Son las mejores del año. Al menos para la Academia de Hollywood, que las ha escogido entre las finalistas al Oscar a la Mejor película que se entregará el próximo domingo. La crítica se ha rendido a sus pies, pero ninguna de ellas es infalible y a todas se las puede buscar las cosquillas, sus puntos débiles. Esos por los que no se merecen el premio con el que tanto sueñan.
Da igual que sean directores ya consagrados como George Miller o novatos como Lenny Abrahamson, todos van a pasar por esta escabechina para encontrar lo peor de las favoritas al Oscar (las cinco que también optan al premio al Mejor director).
'El renacido', qué bonita, qué intensita
Después de ganar el año pasado por Birdman, el mexicano Alejandro González Iñárritu, vuelve a ser el gran favorito después de llevarse el premio del Sindicato de Directores, el Globo de Oro y el Bafta. Lo es por una película sobre la venganza de Hugh Glass, un trampero abandonado a su suerte en la montaña y que sufrirá mil perrerías hasta terminar su misión. Más de dos horas y media necesita Iñárritu para contarnos una historia a la que le sobra metraje y grandilocuencia a raudales. Pero claro, si cada gota que cae, cada hoja que se mece y cada amanecer tienes que captarlo como si te fuera la vida en ello la duración se te va de las manos.
La película es técnicamente perfecta… y ya. En cada plano se nota las ganas de Iñárritu de trascender, de demostrar que es un genio del cine, el crack. Quiere otro Oscar y todos los que puedan caer. Si Biutiful era una sucesión de desgracias lo de El renacido no se queda atrás. A DiCaprio le ataca un oso (ojalá se lo hubiera comido y la película hubiera terminado antes), se cae por un barranco, por los rápidos de un río salvaje, gruñe y se arrastra como nadie. Él también quiere su premio.
Lo peor es cuando la película se pone pretendidamente poética, con sueños, delirios y voces en off que parecen recortes del peor Terrence Malick.
'Spotlight', tan clásica que aburre
La gran favorita de la crítica, aunque en los premios de los sindicatos se haya desplomado, es este filme sobre la investigación periodística del Boston Globe que destapó el caso de pederastia en el seno de la Iglesia y que dio la vuelta al mundo. Una película que apela a clásicos como Todos los hombres del presidente y… que podría haberse hecho hace 30 años perfectamente. Huele a naftalina.
Una película tan competente y tan correcta como poco arriesgada. El director Tom McCarthy queda tan en un segundo plano que Spotlight podría haberla firmado Emilio Martínez Lázaro con los mismos resultados. No hay rastro autoral en ella.
Eso sin contar que dos de sus actores están nominados por interpretaciones del montón. Como Rachel McAdams, que se ha sacado una candidatura por agarrarse el mentón y hacer como que todo lo que escucha es muy interesante.
'La gran apuesta', ¿puede la crisis ser pop?
Toca reírse de la crisis. Ahora que parece que empezamos a sacar cabeza vamos a desdramatizar. Para ello nada mejor que el libro que Michael Lewis dedicó a esos visionarios que predijeron que todo el sistema se caía a trozos. Fueron tomados por locos, por lo que decidieron apostar en contra y se forraron.
Y para contar todo esto Adam McKay se pasa de modernete y lo envuelve todo en un montaje frenético y pop lleno de esos recursos que tanto gustan a los jóvenes. Monólogos a cámara, voz en off llena de 'mala leche' y cameos 'meta' para una crítica feroz que termina sonando hipócrita, porque no es más que una película hecha por una 'major' dentro de una de las industrias más feroces y salvajes que existen: Hollywood.
Ah y que alguien le diga a Christian Bale que como se desmadre un poco más se va a convertir en el nuevo Nicolas Cage.
'Mad Max', nada más allá del Valhalla
Piensen en la persecución final de cientos de películas de acción. Esa escena cumbre de 15 minutos que te deja boquiabierto y que cierra el filme de forma ejemplar. Ahora imaginen que esa escena dura dos horas y que no hay nada antes ni después. Así es Mad Max: Furia en la carretera. El despiporre, la locura, el ritmo más frenético y… la nada. No queda nada después de que la película acabe más que el mismo disfrute que uno siente cuando se monta en una montaña rusa.
Que sí, que mola mucho el guitarrista que echa fuego, Charlize Theron rapada y manca, y las escenas de acción, pero se acaba haciendo pesada y la historia es bastante ridícula. Además nos la han colado vendiendo una historia feminista de liberación de la mujer y nadie se ha parado a cuestionar por qué todas ellas son top models que salen medio desnudas toda la película.
'La habitación', dos películas en una
Los responsables de La habitación tendrían que haber hecho una operación 'Kill Bill' y partir la película en dos. La primera, todo lo que transcurre dentro de esa habitación, ganaría todos los premios. La segunda iría directa a DVD. Es tan significativo el cambio y el bajón que pega la película a la mitad, que uno se queda con la sensación de oportunidad perdida.
Incluso Brie Larson, favoritísima para el premio a la Mejor actriz, termina por perder los papeles de su actuación en esta segunda parte que casi echa por tierra lo conseguido anteriormente. Lenny Abrahamson se muestra más efectivo al tratar con sutileza la lucha de esta madre para hacer que su hijo no se entere de nada que cuando los personajes tienen que expresar en voz alta sus sentimientos.
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