Quién fue José Policarpo Sanz, el hombre que legó su fortuna a la ciudad de Vigo
Su donativo permitió construir un instituto y un hospital, así como también cedió su colección personal de arte con más de cien obras de gran valor ¿Sabes quién era este filántropo, convertido en vigués adoptivo?
18 abril, 2021 06:00Son muchas las figuras que ponen nombre a las calles de la ciudad de Vigo, sin embargo, de pocos se conoce su historia y legado. Este es el caso de José Policarpo Sanz, nacido en Marín en 1841 y cuyos restos descansan en el Cementerio de Pereiró, ya que es considerado un "vigués adoptivo" indudable.
José Policarpo Sanz Soto no nació en Vigo, sin embargo, su madre, Antonia Soto Díaz, era viguesa y él pasó su infancia en la ciudad olívica, con la que siempre mantendría un lazo de unión, igual que con Galicia. A pesar de haber pasado gran parte de su vida en Cuba y Estados Unidos, tras su muerte en París, su cuerpo fue trasladado a Vigo para ser enterrado en el antiguo cementerio Picacho.
En el testamento de este filántropo, mecenas y amante del arte, había un hueco especial para Vigo, ciudad a la que legó una gran fortuna. Aunque, por supuesto, con varias condiciones.
El indiano
Retrocediendo en el tiempo, a muchos años antes del fallecimiento de Policarpo, nos encontramos con un joven José que, recién cumplida la mayoría de edad, emigraba a la Habana, Cuba, como otros muchos de su época, en la segunda mitad del siglo XIX. Con intención de buscarse la vida, no tardo mucho en hacerse un hueco y comenzar a amasar dinero.
En un viaje a Nueva York el marinense conocería a la que fue su gran amada hasta sus últimos días, Irene Ceballos. Gracias a Irene, heredera de una gran fortuna, se asentarían las bases de la riqueza que la familia Policarpo Sanz iría acumulando con el paso de los años. Y es que, los contactos mercantiles y el dinero de los Ceballos harían que Policarpo se convirtiese en un imponente hombre de negocios.
También, instado por su mujer, Policarpo se haría con una inmensa colección de obras de arte, con importantes cuadros de pintores flamencos, franceses y españoles.
Aún a caballo entre la Habana y Nueva York, Policarpo nunca se desvincularía de Galicia. Formaría parte de la primera sociedad de emigrantes gallegos del mundo, la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Galicia, fundada en 1871, en la que también se encontraban otros grandes ricos de la época como García Barbón.
La vida de José Policarpo Sanz sería muy corta, puesto que sin haber cumplido los 50 años descubría que padecía una grave enfermedad, que le quitaría la vida rápidamente. Siendo consciente de ello, volvió a Europa, instalándose en Paris, ciudad donde moriría al poco tiempo.
El mecenas
Pero su importante labor filantrópica como mecenas de Vigo culminaría cuando, en el momento de hacer su testamento en 1988, José Policarpo Sanz decidió legar toda su fortuna a la ciudad de Vigo, así como donar su gran colección de arte en el momento en el que su mujer, su única heredera, falleciese.
Las condiciones que impuso Policarpo lo honraron todavía más. Impuso que con su dinero se construyese el primer instituto de la ciudad de Vigo, que tendría que ofrecer una enseñanza completamente gratuita a sus estudiantes. Así se hizo, años después de fallecer Irene en 1935, comenzaría a construirse el Instituto Santa Irene. Este centro supuso una importante mejora en la escolarización de la ciudad.
En su testamento también señalaba que quería que el resto de su fortuna fuese destinada a la construcción de un Hospital de Caridad.
Otra de sus importantes aportaciones a la ciudad fue la, ya mencionada, donación de su colección personal de pintura. El mecenas señaló que quería que las obras fuesen expuestas en el propio instituto, sirviendo así también como Museo de Vigo. Además, remarcaba que la entrada tenía que ser libre, tanto para ciudadanos como para forasteros.
Actualmente, los cuadros se encuentran en el Museo Quiñones de León, en Castrelos. Gracias a la donación de Policarpo Sanz, este museo dispone de una extensa colección, una de las más completas. Entre las más de cien obras de pintores holandeses, franceses, italianos y flamencos, se encuentran unos cuadros que algunos expertos aseguran que son de Goya, auténticos.
José Policarpo Sanz regresa a Vigo
Aunque José Policarpo Sanz Soto hacía alarde de un carácter ahorrador y austero, y remarcó que quería que su funeral se celebrase "con la mayor de las modestias, cuando falleció, el 9 de septiembre de 1889, Irene Ceballos se puso en contacto con el Concello de Vigo para traer sus restos mortales desde París y llevar a cabo un entierro consecuente con sus donativos.
El deseo de Policarpo era ser enterrado en la que consideraba su ciudad, en el cementerio Picacho. Y así fue. El mecenas tuvo un recibimiento por todo lo alto, la ciudad entera estaba de luto, y la melancolía bañaba el ambiente; tras recorrer la ciudad en una lujosa carroza, finalmente se enterró a José Policarpo Sanz Soto en el Picacho. Posteriormente sería trasladado al Cementerio de Pereiró, donde descansa actualmente.