golpeen de frente.
2. Carol adapta El precio de la sal, novela lésbica de una tal Claire Morgan que no es otra que Patricia Highsmith relatando su vida y pasando la censura.
3. Phyllis Nagy elabora el guión para Haynes, que a su vez adapta el resto de elementos para dar rienda suelta a sus intereses como creador.
4. Y es en su puesta en escena, en el uso del Technicolor, en sus logros puramente formales donde deberemos rendirnos como espectadores.
5. Esta es una de esas veces que la expresión El todo es más que la suma de sus partes se manifiesta claramente. ¡Y menudas partes!
6. Carol es el reverso de lo retratado en Lejos del cielo. De amas de casa sometidas a mujeres que tienen a hombres, literalmente, a sus pies.
7. Eso sí, Rooney Mara hace de colegiala timorata y la magnética Blanchett de benefactora con perlas y abrigo de visón. Depredadora bajo las pieles.
8. Pese a que ambas están poderosísimas y magnéticas, ni Blanchett ni Mara compiten por dominar la pantalla. Un tándem actoral de ensueño.
9. Ambas poseen, gracias al detallismo y la sensibilidad clasicista de Haynes, más chic que el que ostentó la mismísima Audrey Hepburn.
10. Y la cámara flota al igual que el deseo de Mara en un juego de espejos a dos en el que se sublima el melodrama. El amor como única vía posible.
11. Su diseño, más que representar un escenario real, parece el catálogo de las esencias vintage que conforman nuestra imaginería de los 50.
12. Que hasta el sucio de los cristales de los coches sea elegante deja claro que esto ha sido un festival para el departamento de arte. El lujo soberano.
13. Nadie se mesa el pelo o se incorpora del suelo con más sofisticación que la señora Blanchett. Tremendo estudio de la estética del gesto.
14. Se acarician los objetos dentro de la pantalla de la misma forma que se acarician los cuerpos desde el otro lado de ella.
15. Cuando ser una subversiva significaba tomar Martinis en clubs de jazz y conducir Cadillacs descapotables… Hasta Mad Men parece un poco vulgar.
16. Problema: los sujetos acaban fetichizados, y con ellos la propia feminidad normativa. Lo ve Mara, ellas no son como esas otras marimachos.
17. Sé lo que estás pensando. ¿La escena sexual es como La vida de Adele? Para nada, pero sigue habiendo un sesgo de mirada masculina. Se siente.
18. Y esto nos lleva a que no se ha logrado captar la profundidad psicológica del relato de Highsmith. El amour fou se nos diluye en los encuadres.
19. Al final el punto de vista crea un muro conservador y cerebral que evita que logremos imbuirnos del todo en esta exploración de lo sensual.
20. Como en la juguetería de la película, estos personajes son dos muñecas a vender por el maestro de ceremonias. Placer visual sin cortar. 100% pureza.