De presidente del Puerto a alcalde de Vigo: Los proyectos olvidados del urbanismo de Abel Caballero
Antes de ser alcalde, Caballero fue presidente de la Autoridad Portuaria y pasó a la historia tras hacer dos propuestas que nunca se llevarían a cabo por ambiciosas, costosas y complejas
28 junio, 2024 05:00Corría el año 2007 y un (no muy) joven Abel Caballero ganaba por primera vez unas elecciones municipales en Vigo, que le depararían una larga vida política al mando de la ciudad. A pesar de que él todavía no lo sabía, el alcalde socialista se convertiría en uno de los grandes transformadores de la urbe olívica, de la mano de proyectos como el ya conocidísimo Vigo Vertical, entre otros.
La nueva estación de tren, junto al centro comercial Vialia, es otra de las grandes obras de Caballero, que ya cuando accedió al cargo convenció al Ministerio de Fomento de la necesidad de que Vigo necesitaba un tren de alta velocidad y que éste tenía que llegar en túnel a Urzáiz. Desde el primer anuncio de la llegada del AVE a Vigo, que el entonces ministro de Fomento, José Blanco, prometió para 2012, ha pasado más de una década, pero Abel Caballero no ha parado de transformar Vigo en multitud de aspectos.
La rehabilitación del Casco Vello, la creación de varias sendas peatonales en espacios naturales de la ciudad e incluso la reforma de la zona de Samil son otras de las grandes obras que Abel Caballero ha impulsado para transformar Vigo. Sin embargo, el alcalde no ha tenido suerte en todos sus empeños, como recordaba hace unos días Erik Harley tras su visita a Galicia, sino que cuenta con un amplio catálogo de renders que, afortunadamente, nunca llegaron a hacerse realidad.
El Puerto que no pudo ser
Probablemente muchos vigueses hayan archivado al fondo de su memoria el hecho de que Abel Caballero, antes de ser alcalde, fue presidente de la Autoridad Portuaria de Vigo. Fue en esta época en la que presentó sus dos planes urbanísticos más ambiciosos y, por suerte para la ciudad, fallidos: el Centro Beiramar y el Peirao XXI.
En el año 2005, Caballero era nombrado oficialmente presidente del Puerto de Vigo, donde desembarcaría tras la partida del popular Julio Pedrosa. Aunque Abel solo estuvo dos años al frente de la institución, hizo historia proponiendo dos de las actuaciones más costosas y polémicas de su carrera política. El primero de los grandes proyectos transformadores de la fachada marítima viguesa era el Centro Beiramar: "el principal centro de negocios del norte peninsular", como afirmaba el hoy alcalde en la prensa.
Caballero propuso en el marco de este proyecto la construcción de una piscina olímpica, una pista de hielo, una biblioteca, un jardín botánico, cines e incluso un planetario, todo ello en las inmediaciones del actual Auditorio Mar de Vigo (que ya estaba proyectado y adjudicado). El gran edificio central, diseñado por Árgola Arquitectos, sería una impresionante fachada de cristal que Vigo ofrecería al mar. Todo el proyecto se presupuestó en 134 millones de euros.
El entonces presidente del puerto explicaba que se peatonalizaría un total de 14 kilómetros de la avenida Beiramar, desviando el tráfico rodado a un gran túnel subterráneo al más puro estilo M-30. El proyecto, ambicioso y revolucionario, no llegó a iniciarse debido a los problemas para negociar con las empresas que ocupaban los terrenos, concesionarias del Puerto de Vigo: 22 empresas ocupaban las 16 naves que Caballero quería demoler para contruir este imponente complejo.
La segunda de sus grandes ideas tuvo que ser "descafeinada" por su sucesor, el también socialista Jesús Paz Arias, que se vio en la obligación de rebajar las expectativas del denominado Peirao XXI. Este gran proyecto, diseñado por Jean Nouvel y presupuestado en nada menos que 268 millones de euros en 2007, pretendía "acercar el puerto a la ciudad y la ciudad al puerto".
La iniciativa diseñaba un renovado puerto que dejaría de ser un espacio independiente con un desarrollo urbanístico independiente, acercándose a la ciudadanía. El distintivo del diseño de Nouvel era una alta torre al final de un gran espigón que albergaría un hotel, un restaurante panorámico y un espacio de oficinas. Como con el Centro Beiramar, se preveía también la creación de un centro de talasoterapia, un museo, una piscina y jardines, además de una zona de hostelería.
Más de 17 años después de aquellas dos propuestas, Caballero ha recuperado única y recientemente la posibilidad de alargar el túnel de Beiramar, aunque sin la propuesta de construir un planetario o una piscina olímpica sobre él.