Durante muchos años me he sentido atado de pies y manos, padeciendo el tormento y el sufrimiento de desconocer el valor de mi nación. Engañado, y con la venda puesta en los ojos, era incapaz de entender que vivía en el mejor país de la Tierra, que la Divina Providencia me había puesto aquí para cumplir una misión al igual que a todos los españoles.
España era para mí algo sin peso, sin valor, pero al final descubrí que me encontraba en el lugar de los elegidos. No era capaz de reconocer a mis enemigos que noche y día se atrevían a atacarme, a hacerme sentir un parásito por la sangre que corre por mis venas.
Pero tras ver la realidad con mis propios ojos, dejando atrás el dogmatismo imperante de las ideas izquierdistas que propagan la decadencia de nuestra nación, pude comprender que el enemigo no es solo externo, sino que está en el mismo cuerpo de nuestra España.
Los políticos han traicionado a nuestro pueblo. Nos quieren débiles, pusilánimes e incapaces de hacer nada por nosotros mismos. Nos quieren indefensos ante cualquier problema, y subvencionando a los mismos parásitos que nos traicionan están consiguiendo hacernos sus esclavos y comprar sus amados votos.
Hermanos españoles: me siento con la suficiente fuerza para proclamar cuáles son los traidores a nuestra patria que no andan en tierras muy lejanas. La Unión Europea es la mayor culpable de nuestros males. Esta infección moral al mando de una burócrata sin escrúpulos nos hace sacrificarnos por gentes que jamás dieron nada por nosotros.
¿Por qué tenemos que pagar con nuestra sangre los errores de estos hemipléjicos cerebrales? ¿Por qué tenemos que estar en peligro, sin luz por las calles y nuestras mujeres estar expuestas a todo tipo de violencias?
No olvidemos otro terrible enemigo que nos regala la Unión Europea con sus políticos migratorias: los narcotraficantes. El "narco" se está propaganado a gran escala por nuestro país, destrozando a nuestra juventud desde la base y creando una violencia jamás vista. Las calles de Madrid, Barcelona y Sevilla dejaron de ser seguras hace años. Los políticos títeres han permitido que este cáncer se extienda.
Despertemos a la realidad. Creo firmemente en nuestra fuerza moral, en la palabra para cambiar las cosas.