El Festival de Cine de San Sebastián cumplía este año 65 años. 65 años de películas, de premios y de historias, pero también de una herencia machista que ha arrastrado en todas las ediciones y que hoy ha tocado fin. Como si de una maldición se tratara, el Zinemaldia sólo había premiado a una mujer con la Concha de Plata a la Mejor dirección. Fue la china Xu Jinglei en 2004. Da igual que por aquí hayan pasado realizadoras como Icíar Bollaín, ninguna había roto ese techo de cristal que las impedía llevarse uno de los premios gordos del palmarés.
Ha tenido que llegar una mujer argentina, valiente y con un cine comprometido, para acabar con el heteropatriarcado de este festival. Anahí Berneri es una vieja conocida del certamen, casi todas sus películas han pasado por la Sección Oficial. Siempre con buen recibimiento, pero nunca con un final tan feliz como hoy, cuando su drama sobre la prostitución Alanis, ha hecho historia con el premio a la Mejor dirección, pero también a la mejor actriz. La presencia de las mujeres en el palmarés de San Sebastián suele ser tan escasa que hasta el jurado anunció el premio de Berneri como el primero para una mujer
Fue la productora argentina Paula Vaccaro la que cometió el error y se mostró emocionada por anunciar el momento histórico. Pero daba igual una que dos, el dominio del cine hecho por hombres ha sido apabullante, y de hecho la realizadora dedicaba su premio a todas las mujeres. Las redes sociales también se convirtieron en un hervidero de mensajes destacando que, por fin, se había logrado y que había sido una espera demasiado larga, como dijo la actriz Leticia Dolera, una de nuestras intérpretes más comprometidas con la igualdad de género.
Me ha sorprendido para mal ser la primera en ganarlo, porque somos muchas las que merecemos este premio. Para mí es un orgullo y una responsabilidad
Anahí Berneri se ha mostrado exultante en la rueda de prensa posterior, y ha expresado que se ha “sorprendido para mal” por ser una de las dos únicas mujeres en lograrlo. “Por aquí han pasado grandes directoras, hemos sido muchas las que merecemos este premio, y es un orgullo y una responsabilidad haber ganado con esta película que habla de la prostitución y de una mujer que no se victimiza, sino que toma decisiones sobre ella y sobre su propio cuerpo”, ha añadido.
Alanis es la historia de una joven prostituta, madre de un bebé al que aún da el pecho, y es una denuncia a la situación de la prostitución en su país, donde es perseguida y "hay una persecución institucional para esconderla, hacerles desaparecer, que es lo mismo que hacer desaparecer la pobreza", como explicó en la presentación del filme en San Sebastián en los primeros compases de la competición.
Quiere que su cine, comprometido y siempre con un componente político y social, hable por ella, y por eso destaca autodenominarse como feminista porque no entiende el término actualmente. "Yo no soy feminista militante, milito con mi trabajo. No sé qué es hoy el feminismo pero sí sé qué es hablar de género y todas mis películas hablan de eso. Sé que debo hacer visibles los problemas de las mujeres, pero también en relación con los hombres, porque de lo que estamos hablando es del poder", afirmaba Bernerí en una entrevista con Efe.
El Festival San Sebastián, que fue criticado al anunciar su sección oficial por no incluir ninguna mujer española y sólo cuatro luchando por la Concha de Oro, entona el mea culpa con un palmarés en el que muchas mujeres han recibido alguna mención a su trabajo. Marcela Said se llevó el primer premio en Horizontes Latinos y en la rueda de prensa posterior dejó claro que las mujeres “se han cansado de planchar y ahora hacemos cine”, dejando claro que las cosas han cambiado y que es su momento. Además, María Meira se ha hecho con la mención al Mejor guion por su trabajo junto a Diego Lerman en Una especia de familia. Cine sudamericano político y hecho por mujeres que ha dado una lección de feminismo al Zinemaldia y a todos los festivales de cine.