La Madama de Silgar: la embajadora de Sanxenxo está de aniversario y esta es su historia
Entre las décadas de los 80 y 90 se presentaron varios proyectos para dotar a Sanxenxo de un emblema propio, entre ellos el de una réplica de la "Sirenita de Copenhague" o una fuente luminosa. Finalmente, fue el escultor Alfonso Vilar el encargado de coronar O Corbeiro con su escultura el 30 de abril de 1995
30 abril, 2021 06:00La mañana del 30 de abril de 1995 fue la fecha elegida (en su segundo intento) para la coronación de O Corbeiro con el que acabaría siendo el símbolo indiscutible de Sanxenxo: la Madama de Silgar. La que hoy se presenta como la embajadora de la capital turística de las Rías Baixas, en su día despertó entre vecinos y foráneos un rechazo e interés a partes iguales, con polémicas repartidas entre sesiones plenarias y debates a pie de calle.
Por aquel entonces el gobierno local lo encabezaba el socialista José Luis Rodríguez Lorenzo, que más de dos décadas después echa la vista atrás para recordar esos días en los que Sanxenxo todavía no tenía un emblema propio. "La Madama tuvo muchos detractores. Bueno, muchos tampoco…Pero para mi, tuvo su éxito y eso no hay quien se lo saque", asegura. La presentación en sociedad de la dama de Sanxenxo congregó a cientos de curiosos aquella tarde de finales de abril. Pocos de los allí presentes podían imaginar que esta figura de bronce, situada en una particular roca a escasos metros de la playa, llegaría a tener la popularidad que tiene hoy en día. Hasta el propio ex regidor confiesa que aunque en aquel momento "buscaba que tuviese esa repercusión" siempre le quedaba la duda sobre su futuro.
De hecho, la vida de la Madama podría haber sido mucho más efímera si Guisasola Gorrity (alcalde de Sanxenxo en dos ocasiones) hubiese llegado al mando del ayuntamiento un tiempo después. "Pensé que incluso se podría llegar a sacar", afirma Rodríguez, ya que tal y como recuerda, el propio Guisasola en la campaña del 99 "dijo que si entraba en el gobierno la retiraría". Pese a sus difíciles y controvertidos inicios, la Madama de Silgar sigue siendo 26 años después el principal sello de identidad de Sanxenxo.
El emblema que pudo haber sido y no fue
Aunque hoy en día es casi inimaginable pensar en Sanxenxo sin su dama de bronce, la realidad es que antes de que su silueta fuese siquiera concebida se barajaron otros tantos proyectos para ocupar el característico emplazamiento. En aquellos años, según recuerda el ex alcalde José Luis Rodriguez, Sanxenxo era "un municipio triste, sin bandera ni escudo", y la búsqueda de un emblema para la localidad empezó a ser un tema recurrente en las asambleas de gobierno ya en la década de los 80.
Sin ir más lejos, en el año 1985, los por aquel entonces concejales, Manuel Camiña y Alfonso García habían presentado una moción que rápidamente cayó en el olvido: la instalación de una réplica exacta de la "Sirenita de Copenhague". La idea de colocar en Silgar una hermana gemela de la famosa estatua no caló entre los presentes, ni tampoco entre la opinión pública, que no veían con buenos ojos el adoptar el símbolo de otra ciudad como propio. En la moción, los partidarios de este plan defendían un hermanamiento con la ciudad más poblada Dinamarca; e incluso llegaron a proponer el invitar a una delegación del país, agencias de viajes y a la propia prensa a una gran inauguración, con actos folclóricos con representación de ambos países.
Tiempo después, con la propuesta de la sirenita ya del todo difuminada, otro de los proyectos más sonados, y también polémicos, fue el de una fuente luminosa para la playa de Silgar. Pero no una fuente cualquiera, sino una monumental estructura, situada a unos 100 metros de la orilla, que podría ser divisada desde diferentes puntos de la ría. Esto sería posible gracias a un chorro central que alcanzaría los 35 metros de altura, lo equivalente a unos 12 pisos, y que estaría rodeado por otros seis caños con una presión de agua de otros 12 metros. De haberse llevado a cabo, el ambicioso proyecto, presentado en el verano del 89, habría costado al gobierno de Guisasola Gorrity ―y poco después, tras una moción de censura, al de Elisardo Balboa― la friolera de 50 millones de pesetas. Una cifra faraónica, sobre todo si la comparamos con los cerca de 8 millones que costó la Madama de Silgar.
A estos singulares planes se sumaron otros que, aunque finalmente no llegaron a buen puerto, se mantienen en la memoria del ex alcalde Rodríguez Lorenzo. Como aquella petición del actor madrileño Manolo Morán, asiduo veraneante del municipio (conocido por películas como Bienvenido, Mister Marshall y Manolo, guardia urbano), que "llegó a ofrecer su propio cruceiro" para instalar en la roca de O Corbeiro.
Alfonso Vilar y su dama de O Corbeiro
Caprichos del azar, o quizás del destino, finalmente fue el escultor de Vilalonga, Alfonso Vilar Lamelas (1927-2011), el que tuvo en sus manos el poder de modelar el que sería el símbolo identitario del municipio. En la cabeza de José Luis Rodríguez todavía resuenan con total nitidez las palabras que el artista le dijo la primera vez que fue a verle con su propuesta: "Esa roca la puso ahí Dios para que yo ponga mi escultura". Y es que para Vilar Lamelas, la Madama de Silgar era ―aún sin poder imaginárselo― el culmen de su obra escultórica, que todo hay que decir, realizó de manera altruista. Apenas unos días le llevó al artista preparar un bosquejo de la escultura para entregar al ex regidor, que todavía conserva el dibujo: "seguramente sea el único boceto hecho a mano por él, en un A4 y con su firma".
Cuando arrancó el proceso de creación y la obra de Vilar Lamelas ya era una realidad, muchas fueron las voces que se alzaron contra la colocación de cualquier figura o escultura en la roca de O Corbeiro, defendiendo la importancia de este lugar como hábitat natural de aves y otras especies marinas. Otra de las polémicas a la que tendría que hacer frente la dama de bronce estaría ligada a su altura. La crispación entre la oposición por este motivo era tan grande, que incluso llegó a ser tema de debate en un pleno del ayuntamiento. El resto de corporaciones defendían que "se había acordado una figura de 3 metros y se estaba haciendo otra", recuerda el ex regidor. El artista, que había asistido a la reunión, contemplaba la barbarie verbal que se estaba llevando a cabo aquel día con absoluta quietud. Sólo al terminar se dirigió al alcalde y le espetó sin miramientos, según recuerda el propio José Luis: "no tenéis ni puta idea de lo que es el arte".
La clave de la discusión se hallaba en la proporción de la figura, en la realidad ligeramente encorvada. Alfonso Vilar recordó como ya los egipcios, y después los griegos, se guiaban por la altura de la cabeza como unidad de medida para que les sirviese de referencia. Así, en términos absolutos, el artista mencionaba siempre la altura de la Madama si ésta estuviese completamente erguida, de ahí la confusión. Aunque lo cierto es que, proporciones o no, el escultor se dio la licencia de hacer crecer su figura femenina un poco más allá (casi el doble) de lo acordado.
Con la obra tomando forma, "Alfonso nos pidió que bautizáramos a la figura", recuerda José Luis. Para dicha tarea, el gobierno local consultó a varios catedráticos y profesores de la Universidad de Santiago de Compostela, que sugirieron acudir a la mitología de Galicia para designar a la escultura. En muchas zonas del territorio gallego existen, en la creencia popular, unas mujeres conocidas como "Encantos, Mouras o Madamas", relacionadas con la noche, la luna y el agua. Y de este pasado legendario surgió el nombre de la Mamada de Silgar, como un símbolo que comprende toda la belleza del mar.
Un intento fallido y una inaguración in extremis
No fue hasta el momento de estar ubicada encima de O Corbeiro, que la lona que cubría a la Madama de Silgar fue retirada para expectación de los vecinos y curiosos que observaban desde primera línea de playa. La majestuosa figura de Vilar les costó a los trabajadores de la época hasta dos despliegues diferentes para lograr ser depositada en el lugar que la acompaña desde hace ya 26 años.
El primer intento se llevó a cabo a bordo del Serén, pero las condiciones climatológicas de aquel día impidieron al buque local llevar a cabo la hazaña con éxito. Con toda la urgencia, contactaron con un equipo de A Coruña para poder llevar a cabo la instalación. "Llegaron con un camión-grúa que metieron en el barco el mismo día de la inauguración, el 30 de abril", rememora el ex alcalde. Para José Luis Rodríguez, en aquel momento, no cabía la posibilidad de tener que pasar por un tercer intento: "joder, la placa pone abril, tenemos que inagururla ya. Pasado mañana no puede ser ", revive entre risas.
Otra de las dificultades añadidas pasaba por reforzar la base de la figura para que ésta pudiese soportar los temporales y las embestidas del mar. " Yo hasta pensé: ¿esto no caerá?", confiesa el ex regidor. Sin embargo, su escultor ya había tenido en cuenta el factor climatológico y su ubicación. Así, la Madama de Silgar tiene camufladas en su interior varias barras de hierro que recorren su cuerpo hasta la roca. Los operarios no tuvieron más que soldar esas piezas con otras previamente introducidas en el pedestal unos días antes. "La figura, todo hay que decirlo, tuvo críticas de que si había costado mucho. Todo el mundo después, sobre todo los que entienden, reconocen que la figura fue muy barata", explica José Luis. "Y yo creo que parte del éxito de la Madama es estar situada donde está", sentencia.
La hermana de fundición de la Madama está en Portonovo
Hay una anécdota muy poco conocida, y cuanto menos curiosa, que atañe a la estatua de la Peixeira, en Portonovo, y a la Madama de Silgar. "Cuando yo salí alcalde la estatua de la Peixeira no estaba puesta ahí ―refiriéndose al mirador donde se ubica actualmente, junto a la playa de Caneliñas― porque la habían roto los gamberros", recuerda José Luis Rodríguez. La escultura original, hecha en una especie de argamasa, era también obra del escultor Alfonso Vilar y se había colocado bajo el mandato de Leopoldo González Agís.
Rodríguez Lorenzo convenció al escultor local para que hiciese una nueva figura en bronce, porque de no ser así "era una obra suya que se perdía". De ese modo, aprovecharon que Fundiciones Rey, en Vilagarcía de Arousa, estaba preparando la colada de bronce de la Madama para reservar una parte a la nueva Peixeira."Resumiendo, la Madama y esa figura son hermanas en el sentido de que están hechas con la misma colada", relata José Luis.
La retahíla de pequeñas desgracias en torno a la figura de la Peixeira no termina con la destrucción de la obra original. El día de la inauguración de la nueva figura, el 27 de noviembre de 1994, Rodríguez recuerda que habían encargado el reportaje de fotos a un asiduo de la prensa local. "A la vuelta para Pontevedra se pegó una leche con el coche que se le abrió la cámara y nos quedamos sin una foto", rememora. La única imagen que se conserva del acto es del alcalde de espaldas con la figura de A Peixeira, cedida por Carmen Vilar, hija del escultor, al propio José Luis Rodríguez.