Zaragoza restaura la icónica escultura de El Alma del Ebro de la Expo 2008: "Necesitaba una actuación completa"
- La empresa Estudio Zararte se está encargando de llevar a cabo los trabajos de limpieza y repintado. También se eliminará la vegetación existente.
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El tiempo pasa para todos. También para los iconos de la Expo 2008, y El Alma del Ebro, la inconfundible escultura de Jaume Plensa situada frente a la fachada principal del Palacio de Congresos de Zaragoza, no es una excepción. Por eso, estos días se está sometiendo a una intensiva puesta a punto, la primera desde que terminó la muestra internacional.
En ello están desde el lunes cuatro trabajadoras de Estudio Zararte, empresa que se ha hecho con el contrato lanzado por el Ayuntamiento de Zaragoza por 10.789 euros, IVA incluido, y que próximamente restaurará la fuente de las aguadoras, en Las Fuentes, y el monumento del Justicia.
Las primeras tareas están consistiendo en hacer una limpieza de la suciedad superficial. Al ser un monumento exterior tenía “muchas alteraciones por los factores meteorológicos, la polución, el viento y la lluvia”, explica Pilar Pérez Narciso, Unidad Técnica de Restauración del Servicio de Cultura.
Aunque el soporte, de acero inoxidable, está recubierto con pintura de poliuretano, lo que le hace “más resistente a la intemperie”, el hecho de que en estos 16 años no se hubiese hecho una intervención integral se empezaba ya a notar. “Sí se había hecho alguna puntual, sobre todo en la zona inferior, pero necesitaba de una actuación más completa”, afirma la técnico municipal.
A todo esto hay que añadir pinturas vandálicas y pegatinas que han tenido que ser retiradas mecánicamente. “Luego vendrá una segunda fase de reintegración cromática en las zonas en las que hay pérdidas de pintura”, completa. Esto se nota, sobre todo, en dicha parte inferior debido a los golpes y a los roces: “Es una escultura que invita a que la gente se suba, desgraciadamente. Aprovechando la instalación de medios auxiliares también se hará una revisión del estado de las soldaduras con el objetivo de comprobar y garantizar que la escultura está estable”.
Con la restauración también se eliminarán las plantas que crecen en la base, un mal común para los monumentos instalados en la vía pública. “Se aplicará un herbicida y, posteriormente, se eliminarán mecánicamente las plantas y se sellarán las oquedades para evitar que vuelvan a salir”, indica.
La principal dificultad radica en la altura de El Alma del Ebro, nada menos que once metros. La morfología de la escultura también da un extra de complejidad a la actuación, ya que presenta una infinidad de recovecos y obliga a ser especialmente minuciosos. “Hay que trabajar desde el exterior y el interior para que las letras y los laterales queden bien limpios. Hay que ir una por una y utilizar una plataforma elevadora para llegar a las zonas de difícil acceso”, apunta Pérez Narciso.
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El pliego de condiciones daba un mes para terminar la intervención, pero la previsión es acabar antes, ya que el equipo, inicialmente restringido a dos personas, se ha ampliado hasta las cuatro.
Otra particularidad es que para reintegrar las pérdidas existentes en las zonas inferiores se recurrirá al material original, utilizando los mismos materiales y el mismo tipo de pintura que la empresa que se ejecutó El Alma del Ebro ideada por Jaume Plensa.
Para la técnico, lo ideal sería hacer un mantenimiento frecuente de este tipo de esculturas. Esta es, de hecho, una de las principales funciones del Servicio de Cultura, pero el elevado número de monumentos instalados en la ciudad hace que sea materialmente imposible. En todo caso, la intervención integral que ahora se está ejecutando junto al Palacio de Congreso hará que ya no sea necesario actuar el año que viene. “Habrá que ir viendo cómo va evolucionando. Una vez al año habría que hacer alguna limpieza, aunque no creo que en 12 meses se acumule tanta suciedad”, expone.
Hasta que terminen los trabajos, el perímetro de la escultura permanecerá vallado para garantizar la seguridad de las personas que trabajan allí y los peatones.
Para Zararte, esta no es ni mucho menos su primera restauración. Covadonga Menéndez, administradora del estudio junto a Ana Martín, cuenta que llevan ya “mucho tiempo trabajando con el Ayuntamiento haciendo mantenimiento de escultura urbana de pequeño formato”. “Cuando salió esta licitación, nos apeteció. Queríamos hacer actuaciones de mayor envergadura”, señala.
Sus últimas intervenciones han sido en el busto dedicado a Mauricio Aznar, junto al Canal Imperial, y en el de Miguel Allué Salvador, en el cruce entre la avenida de Goya y el paseo de Fernando el Católico. “Lo hicimos como autónomas y este año ya nos hemos constituido como empresa para abarcar proyectos más grandes”, relata.
Como Pérez Narciso, apunta a la altura y “lo intrincado de la escultura” como principales dificultades. “Te obliga a acceder a todos los huecos para no dejar nada sin limpiar. Estamos acostumbradas a trabajar con andamios. También con grúas, aunque tienen sus hándicaps”, agrega.
Las labores continuarán de lunes a viernes, y el fin de semana se aprovechará para hacer una fotogrametría en 3D para documentar fotográficamente El Alma del Ebro en tres dimensiones. Una vez terminen continuarán con Las Aguadoras. Al estar a pie de calle no necesitarán tantos medios auxiliares, todo lo contrario que con la escultura del Justicia, para la que precisarán de un andamio con el que salvar sus 12 metros de altura.